Se superaron las expectativas y Candelaria alcanzó ayer la friolera de 170.000 visitantes dispuestos en su mayoría, a rendir pleitesía a la virgen. A los tradicionales actos de cada 15 de agosto acudió el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, quien señaló que cada año pide a la Virgen "sabiduría" para equivocarse "lo menos posible" y que los ciudadanos del Archipiélago mantengan "la ilusión y la esperanza". "Que sepamos que las cosas pueden cambiar y que lo podemos hacer mejor. Este pueblo tiene mucho futuro y si mantenemos la ilusión y la esperanza, saldrán cosas buenas", aseveró el jefe del Ejecutivo regional.

Los miembros de la Asociación La Guanchería de los Realejos hicieron sonar sus tambores y chácaras desde primera hora de la mañana. Llegaron danzando hasta los pies de la Morenita. Corriendo lo hicieron los participantes en la Ofrenda Atlética a la Virgen de Candelaria. Cerca de 900 atletas recorrieron el trayecto entre el Parque La Granja de la capital tinerfeña y la villa mariana para ofrecer el ramo de flores a la protagonista de la fiesta.

Peregrinos llegados de todos los puntos de la isla hicieron lo propio. Patricia Martín y su compañero Tinguaro Méndez, llevaron a Gael -once meses- a conocer a su patrona. "Hace un año, estando yo embarazada, vinimos y le prometimos que si todo iba bien, volveríamos con nuestro hijo", afirmó la madre. Al filo de las 11 arribó un grupo de senderistas procedente de San Juan de la Rambla tras quince horas de camino.

En ese momento partió desde el Ayuntamiento la procesión, presidida por el primer teniente de alcalde, Jorge Baute. Además de Fernando Clavijo, tampoco faltaron a la cita las consejeras Rosa Dávila y Cristina Valido, el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso; la delegada del Gobierno del Estado en Canarias, Mercedes Roldós, o el alcalde de Teror, Gonzalo del Rosario, entre otros.

En la plaza tuvo lugar la tradicional parada militar y la entrega de la bandera a la alcaldesa de Candelaria, María Concepción Brito, que ejerció como representante del Rey de España. Después, la comitiva entró en la basílica, donde les esperaba el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez.

El prelado protagonizó momentos antes una de las anécdotas del día, al acercarse hasta un grupo de senderistas procedentes de la Guancha, a los que preguntó si se iban a quedar a la misa, ya que en sus camisetas llevaban serigrafiada la frase "Nos vamos". Los peregrinos tranquilizaron al obispo enseñándole el dorso de las camisetas en el que se completaba la frase con "...a Candelaria".

A las 12 comenzó la misa. A muchos fieles no les quedó más remedio que asistir de pie a la Eucaristía. Fue el caso de Pablo Delgado, que llegó desde Los Cristianos para rendir culto a la Candelaria. "Ella siempre me ayuda", confesó. El devoto trabaja desde hace 24 años en un centro para personas con discapacidad física. Ayer llegó en guagua con el objetivo de siempre: encontrarse con la virgen en un templo en el que aseguró sentir "una paz especial, como una liberación espiritual".

El obispo inició la eucaristía con un rotundo "ha llegado el día grande". Álvarez instó a los fieles a pedir "a la virgen un corazón nuevo. Uno que nos lleve siempre a hacer el bien". Concluida la misa, la imagen salió a la plaza, desde donde arrancó la procesión. Antes de devolver la imagen a la basílica, la banda Las Candelas interpretó el Himno de Canarias y el Himno Nacional.

La jornada matinal concluyó con la procesión cívica con el pendón hasta la sede del Ayuntamiento Viejo, mientras que la tarde noche finalizó con la ofrenda de flores a la protagonista de la festividad, acompañada de música en honor a la Virgen.

A pesar del calor reinante y del cansancio, los rostros de los que se acercaron hasta la imagen de la patrona eran el vivo retrato de todo lo que simboliza La Candelaria: una fe inquebrantable y la eterna esperanza de volver a ver el rostro de nuevo a La Morenita el próximo año.