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Nuevo siniestro cerca de las costas de Canarias

El buque británico a la deriva desprende humo tóxico en aguas internacionales

Capitanía Marítima decide que las maniobras de enfriamiento del carguero no se realicen en puerto

Imagen del carguero británico 'MV Cheshire', de 190 metros de eslora. LP / DLP

El carguero británico MV Cheshire, que navega sin gobierno a 92 millas al sur del Archipiélago en aguas internacionales con parte de sus 42.654 toneladas de fertilizante a bordo en combustión, desprende humo tóxico. Una subida anormal de la temperatura por causas que aún se desconocen durante la mañana del pasado sábado provocó una reacción química que obligó a evacuar a los 24 miembros de la tripulación. Capitanía Marítima de Las Palmas decidió ayer por la mañana que las labores de enfriamiento del buque, propiedad de la compañía Bibby Line Limited, no se hagan en puerto por el riesgo de exponer a la población a esa nube tóxica.

Ocho técnicos de la empresa norteamericana Resove Marine, procedentes de Noruega y Gibraltar, analizaron in situ la situación del carguero británico. La compañía estadounidense, especializada en accidentes de buques, fue contratada por la propietaria del granelero para que asista al Cheshire. Aproximadamente a las tres de la tarde de ayer, los especialistas llegaron al buque para determinar la solución al problema o dejar que la autocombustión se extinga por sí sola. Los técnicos, que se desplazaron en el remolcador de bandera panameña Red Sea Fos contratado por Resove Marine, no habían subido al granelero hasta la media tarde de ayer. En la zona también se encuentra el buque de Salvamento Marítimo Punta Salinas realizando tareas de vigilancia y preparado para actuar en caso de que sea necesario.

La propia compañía internacional noruega Yara, dueña del fertilizante transportado, ha enviado a varios representantes a Gran Canaria para ofrecer apoyo en el control de la situación y asesorar en el enfriamiento de la carga y en el manejo del producto. Una portavoz de la multinacional afirma que la prioridad en todo momento ha sido la seguridad de la tripulación.

El carguero británico, que zarpó el 5 de agosto de Yara Porsgrunn con Tailandia como destino y con 42.654 toneladas de fertilizante NPK en sus bodegas, tenía programado repostar en el Puerto de La Luz y de Las Palmas el pasado domingo. Un día antes, en cambio, el capitán del barco comunicó a Capitanía Marítima el incidente, por lo que el regulador del tráfico marítimo le pidió que se situara al sur de Gran Canaria para no poner en peligro a la población. El lunes, debido a la toxicidad de la columna del humo producida por la descomposición térmica del abono, Salvamento Marítimo utilizó dos helicópteros para evacuar a los tripulantes, que se encontraban en buen estado.

Una vez constatada la buena salud de los marineros, la multinacional con más de 15.000 empleados repartidos por todo el mundo confía en rescatar la mayor parte del cargamento posible. La compañía de fertilizantes subraya que el abono NPK no es peligroso pese a tener base de nitrato de amonio. El compuesto, como agente oxidante y comburente, se convierte en explosivo si se asocia con derivados del petróleo o se expone a altas temperaturas. Expertos consultados por este periódico explican que esa base, al estar unida a otros componentes -como el fósforo o el potasio-, anula su cualidad explosiva, la misma que llama la atención de bandas terroristas, como el Ejército Republicano Irlandés (IRA) o ETA para fabricar explosivos.

La combustión del fertilizante, según los especialistas, genera gases tóxicos con un alto contenido en óxido nitroso. Ahora bien, este compuesto se evapora rápidamente en la atmósfera y no alcanza a la costa canaria.

Tanto Capitanía Marítima de Las Palmas como la Delegación del Gobierno en Canarias apuntaron ayer que no existe ningún tipo de peligro para las costas del Archipiélago ni para la población, pues el carguero británico está navegando a la deriva en aguas internacionales a unas 92 millas (más de 170 kilómetros) del sur de Gran Canaria.

El subdelegado del Gobierno en Las Palmas, Luis Molina, descartó el hundimiento del barco y que se produzca un vertido contaminante al mar, pues la base del abono es hidrosoluble y no afectará al fondo marino. Desde Capitanía Marítima se subraya que no se permitirá que las labores de enfriamiento del carguero, en caso de que sean necesarias, se lleven a cabo en el puerto por los gases resultantes de la reacción química.

Desde este órgano se apunta, a su vez, que en caso de que la propietaria del granelero quiera reparar el buque en las instalaciones portuarias de la capital, será necesaria una inspección previa. Es decir, para que el Cheshire obtenga el permiso de entrada al puerto será necesario que una revisión certifique que no entraña ningún tipo de peligro.

Las bodegas cuatro y cinco son las más afectadas por la autocombustión. En la primera de éstas, incluso, la alta temperatura ha producido que se dañe la escotilla del carguero tras la fuerte explosión que tuvo lugar el pasado domingo. Pero no es la única que se ha producido, pues al menos ha tenido lugar una segunda deflagración.

Son varios los incidentes de este tipo que se han registrado a lo largo del tiempo. Así, por ejemplo, el carguero francés Grandcamp voló por los aires en 1947, en Texas, dejando tras de sí más de 500 fallecidos. El buque estaba siendo cargado con 2.300 toneladas de fertilizante con base de nitrato de amonio para navegar hasta Europa, tal y como determinaba el Plan Marshall. En España, a su vez, dos personas murieron en Castellón tras el choque de un camión cargado con ese compuesto.

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