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Entrevista

"Las relaciones con el mundo árabe son como un cuento de 'Las mil y una noches'"

"El país tiene un pasado en común de combate, pero también de convivencia, eso se puede invoca", afirma Víctor Morales Lezcano

Imagen de archivo de Víctor Morales Lezcano. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuándo y cómo empezó a deteriorarse las relaciones de España con el mundo árabe islámico teniendo en cuenta la íntima relación que han tenido a lo largo de la historia?

Las relaciones de España con el mundo árabe islamista son como un cuento de Las mil y una noches.

¿Por qué?

La cultura árabe islámica, como también fue la romana, son fundamentos de lo que es hoy es España tanto si gusta como si no en Canarias, en Cataluña o en Madrid. El peso de esa relación ha sido muy cambiante a partir del siglo XVI, pero siempre ha habido un intento en la literatura española, a veces oculto y clandestino, de recuperar el mundo árabe y judío. En otras palabras, en recuperar Al Andalus como cultura mezclada de cristianos, musulmanes y judíos.

¿Y en la esfera política?

El ministro de Instrucción Pública de la II República Fernando de los Ríos favoreció desde su Ministerio la recuperación de la herencia islámica y hebrea de la España moderna. Hubo un intento muy interesante que quedó en la creación de alguna cátedra de árabe en Granada. La República fue muy breve y después llegó el paréntesis de la Guerra Civil. El mundo árabe con el que nos hemos relacionados más intensamente es Marruecos. Con la Guerra Civil, el bando militar insurrecto contra la II República va a apoyarse en tropas españolas y musulmanas que estaban a las órdenes de los oficiales del Ejército español. Resumiendo un poco, Franco se va a ver algo obligado a agradecer a los marroquíes la ayuda que le han prestado en la victoria militar de los insurrectos. Con Franco, de hecho, hay un idilio, entre comillas, político y diplomático con algunos países árabes en los 50 y 60 amén de Marruecos.

¿Y tras el inicio de la etapa democrática?

Durante la Democracia se ha querido revalorizar ese legado más por parte del partido socialista o simpatizantes de esta formación que por la derecha parlamentaria. Ahora bien, hacía tiempo que no había una relación tan estable entre Marruecos y España como ahora, con un presidente de la derecha parlamentaria al frente como es Mariano Rajoy.

¿Cómo se puede recuperar el espíritu de Toledo, idealizado para mucho? ¿Cuál es el punto en común del que se debe partir para normalizar las relaciones entre Oriente y Occidente y eliminar el resentimiento que nutre atentados como los vividos en Barcelona?

España e, incluso, los países europeos donde hubo una presencia musulmana en la Edad Media tienen con la cultura árabe islámica un pasado común hecho de combate y de convivencia. Hubo combate, pero también hubo convivencia, sin duda. Eso se puede invocar y así se viene haciendo, desde el siglo XIX y desde los años 20 y 30 del pasado siglo con Fernando de los Ríos. Ejemplo de esa convivencia son los arabismos de los que está lleno el castellano o el portugués.

España ha sido sede secular de la religión islámica y de la lengua y la cultura árabes. Ahora, el país está en el punto de mira de los yihadistas. ¿Qué lleva a chicos jóvenes, criados la mayor parte de su vida en España, a atentar contra el país?

Los atentados que han tenido lugar en Cataluña no creo que hayan ido dirigidos concretamente contra España. Nos han dado un mazazo enorme, pero lo inscribiría contra esa violencia más o menos programada que viene diciéndole al mundo occidental: "Nos habéis hecho daño, decís que sufrís pero no vivís mal mientras que nosotros somos hombres de Alá y estamos dispuestos a combatir todo eso que no nos gusta de vuestro mundo". No es un argumento con el que intento defender ni justificar de ninguna manera mazazos como el atentado en Cataluña. Le ha tocado de nuevo a España, pero es un planteamiento civilizacional entre esa dimensión violenta del terrorismo de procedencia musulmana contra Occidente.

Tras el 11S en 2001, Osama Bin Laden afirmó que no permitirían que lo que ocurrió en Al Andalus se repitiera en Palestina. ¿Sigue siendo Al Andalus una herida abierta?

La Giralda de Sevilla o la Alhambra de Granada no son huellas vanas y pesan mucho como seña de identidad de lo árabe islámico en el sur de España. Pero hay quienes gustan contraponerse dicen que eso tiene que volver al mundo musulmán. Son musulmanes que se vuelven reivindicativos, pero hay muchos árabes cultos que entienden que eso es una exageración y que eso no se puede pedir por las buenas. La historia no es recomponible. El mundo árabe ocupó militarmente la Península Ibérica, pero luego ese mundo vino a menos ya que se enemistaron y crearon sus reinos de taifas. Después, los cristianos también cogieron las armas. Unos desde Aragón hacia Cataluña y Baleares y otros desde Castilla hacia Andalucía y Canarias protagonizaron la expansión española para arrojar de este país al mundo árabe islámico.

¿Ese carácter mítico que tiene Al Andalus como tierra arrebata es la que mete de lleno a España en los canales de propaganda yihadista?

Sin duda. España más que ningún otro país de Europa hizo que arraigara en su seno el mundo islámico con sus pros y sus contras.

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