La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a Alberto Furmanski Goldstein

Furmanski: "Colombia es el ejemplo de que las cosas se pueden resolver con diálogo"

"Canarias puede ser un lugar de apoyo de Colombia para hacer exportaciones al continente africano", comenta el embajador de Colombia en España

El embajador de Colombia en España, Alberto Furmanski Goldstein, en Las Palmas de Gran Canaria. ANDRÉS CRUZ

El próximo mes se cumplirán dos años desde que el presidente de Colombia, José Manuel Santos, lo nombró embajador en España para fortalecer las relaciones entre ambos países. ¿En qué estado se encuentran?

Las relaciones están en un momento fantástico, como siempre lo han estado. Creo que la parte más difícil con la que me he encontrado es mantenerlas, porque realmente son relaciones muy profundas en todos los campos. En el ámbito académico, por ejemplo, tenemos un gran volumen de estudiantes, sobre todo en posgrados y doctorados. Creo que la cifra es superior a 5.000. Esto ha sido así desde hace mucho tiempo, por lo que se puede imaginar el vínculo que crean ese número de alumnos en las universidades españolas a lo largo de los años.

¿Cuántas personas integran la comunidad colombiana en España y, en concreto, en el Archipiélago?

En España calculamos que hay unos 400.000 colombianos, de los cuales la mitad ya tienen doble nacionalidad. En cuanto a los colombianos registrados que hay en Canarias, la cifra alcanza los 26.000. De éstos, 8.500 viven en Gran Canaria, 7.500 en Tenerife, más de 4.000 en Lanzarote y más de 3.000 en Fuerteventura.

Latinoamérica es la principal fuente de solicitantes de asilo en España. Tras los venezolanos, los colombianos representan el grupo más numeroso. ¿El proceso de paz en el país marcha demasiado lento para los ciudadanos que siguen mirando al exterior en busca de refugio?

Los colombianos tal vez seamos la tercera o cuarta población extranjera más importante en España después de los marroquíes, rumanos y ecuatorianos. No ocurre lo mismo con el número de refugiados, ya que es muy inferior. La única cifra que tengo en mano, de 2016, refleja que hubo 650 colombianos pidiendo asilo. Se trata de un dato muy inferior al que presentan otros países, como Venezuela, que es mucho más alto.

Sí, pero dentro de los países latinoamericanos, los colombianos son el segundo colectivo que más asilo piden.

Sí, hay colombianos pidiendo asilo, no solamente en España, sino también en países como EEUU. En cualquier caso, las cifras han disminuido. A pesar de que se trata de una población tan grande, de 400.000 integrantes como dije antes, el número de asilados se reduce cada vez más. La principal razón de este descenso es la tranquilidad que se está empezando a respirar en nuestro país. Incluso el número de colombianos que había en España ha disminuido después de la crisis, ya que muchos optaron por regresar. Y los colombianos que han regresado a su tierra, son, además, muchos más de los que han pedido asilo.

Cuatro años de negociaciones pusieron fin a más de 52 de guerra entre el Gobierno de Colombia y las FARC. ¿Se trata de un mero maquillaje o de la paz definitiva del país?

Esto no es ningún maquillaje. La guerrilla de las FARC ya no existe. Los guerrilleros de este grupo entregaron sus armas y algunos se dedicarán a hacer política. Otros, se volcarán a sus actividades en sus ciudades y pueblos. De hecho, todavía algunos están validando sus documentos y sus estudios. Si uno mira la situación mundial, con todas las posibilidades de conflicto en escalada por todas partes, esto es un gran ejemplo. Y eso lo han recalcado tanto en las Naciones Unidas como en la Unión Europa. Así que Colombia es un ejemplo de que las cosas se pueden resolver dialogando.

Pero aún quedan contiendas por saldar con otros grupos.

Hay otros grupos en Colombia que todavía no han culminado aún su proceso de inmersión en la vida civil. Es el caso del ELN, con el que se mantiene un acuerdo de paz por el que se empezó un cese al fuego bilateral y que está pactado, al menos, por tres meses. Es la primera vez que ellos aceptan sentarse a dialogar y llegar a un acuerdo. Ese tipo de secuelas que nos quedan tal vez nos impiden llegar a toda la paz que quisiéramos, pero el haber firmado y salido de la guerrilla de las FARC es un paso enorme.

De hecho, tras más de medio siglo de conflicto, las FARC dejaron de ser oficialmente un grupo armado el pasado 27 de junio y desde el 1 de septiembre es un partido político a todos los efectos. ¿Cómo el excombatiente hace esa transición a la vida civil? Es lógico pensar que despertarán recelo y desconfianza entre sus vecinos. ¿Se teme a esta situación?

Sí, muchísimo. Después de tantos años de conflicto, no es fácil que la sociedad reciba a estas personas con agrado o con confianza. Eso es algo que tomará tiempo. La confianza se crea poco a poco. Sin embargo, Colombia tiene la experiencia de haber realizado un proceso de paz anterior con una guerrilla urbana que se llamó el M19. Hoy está prácticamente integrada en el país. No era tan numerosa, pero sí era de golpes impactantes. Los que se dedicaron a la política de este grupo guerrillero están actualmente incorporados en varios de los partidos políticos que funcionan en el país y, en algunos casos, han ejercido como ministros y alcaldes. Por eso, insisto, es una experiencia que Colombia ya vivió. En el caso que estoy comentado no es una guerrilla que estuviera activa por tanto tiempo como las FARC, pero sí alcanzó a hacer bastante daño y, con los años, la ciudadanía absorbió el problema. Por eso hoy es parte de la sociedad.

¿Está el país condenado a posicionarse al lado de la guerra o la paz? Se aproxima la elección del Congreso de la República y restan nueve meses de la primera vuelta presidencial. Hay muchos candidatos, pero al final parece que la elección se polariza en estos dos extremos.

Tenemos un abanico de al menos 35 candidatos para las presidenciales. Seguramente, esos comicios se celebrarán en mayo de 2018 y se agruparán y se eliminarán candidatos entre los partidos. Probablemente al final a la contienda asistan cinco o seis aspirantes. Pero las diferencias que habrán no serán de guerra o paz, serán entre elegir más a la derecha, más a la izquierda o más al centro. Una elección que será entre distintos modelos y desarrollos económicos.

Hay aspirantes que plantean anular los acuerdos de paz.

Es verdad que también habrá candidatos que quieran modificar alguno de los acuerdos de paz, pero en ningún momento habrá guerra. Se trataría de una fracción muy radical que quiere terminar con los acuerdos, pero creo que la discusión de los diferentes candidatos será hacia el modelo de desarrollo que hay que seguir en el país, ya sea más a la derecha, a la izquierda o al centro. La paz ya está consolidada y es muy difícil revertir el proceso porque se ha avanzado muchísimo.

Según el expresidente Álvaro Uribe, el acuerdo de paz abre la puerta a lo que ha llamado 'el castrochavismo' y a que Colombia se convierta en una segunda Venezuela. ¿Cree que esto puede suceder?

La respuesta a esta pregunta debe darla Uribe, ya que es quien dice eso. Yo personalmente no lo creo. Colombia es muy diferente a Venezuela.

¿En qué se diferencian?

En muchísimos aspectos. Colombia es un país bastante más grande que Venezuela, pues tiene una población cercana a los 50 millones de personas mientras que Venezuela tiene 30 millones. Venezuela es un país que tiene la mayor parte de la riqueza de petróleo del mundo y se dedicó a un monoproducto. Su economía productiva depende solamente del petróleo y de algún otro mineral. Colombia, en cambio, tiene productos agrícolas, industriales y comerciales. Si miramos el aspecto cultural, también tenemos grandes diferencias aunque tengamos una estrecha hermandad. Compartimos 2.200 kilómetros con tres o cuatro ciudades que son frontera viva. Además, Colombia tiene una institucionalidad más grande, una de las más avanzadas de América Latina.

En 2016, según datos publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la inversión extranjera en Colombia ascendió a 13.593 millones de dólares (11.400 millones de euros), un 15,9% más que un año antes. ¿Qué sectores son los más atractivos para la inversión española?

La inversión extranjera en Colombia ha llegado en varios ámbitos. Así, por ejemplo, la inversión en turismo ha sido importante mientras que en infraestructuras también es significativa. Precisamente en este sector es donde están inmersas muchas empresas españolas. También en productos de minería o industriales es destacable la inversión. Hasta el año 2015, cuando el barril de petróleo cayó de 120 dólares a 40 dólares, la inversión extranjera tenía un componente muy voluminoso dirigido a la exploración de petróleo. De hecho, tenemos una compañía española muy importante que participa activamente en la perforación de pozos petroleros y en la búsqueda de gas natural, tanto en el territorio nacional como en la costa colombiana. También hay inversiones en educación y la mayoría de los grandes bufetes de España ya tienen un pie en Colombia. En definitiva, España participa en muchísimos aspectos diferentes de la economía de Colombia.

¿Qué supone para Colombia el papel que juega el Archipiélago como plataforma intercontinental?

Durante siglos, todos los viajes de España hacia América después del descubrimiento pasaban por Canarias porque era la ruta natural para movilizarse. En esas rutas marítimas hay que buscar las oportunidades se pueden encontrar. Precisamente queremos explorar las relaciones entre Canarias y Colombia. Tendremos reuniones con algunos empresarios y periodistas y eventos culturales con el arribo del busque escuela de la Armada colombiana Gloria, con los que se busca cercanía y posibilidades. Hemos visto que Canarias puede ser un lugar de apoyo de Colombia para hacer exportaciones a África, dada su mayor cercanía marítima al continente que la Península. Los contactos que han desarrollado con los países africanos los empresarios canarios constituyen otra de las ventajas. Colombia tiene interés en desarrollar mercados en África y lo está haciendo con productos de confitería, chocolatería y galletería que tienen muy buena oferta y pueden ser atractivos para Canarias.

¿Afectará a las relaciones entre España y Colombia el conflicto con Electricaribe, la filial de Gas Natural Fenosa? La compañía energética ha presentado una demanda de arbitraje contra Colombia ante la Comisión de las Naciones Unidas.

Electricaribe está funcionando, presta el servicio de energía a 10 millones de personas y atiende a una parte muy importante del país. La liquidez que Electricaribe mostró llevó a los Servicios Públicos de la Delegación a intervenir la compañía para garantizar la prestación de un servicio público primordial como es la electricidad. En esto se está buscando una salida. Gas Natural y Colombia tienen negocios en la distribución de gas en el centro del país bastante interesantes para Gas Natural. Lo que ha ocurrido con la electricidad en la zona norte del país es una excepción.

¿Este conflicto, unido a la posible demanda de Telefónica, cree que genera una imagen de inseguridad jurídica? La operadora rechaza la sentencia que obliga a su filial a pagar al Estado unos 450 millones de euros por el vencimiento de la concesión de telefonía móvil.

Obviamente hay que resolver los problemas que aparecen diariamente en las relaciones, pero hay muchísimas más cosas positivas que negativas. El caso de Telefónica es muy común en todos los países en donde la telefonía se desarrolla. Fue la reversión de las redes de transporte de datos y voz al Estado. En otros países se hizo con anterioridad y en Colombia se prorrogó por un tiempo. Por ello surgió la necesidad de ir a unos árbitros para dirimir las diferencias. Fueron puestos en común, tanto por Telefónica como por el Estado colombiano e, incluso, Movistar, en la que Colombia es socio en un 32% junto con Telefónica.

¿Es Colombia un país seguro para la inversión?

Absolutamente. Nuestra seguridad jurídica es muy grande. Nosotros tenemos una democracia que ha funcionado por muchos años, más de medio siglo, y es un ejemplo en Latinoamérica. Y no solo la democracia que tenemos, sino también la institucionalidad que tiene el país en todos sus estamentos.

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