El consejero de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Isaac Castellano, reconoció ayer que en su departamento desconocen el futuro que a corto-medio plazo le espera al decreto de alquiler vacacional, anulado en su día por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Castellano, que sustituyó recientemente en el cargo a María Teresa Lorenzo y que debutó ayer en su nueva condición de consejero ante el pleno del Parlamento regional, recordó que la Administración autonómica ha recurrido contra la resolución judicial -que anula cuatro preceptos de la norma, entre ellos el que prohíbe el alquiler turístico en viviendas ubicadas en zonas turísticas o de uso mixto- y que, por tanto, "no sabemos qué va a ocurrir".

El nuevo responsable del área de Turismo, que respondía a una pregunta al respecto del líder de Agrupación Socialista Gomera, Casimiro Curbelo, admitió que uno de los "riesgos" del alquiler vacacional -una práctica a la que, no obstante, no quiso demonizar- es precisamente el de que acabe por "expulsar" la oferta de alquiler convencional y el encarecimiento de los precios. Un problema que, de hecho, ya se está dando en determinadas localidades de las Islas, como es el caso de Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria.

"Esto lo contemplábamos en el decreto y era una de las principales razones por las que se excluía el uso del alquiler vacacional en suelo turístico y en urbanizaciones mixtas", recordó Castellano, que adelantó que "es una materia a abordar". Aunque no quiso entrar en el fondo del problema y en sus posibles soluciones, el representante del Gobierno del Archipiélago advirtió de que la solución exige la "implicación" de cabildos y ayuntamientos. Es más, Castellano se atrevió a sugerir que una posible fórmula podría ser la regulación vía ordenanzas que fijen límites al boom del alquiler vacacional, que sean "flexibles" y que "se ajusten a la realidad".

Hay que recordar que el Gobierno regional se ha puesto como objetivo evitar que el auge de la vivienda vacacional desemboque en casos de turismofobia como los que se han dado este verano en Baleares o Cataluña.