El PSOE había reclamado la comparecencia del vicepresidente del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez (CC), en el Parlamento para debatir acerca de la política de comunicación del Ejecutivo y aunque todos en el hemiciclo creían que los tiros iban por la crisis de la proliferación de las cianobacterias este verano no fue así. Hubo un giro que pilló por sorpresa a la mayoría de los presentes en el hemiciclo, que tuvieron que rearmarse.
Bajo el pretexto de una pregunta trampa, ambigua, la presidenta del Grupo Parlamentario Socialista, Patricia Hernández, reprochó al Gobierno regional sus "burdas mentiras" sobre asuntos clave para los ciudadanos como las listas de espera sanitarias, la Ley de Servicios Sociales, las cifras de Dependencia, la gestión del incidente del buque británico Cheshire, que se incendió al Sur de las Islas, la polémica sobre los vertidos de aguas residuales al mar y la crisis de las microalgas por la "alarma social" generada. En su intervención, Hernández mezcló de todo un poco para afear al Ejecutivo que tiene "la mentira por norma" y criticó su política "partidista" de comunicación.
"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti", parafraseó Hernández a Friedrich Nietzsche. En su totum revolutum, culpó al Ejecutivo de mentir "sin ningún pudor". "Nadie puede fiarse de lo que dice el Gobierno en ningún área", aseveró. "Es hasta cómico que el presidente hunda un barco que sigue navegando" o que "la consejera de Políticas Sociales afirme que los datos del Imserso sobre la Dependencia en Canarias son falsos", comentó la socialista.
Toda la oposición en bloque arremetió contra el Gobierno en minoría de CC. A la ofensiva se unió hasta la diputada de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), Melodie Mendoza, cuya intervención levantó los aplausos del resto de la oposición. Hasta ahora ASG había mostrado tibieza al valorar la gestión del Gobierno, pero ayer Mendoza manifestó que "existe un problema en la comunicación del Gobierno y los ciudadanos no les creen", por lo que instó al Ejecutivo a "reconocer el fallo e intentar mejorar".
También Román Rodríguez, les pidió "rectificar" y censuró la "incapacidad absoluta del Gobierno para dirigir los momentos críticos, como ocurrió este verano". Mientras que Noemí Santana, de Podemos, tildó de "partidista, opaca y errónea" la política comunicativa del Ejecutivo. Y la portavoz del PP, Australia Navarro, resaltó que la política del Gobierno "hace aguas por todos lados y no son aguas depuradas, sino turbulentas" y "no es un modelo de transparencia, rigor ni credibilidad". "Gobiernan mal y comunican peor", criticó Navarro, cuyas palabras generaron risas y aplausos entre la oposición.
Contra la demagogia
"Estos son los debates interesantes sobre temas constructivos que a todos nos gustan en este Parlamento", ironizó Guadalupe González Taño, de CC-PNC, que tuvo que tirar a la basura el alegato que se había preparado: "Todos pensábamos que esto iba de microalgas, pero ya vemos que Hernández quería hablar de otra cosa".
Lamentó la "demagogia instalada tan profundamente" y que espectáculos como el que se estaba dando en el hemiciclo contribuyan a aumentar el descrédito de la política. "Al final perdemos todos. Y puede que a nosotros los ciudadanos a lo mejor no nos crean, pero a ustedes tampoco", subrayó.
El vicepresidente del Gobierno, Pablo Rodríguez, aguantó el aluvión de críticas y se erigió en muro de contención del Ejecutivo, no sin antes pedirle a Patricia Hernández que la próxima vez aclare mejor el motivo de solicitar su comparecencia para dar una respuesta que se ajuste a lo requerido. Rodríguez acusó a la oposición de "desinformar deliberadamente como técnica en un intento de deteriorar al Gobierno". Según el vicepresidente, "es falso que se haya ocultado información alguna en cualquiera" de los asuntos mencionados. "Puede haber imprecisiones, datos que se hayan confundido en algún momento o incluso a veces que la manera de trasladarlo no haya sido la mejor, pero en ningún caso voy a legitimar que se haya tratado de ocultar información por parte del Gobierno", remarcó Rodríguez, que defendió la profesionalidad y trayectoria de los científicos y técnicos en la crisis de las microalgas, asunto en el que el Ejecutivo "informó diaria y exhaustivamente". Defendió que el Gobierno ha actuado con precaución, responsabilidad y transparencia en su gestión.
Aún así dijo ser consciente de que todas sus explicaciones eran inútiles si lo que se persigue es usar cualquier asunto para "crear un clima de preocupación ciudadana y convertir una serpiente de verano informativa en una boa constrictor al cuello del Gobierno, demostrando, una vez más, que los límites de la crítica política han sido dinamitados".
