"Es difícil no caer en la reiteración", advirtió el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas, Ricardo Arranz, al inicio del tradicional discurso del Día del Pilar, patrona del Instituto Armado. Reconocía así que no iba a ser el primero que en las últimas semanas critica el "vergonzoso acoso" que sufren los miembros del Instituto Armado destacados en Cataluña y que, en su opinión, recuerda "al tiempo del terrorismo" en el País Vasco. En el ámbito doméstico, envió un mensaje al alcalde de San Mateo, Antonio Ortega. No lo nombró, pero se entendió que era el destinatario de la crítica por poner en duda que la Benemérita "está allí donde se la necesita".

El regidor afeó la supuesta tardanza de la Guardia Civil en ponerse manos a la obra para buscar a la fallecida en el incendio que el pasado mes se desató en la cumbre de Gran Canaria. Ayer, Arranz puso como ejemplo al guardia Ulises García, quien falleció hace unos meses en la labor de búsqueda de una persona que se había extraviado en la zona de Güí-Güí, para exponer la celeridad con la que se conducen para procurar que la inmensa mayoría de las situaciones complicadas no pasen de ser sustos.

No obstante, fue el "independentismo que recuerda a los regímenes trasnochados" el tema que ocupó el centro de la diana a la que fueron a parar la mayor parte de los dardos incluidos en su discurso. "No nos fuimos del País Vasco ni nos iremos de Cataluña", advirtió el primer mando de la Guardia Civil en la provincia. A pesar de los problemas que se derivan de la fractura social y política que reina en la comunidad fronteriza del nordeste español, Arranz aseguró que Cataluña nunca "se rendirá ni abandonará".

La expulsión de agentes de la Benemérita e integrantes de la Policía Nacional de los hoteles en que se alojaban tras el 1-O es para el coronel jefe de la Guardia Civil de la Comandancia de Las Palmas ese hecho que recuerda a los años de plomo y desprecio social que los miembros del Instituto Armado soportaban en el Euskadi de décadas pasadas. Ahora bien, dejó claro que esos desaires provienen de "un grupo numeroso, pero que ni siquiera es la mayoría de la población", sostuvo.

El secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles de Las Palmas, Juan Couce, permaneció dos años en Cataluña hace ya quince. "En 2002 había mucha gente independentista pero pocos que nos trataran como fuerza de ocupación. La situación ha ido degenerando por el crescendo del adoctrinamiento de los niños en los colegios", recordó.

El problema catalán se hizo especialmente visible en la formación de las unidades participantes en el homenaje celebrado ayer en las instalaciones con que cuenta el Instituto Armado en el barrio capitalino de San Cristóbal. Un hueco recordaba la ausencia de la dotación del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 8 que todos los años se desplaza desde Tenerife. "Están en Tarragona", anunció Ricardo Arranz. Entre cincuenta y sesenta de dichos efectivos permanecen viviendo en un barco atracado en el puerto principal de la más meridional de las provincias catalanas.

El coronel no prevé mucha aportación humana desde Las Palmas hacia allá, porque el desplazamiento es caro y porque, en caso de emergencia, se perdería un tiempo precioso hasta poder recuperar los efectivos desplazados. Otra cosa es la atención que el mando preste a los voluntarios que se han ofrecido para servir en la comunidad catalana. "Aquí hemos recibido ya entre quince y veinte solicitudes", anunció Ricardo Arranz.

El vacío dejado por el GRS8 no fue la única diferencia con respecto a las celebraciones de años anteriores. En esta ocasión, tampoco hubo cabida para el tradicional brindis que sigue a la imposición de condecoraciones -a varias decenas de integrantes de la Guardia Civil, dos policías nacionales, un policía local y dos civiles-, homenaje a los caídos y desfile. Un gesto en solidaridad "con los compañeros de Cataluña", donde la tensión del momento obligó a suspender cualquier tipo de celebración.

"Sin seguridad no hay libertad ni progreso social", enfatizó el subdelegado del Gobierno central en Las Palmas, Luis Molina, que agradeció "la abnegación" con la que el Instituto Armado "lleva a cabo su tarea". Por eso, el responsable político cerró su intervención afirmando que la Benemérita es "el orgullo de los españoles de bien. Que somos la mayoría".