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"Si Europa hace las cosas bien, los ciudadanos no votan a los populistas"

El presidente del Parlamento europeo, Antonio Tajani, afirma que la crisis de Cataluña "es un problema europeo"

Antonio Tajani es presidente del Parlamento europeo desde el inicio de este año. Fue nombrado por vez primera eurodiputado en 1994, ejerció de vicepresidente del Parlamento Europeo entre 2014 y enero de este 2017 y ejerció el rol de comisario de Transportes y, más tarde, de Industria, de la Comisión Europea. Acudió a Oviedo a recoger el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Habla un castellano perfecto y se le nota especialmente cuando pone vehemencia en sus respuestas. Y con vehemencia respondió al comentario sobre las críticas que desde diversos sectores sociales y políticos generó la elección de la UE como acrredora al galardón. Unas críticas que tenían mucho que ver con la posición de Europa en la crisis de los refugiados.

¿Es esta Europa a la que ponen en la encrucijada más o menos fuerte que hace veinte años?

En la vida de una institución, como en la vida de las personas, hay momentos buenos y momentos malos. A veces se gana y a veces se pierde. Por supuesto que hay cosas que no funcionan, que hay que cambiarlas, pero me fijo en los últimos sondeos de opinión en la Unión Europea, que reflejan que nuestro Parlamento sube en popularidad.

¿Qué queda por hacer?

Mucho. Estamos a medio camino, necesitamos una Europa más democrática. Reclamo una Unión Europea más política y que soporte menos burocracia. Ese es uno de los retos y si no lo superamos, la consecuencia será una Europa más floja.

¿Cómo ve la crisis desatada en España por la intención de Cataluña de independizarse?

Cataluña es un problema interno del reino de España. Aquí no hay una crisis entre dos estados, sino un problema español. Insisto en que nadie va a reconocer una independencia de Cataluña en Europa, y por supuesto nunca seremos mediadores en este conflicto.

¿Por qué descarta la Unión Europea esa labor de mediación en esta crisis?

Esto es como si surge un conflicto entre Roma y Cerdeña. Ellos son los interlocutores. Nadie puede decir que no hay democracia en España. Por tanto, no a la independencia, y sí al diálogo... porque se puede ser diferente pero trabajando juntos.

¿Siguió el referéndum del 1 de octubre en Cataluña?

No me gustó lo que vi esa jornada. Es cierto que se cometieron errores, pero Gobierno español fue valiente al reconocerlos, mientras que la otra parte no reconoce los suyos. Una posible declaración de independencia de Cataluña afectaría negativamente a todos. La declaración unilateral de independencia, si es que al final se produce, va contracorriente porque Europa es justo lo contrario al nacionalismo local.

¿A quién destacaría de entre los personajes de la época democrática de España?

Hay tres nombres convertidos en bandera de la democracia española. El rey emérito Juan Carlos. Aún recuerdo el discurso de aquel joven rey en defensa de la democracia en la noche del 23 de febrero de 1981. En segundo lugar, el presidente socialista Felipe González, un gran líder socialista español y europeo, y, finalmente, Adolfo Suárez, verdadera alma de la transición.

Un premio Princesa de Asturias que llega en un año de aniversario. Sesenta años de Europa unida.

Es un premio para 500 millones de ciudadanos. Y además es el premio de la Concordia, un galardón que recuerda los setenta años de democracia y paz. La Unión Europea es mucho más que el Banco Central Europeo o el euro. Es también un conjunto de valores compartidos. Mis padres vivieron la Segunda Guerra Mundial, y los españoles la Guerra Civil. Hace setenta años los ejércitos de los países de Europa luchaban entre sí. Hoy, las fuerzas armadas de las naciones de la Unión Europea trabajan juntas en defensa de la paz.

¿Entiende las críticas recibidas por la elección de la UE como Premio Princesa de Asturias tras la postura en la crisis de los refugiados?

El asunto de los refugiados es una historia muy compleja. El premio va dirigido a la Unión Europea, y la UE como institución hizo todo lo que podía hacer. Algunos estados, no. Pero setenta años de historia no pueden reducirse a un problema de inmigración. Esta ha sido una crisis utilizada por algunos como campaña electoral. En ocasiones se olvidan los muertos de las guerras. Esos que protestan pueden viajar por Europa sin pasaporte y pueden hablar en contra de la Unión Europea sin problema. Mire Venezuela, allí sí hay una dictadura. Europa es el único continente del mundo en el que no existe la pena de muerte. Nadie hizo presión para que nos concedieran este galardón.

Usted visitó los barcos del Frontex. ¿Qué conclusión sacó de su contacto con quienes trabajan en contacto directo con los refugiados?

Lo primero que hay que preguntarse es quiénes recogen a esos inmigrantes. Los recogen los militares y los voluntarios de los países de la Unión Europea, no los que protestan en la calle. Los que protestan y los que salvan vidas son jóvenes, pero los que se pasan 24 horas en el mar a bordo de las embarcaciones ejercen de verdad eso que se llama concordia.

¿Ve algún tipo de parangón entre el brexit y el deseo de Cataluña de dejar España?

El brexit es algo muy diferente a Cataluña. En el brexit un estado de la Unión Europea decide marcharse. Londres, con su decisión, provocó una reacción muy fuerte de la Unión Europea. Es preciso defender Europa.

¿Le preocupa el auge de los populismos?

Estoy convencido de que si nosotros hacemos bien las cosas, la gente no vota a los populistas.

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