Abrazos, miradas de ternura e intercambio de sonrisas y besos salados por las inevitables lágrimas ante los seis meses de ausencia. El aeropuerto de Gran Canaria se convirtió ayer en un hervidero de emociones por la llegada de la segunda remesa de las tropas canarias desplegadas en Líbano para liderar, por vez primera, una misión de la ONU.

La expectación en la sala de llegadas del recinto aeroportuario era máxima a primera hora de la mañana. Decenas de familiares , carteles de bienvenida y mascotas aguardaban con nerviosismo la apertura de puertas para mirar a los ojos a quienes partieron en mayo a Oriente Próximo para controlar una de las zonas más conflictivas del mundo. La Brigada Canarias XVI ha colaborado durante este tiempo con otras fuerzas internacionales y el propio Gobierno libanés para garantizar la paz y la estabilidad en torno a la línea virtual, llamada Blue Line, que divide al Líbano de Israel.

El pasado lunes llegaron a Gran Canaria los primeros 150 efectivos movilizados a esa zona. Ayer hicieron lo propio otros 155 y el próximo 21 de este mes aterrizará el grueso de las tropas: 250 militares entre los que se encontrará el general de la Brigada, Venancio Aguario.

Lo que dura un abrazo y un beso bastó a los familiares para llenar el vacío que dejó tras de sí la marcha de los militares. La palabra "bienvenido", la más repetida en saludos, camisetas y pancartas.

La Brigada Extremadura XI ha relevado a la Canarias XVI, que hasta ahora estaba al frente de una misión compuesta por 3.500 cascos azules. Las tropas canarias ya habían participado en ocasiones anteriores en otros despliegues internacionales como, por ejemplo, en cinco operativos de la OTAN en Afganistán y en los despliegues europeos en Mali.