La Provincia - Diario de Las Palmas

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Una conquista con grandes carencias

La expectativa creada hace diez años se frustró

El 15 de marzo de 2007 se aprobó la Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres. El entonces presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, se había implicado activamente en dotar a España de una legislación innovadora y que representaba un hito en la lucha feminista. Y a ella dedicó un emotivo discurso: "Señor presidente, señoras y señores diputados, hoy es el primer día de una sociedad distinta. El germen de una justicia que aguardaba el momento de aparecer y de instalarse definitivamente entre nosotros".

Han pasado diez años desde entonces y el balance no es ni mucho menos el esperado: "Hay poco o nada que celebrar", valoró Rosa del Valle, socióloga y miembro de la Comisión de Violencia de Género del Gobierno de Canarias. Lo hizo en el marco de una jornada monográfica organizada por la Asociación de Mujeres Juristas Themis en la capital grancanaria, en la que seis ponentes analizaron los resultados de la aplicación de la Ley de Igualdad a lo largo de esta azarosa década.

Tanto desde el punto de vista jurídico como sanitario, educativo o laboral, los datos cantan por sí solos. Así, en esta década se han reducido en España las partidas destinadas a las políticas activas vinculadas a la equiparación laboral de la mujer, en 1.500 millones de euros: pasó de 7.000 millones en 2006 a 5.480 millones en 2017. Además, en número de mujeres paradas ha ascendido en estos años hasta las 800.000 desempleadas más que hace diez años, el doble que 2007.

En Canarias, a día de hoy, la tasa de desempleo femenino es casi tres puntos superior a la masculina: 27% frente al 24,6%. Aunque, en materia de género, el hombre canario sale tan mal parado como la mujer en cuanto a la brecha salarial que ambos registran si se les compara con el resto del territorio español. La renta media del hombre se sitúa en España en 25.992 euros frente a los 20.051 euros de la mujer. En las Islas, el hombre ingresa 21.336 euros de media y la mujer 18.279. La técnica de UGT Canarias, Miriam Montesdeoca, lo resumió así: "El hombre canario cobra como una mujer peninsular". La comparación de la sindicalista conecta con otro hecho significativo: que los pocos indicadores económicos que han igualado a hombres y mujeres en este período, lo han hecho al perder aquellos gran parte de sus derechos o privilegios por la crisis. Y no por la mejoría de los derechos de ellas. De hecho, el paro de los hombres se triplicó a lo largo de esta década.

La crisis como excusa

La crisis y su austeridad han sido, por supuesto, factores causantes del retroceso que, en opinión de las especialistas, se ha producido en estos años en materia e igualdad. Pero hay otros factores estructurales que han llevado a que las normas hayan cambiado, pero no la sociedad como auguró Rodríguez Zapatero: "La igualdad de género ha dejado de ser una prioridad. Incluso en este momento en que comenzamos a salir de la crisis, la desigualdad no está siendo considerado un problema a resolver", opinó la ex eurodiputada Angela Sierra. Y concluyó al respecto que "la crisis ha sido a la vez un factor de retroceso y una excusa para no avanzar en el cambio".

Para ilustrarlo, las ponentes contaron múltiples casos de pervivencia del modelo patriarcal en los ámbitos educativo y sanitario. Y, también, donde más se evidencia: en el doméstico, en el interior de los hogares en los que hombres y mujeres conviven y prolifera el "micromachismo". La abogada María del Pino de la Nuez recordó que "si bien la ley reconoció el derecho de paternidad, éste se quedó corto". Y aportó otros datos y reflexiones: "Las mujeres siguen dedicando más del doble de tiempo que sus parejas a las tareas del hogar y la familia. La realidad en casa ha cambiado poco en este tiempo".

Para colmo, en los ámbitos educativo y sanitario no todos los profesionales, hombres o mujeres, tienen conciencia del problema. La coordinadora del Programa Educar para la Igualdad del Gobierno de Canarias, Noelia Rodríguez, narró vivencias un tanto desesperanzadoras de su experiencia profesional en diversos centros educativos de las Islas: "Nos encontramos, más veces de las que quisiéramos, con docentes que discriminan a sus alumnos y alumnas sobre tópicos sexistas que creemos superados: que ellas corran menos vueltas en una carrera o que jueguen con pelotas más pequeñas que ellos". Ejemplos menores para dar a conocer un realidad: la resistencia de cierta parte del sector de la enseñanza a poner en práctica los valores de igualdad. Y además, "la reforma educativa de 2013 ni siquiera ha tenido en cuenta la Ley de 2007". Y ello en un sector en el que las mujeres están sobrerrepresentadas, del mismo modo que en la sanidad o las administraciones públicas.

Un mundo de patriarcas

Las diferencias de género desde el punto de vista biológico son tema de debate en el mundo sanitario: "No hay una salud común a hombres y mujeres", explicó Rosa del Valle. Y añadió: "Hay estudios que han puesto de manifiesto, por ejemplo, que hombres y mujeres fuman por razones distintas. Sin embargo los tratamientos y diagnósticos se hacen sobre investigaciones sólo con hombres".

Lo cierto es que esas diferencias de género se transforman en brechas de género, a pesar del esfuerzo colectivo de las mujeres para lograr competir en igualdad de condiciones.

En el ámbito laboral, la aplicación de la ley es, igualmente, una aspiración más que una realidad. CC.OO. está sosteniendo una batalla con las grandes empresas de Canarias para que se avance en esta línea, según explicó su secretaria de Acción Sindical. Esther Martín recordó que las empresas con más de 250 trabajadores deben incorporar un Plan de Igualdad y no lo hacen. En el conjunto del país, sólo lo han hecho 67 de las más de 5.200 existentes. Y esta misma semana, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha dado la razón al sindicato al anular el pacto salarial alcanzado en hotel el sur de Tenerife por discriminación de sexo.

El caso es que, ante el hecho de que los méritos de las mujeres no llegan a ser reconocidos, está replanteándose la necesidad de aplicar cuotas en determinados niveles profesionales y puestos de responsabilidad. Los buenos resultados obtenidos en Francia e Italia apoyan esta estrategia, aunque en España concentró precisamente gran parte del debate durante la elaboración de la Ley de Igualdad. Su aplicación ha tenido que lidiar con circunstancias nada propicias a hacer efectivo su cumplimiento. Y no sólo por la profundidad de la crisis económica. Es que ésta, para más inri, se conjugó con otro factor relevante: el partido que la impulsó perdió el poder y, en consecuencia, su capacidad para aplicar. Y accedió al poder el PP, cuya abstención durante su tramitación parlamentaria da la medida de su relación con una norma que no ha terminado de convencerle. El PP ha sido, además, el autor de la reforma laboral que no solo frenó los incipientes avances, sino que acusó la precariedad en el mercado de trabajo, con un impacto sobre ellas superior al de ellos.

"Los hombres no ven las diferencias porque no las sufren", reflexionaron las especialistas. Pero es que, además, "hay incluso quienes se declaran convencidos y convencidas de que esa igualdad, hoy por hoy, efectivamente existe", concluía la abogada y activista María del Pino de la Nuez. Y añadió: "La igualdad formal entre los géneros se convierte en mera apariencia, en una fachada tras la cual siguen imperando dinámicas discriminatorias".

La "no penalización de las prácticas machistas" es, en opinión de estas especialistas, el talón de Aquiles de una ley que no termina de tener la presión coercitiva de toda norma: "Debemos revisar expresiones del texto legislativo (impulsará, fomentará, promoverá..) para en lugar de plantearlas en positivo, introducirlas en imperativo", concluyeron las juristas presentes en el acto.

La Manada y el castigo

De ahí que el feminismo sitúe en el centro de la diana casos de presunta violación colectiva como el protagonizado por la pandilla de amigos autodenominados La Manada, cuyo juicio mantiene en vilo a buena parte de la sociedad española. Máxime en fechas próximas al próximo 25 de noviembre, cuando se celebra el Día contra la Violencia de Género.

Pero no todo son balances negativos. De la Nuez cerró el acto recordando que esta ley adolece de defectos, pero ha sido necesaria: "Una conquista con carencias", resumió. En definitiva, tan solo un pequeño paso en el camino hacia la nueva sociedad que anunció Zapatero. Aunque para seguir avanzando sea necesario, primero, que "realicemos una reflexión crítica sobre lo que hemos creído haber conseguido", sostuvo Angela Sierra. Y, en segundo lugar, "la igualdad necesita priorizaciones, presupuesto y personal específicamente preparado para ello", precisó Noelia Rodríguez. Y añadió: "La igualdad no se aprende sola".

Para Rosa del Valle, "no hay leyes buenas o malas, todo depende de la mentalidad de quienes deben aplicarla". Y recordó una frase de Miguel Lorente, el ex delegado del Gobierno para la violencia de género en el etapa de Rodríguez Zapatero, con motivo de la aprobación de la ley: "Estamos aún a años luz de conseguir la igualdad, pero tenemos un cohete potente para avanzar: la voluntad política". Ahora solo resta, volver a arrancar sus motores para reducir esa distancia sideral.

Un modelo que nunca se fue

  • "¿Por qué es tan fácil la involución en materia de igualdad?", se preguntaron las especialistas canarias en la jornada celebrada esta semana en el Colegio de Abogados de la capital grancanaria. Y, tras analizar los avances y retrocesos, llegaron de forma unánime a una conclusión: "Porque hemos vuelto a un modelo que en realidad nunca se fue". Y abogaron por romper mitos. Entre ellos la falsa neutralidad de un derecho que, en general, sigue siendo sexista: "La Justicia de género sufre un cierto estancamiento, cuando no un retroceso de facto", razonó Angela Sierra. Añadió que "la ideología impregna el derecho pese a su aparente objetividad y permite mantener los estereotipos". Y citó al jurista y filósofo Norberto Bobbio: "Ha habido una crítica del derecho desde el feminismo, pero no una elaboración teórica del derecho al servicio del feminismo". De ahí que "el derecho siga siendo sexista y masculino, generador de diferencias de género", concluyó Sierra. Desvincular el ámbito jurídico de la idea de universalidad e ir a la especificidad de la norma es, al parecer, el camino que aún no recorrido el Derecho.

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