Flandes, 7 de diciembre de 1585. La escuadra holandesa del Almirante Holak estrechó el cerco hasta bloquear a los 5.000 españoles del Tercio Viejo en la isla de Bommel, ubicada entre los ríos Mosa y Waal. La situación era terrorífica para los tercios españoles, que combatían en condiciones muy adversas y apenas tenían ya víveres y ropas secas, pero "preferían la muerte a la deshonra de la rendición", según las crónicas de la época. Los holandeses rompieron los diques del río Mosa y el agua, hasta entonces retenida, arrolló las defensas españolas obligándolas a replegarse a nuevas posiciones a merced del enemigo. Se refugiaron en el montecillo Empel, la única tierra firme que quedaba.

El jefe del tercio, Francisco de Bobadilla, y sus hombres se encomendaron a Dios y le rogaron que salvase la honra de la patria y el honor de sus banderas. Sabían que no había esperanza. Pese a todo, mientras unos mantenían su armamento, otros cavaban trincheras para su defensa y probablemente también para su tumba. De repente, un soldado golpeó con un pico un objeto duro que resultó ser una tabla que tenía pintada la imagen de la Inmaculada Concepción. Las tropas jubilosas llevaron el cuadro en procesión por el campamento y lo colocaron en un improvisado altar. El tiempo empezó a cambiar, el frío heló las aguas del río Mosa y, al amanecer del día 8, las tropas españolas atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga, que cayó derrotada. Aquel mismo día la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.

Después de la batalla se celebró una función religiosa y se fundó la cofradía de los soldados de María. Por Real Decreto del 12 de noviembre de 1892 la Inmaculada Concepción fue nombrada patrona de la Infantería española.

La historia "nos enseña que para vencer es necesario no perder jamás la fe en la victoria, a pesar de las dificultades", aseguró ayer el coronel jefe del Regimiento de Infantería Canarias número 50, Marcelo de Carlos Huarte, que defendió que "los soldados deben ser héroes que mantienen disciplina y valor contra viento y marea y todo ello cimentado por el amor a España" y a su patrona, a la que pidió "seguir cuidando" a los infantes españoles.

Así lo manifestó en su alocución en la Base General Alemán Ramírez en la zona militar de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, que acogió los actos para rendir homenaje a la patrona de la especialidad de Infantería del Cuerpo General del Ejército de Tierra, del Cuerpo Jurídico-Militar y de los capellanes castrenses. Conmemoración que también festejó el Regimiento de Infantería Tenerife número 49 en el acuartelamiento de Hoya Fría.

El general jefe del Mando de Canarias, Pedro Galán, presidió el solemne evento en la capital grancanaria, y, a su término, ensalzó los valores de la Infantería: "perseverancia, abnegación, heroísmo, valor y, por encima de todo, el amor a nuestra patria, el amor a España". "Eso nos ayuda a tener fuerza suficiente para cumplir con nuestra vocación, que es la de servir a todos los españoles y, si es preciso, incluso dar nuestra vida si la patria nos lo reclama", apostilló.

Igualmente, reconoció la labor de los 600 integrantes de la Brigada Canarias XVI, que regresaron en noviembre a las Islas tras seis meses desplegados en Líbano y elogió la actuación de las tropas españolas en sus misiones en el extranjero.

Del mismo modo, en su discurso el coronel jefe del Regimiento de Infantería Canarias 50, Marcelo de Carlos Huarte, aprovechó para felicitar a los efectivos desplazados al territorio libanés, una "difícil zona de operaciones donde realizaron un extraordinario trabajo".

También quiso recordar al subteniente Marcos Abanda Andeme y al soldado Francisco José Rodríguez Moreno, miembros del regimiento fallecidos este año.

Minutos antes de su intervención se procedió a la imposición de condecoraciones a una veintena de militares. En concreto, se entregó la placa de la Orden de San Hermenegildo al comandante Fernando Martínez y al brigada Jesús Ollero, y la encomienda al brigada Fernando García. La Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco se concedió al brigada Ramón Cañabate, al sargento primero Juan Carlos Requena, al cabo primero Sebastián Beltrán y a los soldados Aridani Alvarado, Ruymán Viejo, Ayoze Hernández Castro, Octavio Hernández Lorenzo y Álvaro Hernández Santana.

Además de la Cruz a la Constancia otorgada a las cabos María Auxiliadora Suárez y Miriam Díaz y los soldados Javier González, Yeray Herrera, Jerónimo Marrero, Víctor Hernández y Aitami Santana.

La ceremonia concluyó con el homenaje a los caídos y el desfile.

En la parada militar intervinieron la Escuadra de Gastadores, la banda del Regimiento Canarias 50, cinco compañías de fusiles del Batallón de Infantería Ligera Ceriñola 50 y el Regimiento de Artillería Antiaérea número 94 . En suma, unos 400 militares de tropa, así como la presencia de alrededor de 500 autoridades, civiles y militares, oficiales, suboficiales y familiares. Asistieron el general jefe de la Zona de la Guardia Civil de Canarias, Juan Sánchez Medina, el general jefe del Mando Aéreo de Canarias, Fernando de la Cruz Caravaca, la delegada del Gobierno en las Islas, Mercedes Roldós, el subdelegado, Luis Molina, la diputada nacional del PP por Las Palmas, María del Carmen Hernández Bento, el alcalde de San Mateo, Antonio Ortega y los cónsules de Senegal y Brasil, Katia Van Bockel y Javier Bermúdez.

Idéntico acto se desarrolló en Tenerife, donde la Infantería pidió a su patrona, la Inmaculada Concepción, su ayuda para ser "la mejor herramienta en manos de la patria", en palabras del coronel jefe del Regimiento de Infantería Tenerife número 49, José Luis Castells Ortells, en el Acuartelamiento de Hoya Fría.

Pasadas las 11:30 horas comenzaron a colocarse en la plaza de Canarias las diferentes fuerzas en formación: el batallón de Albuera con las tres compañías de fusiles, la escuadra de gastadores, la Banda de Guerra 2 del Regimiento de Infantería Tenerife 49 y la Banda de Música del Mando de Canarias y la Bandera del Regimiento Tenerife 49. El acto lo presidió el general del Estado Mayor del Mando de Canarias, Antonio Ángel Ciprés, quien pasó revista a las tropas.

En el transcurso de la jornada el teniente coronel del cuerpo de Sanidad Julián Mingo y el teniente coronel de Infantería Juan Hernández, que pasaron a la reserva, renovaron su juramento de bandera y también se impusieron 30 distinciones.

Durante su alocución, Castells resaltó que hace 125 años que la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de la Infantería española, "patrona de la mejor Infantería del mundo". "Hoy [en referencia a ayer], reclamamos a la patrona la ayuda para lo que viene y le damos las gracias por lo que ha pasado", afirmó. En este sentido, el coronel jefe aclaró que le dan las gracias por atender las peticiones del año pasado, cuando le pidieron dos retos: por la participación del Regimiento en Líbano y para que la ausencia de estos no se notase en el resto del Regimiento.

Por todo ello, quiso dar las gracias a la patrona y a los militares por el "tremendo esfuerzo" realizado. Para el futuro solicitó ayuda a la patrona para ser "la mejor herramienta en manos de la patria, que nos ayude a ser leales, fieles a su historia, a ser dignos de su honor y de su gloria".

El himno de Infantería sirvió de colofón en la jornada castrense en las dos capitales canarias.