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Los trabajadores niegan presiones de Clavijo para comprar Grúas Poli en 2011

Los siete empleados que adquirieron la empresa declaran ante la juez que la operación fue propuesta por José Padilla, su antiguo jefe, y que casi pierden sus casas

Los trabajadores niegan presiones de Clavijo para comprar Grúas Poli en 2011

No hubo ni trato de favor, ni presiones, ni intervención por parte del entonces alcalde de La Laguna y hoy presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, en la compra de la empresa Autogrúas Poli SL en 2011, cuando siete de los 18 trabajadores de dicha sociedad mercantil decidieron adquirirla. Lo hicieron para "salvar sus propios puestos de trabajo y los del resto de la plantilla", según manifestaron ante Celia Blanco, magistrada juez titular del Juzgado de Instrucción número 2 de La Laguna, que instruye la investigación del denominado caso grúas, cuando fueron llamados a declarar en calidad de testigos. Y además no solo lo reiteraron a las preguntas formuladas por la propia juez, el fiscal o los dos abogados que ejercen la representación letrada de las acusaciones populares personadas en el asunto en nombre de Unid@s se puede y XTF-NC, sino que todos señalaron a su antiguo jefe, José Padilla -propietario de la empresa concesionaria del servicio de retirada de vehículos en dicho municipio hasta 2011- como la persona que ofreció la compra de la sociedad mercantil a todos los trabajadores.

"Ni existió relación de amistad con el entonces alcalde nacionalista ni con ningún otro cargo político en el Ayuntamiento de La Laguna, ni antes ni después de la compraventa de esta empresa que, además, supuso un alto riesgo económico para los siete socios que decidieron adquirirla. Todos declararon ante la magistrada que para hacer frente a la compra tuvieron que hipotecar sus viviendas familiares para poder avalar el préstamo que necesitaban para adquirirla y, además, lo hicieron sin saber el verdadero riesgo que corrían con la operación pues se reafirmaron en que Padilla "nunca les dijo las deudas reales que había contraído la empresa" y que se elevaban a algo más de 286.000 euros en aquel momento, como comprobarían los siete socios a las 48 horas de rubricar ante un notario el traspaso de la mercantil.

Estas declaraciones entran en clara contradicción con los argumentos que esgrimen las dos formaciones políticas que han llevado este caso ante los tribunales. Ni eran amigos de Clavijo o del edil Pérez Godiño para que intervinieran o presionaran a Padilla para que les vendiera la mercantil, ni resultaron beneficiados económicamente, más bien todo lo contrario ya que entre otros asuntos, disminuyó en algo más de un tercio el presupuesto que año tras año destinaba el Ayuntamiento a Autogrúas Poli para la gestión del servicio.

Los empleados, a quienes Padilla les debía varias nóminas -y que nunca llegaron a cobrar- continuaron como conductores de grúas poniendo en riesgo su propio patrimonio y "sin obtener beneficio alguno de la sociedad, ni siquiera cuando salieron de ella", pues fue vendida a José Luis Tacoronte por el simbólico precio de un euro, ya que este empresario iba a adquirir una empresa con una deuda que se elevaba a más de 700.000 euros en 2015.

Santiago CasanovaConductor y socio

"No tenía relación con Clavijo; solo lo conocí por entrenar a kárate"

Estuvo empleado como conductor en Autogrúas Poli SLU desde noviembre de 2005 hasta que en 2011 participó en la compraventa de la empresa porque, afirma, "la situación era muy crítica y no cobraba". Asegura en su declaración como testigo del denominado caso grúas y ante la juez titular del Juzgado de Instrucción número 2 de La Laguna, Celia Blanco, que para comprar las participaciones de la sociedad tuvo que "hipotecar la casa" de sus padres y que aunque "recuerda que la empresa tenía deudas por nóminas no pagadas a los trabajadores, no sabía de las cuentas de la mercantil", ni tampoco que el "Ayuntamiento iba a pagar inmediatamente lo que le debía a la empresa" y afirma que "la empresa continuó con problemas económicos hasta que fue comprada posteriormente por (José Luis) Tacoronte".

Casanova admite que tenía una relación de amistad con Fernando Clavijo al que conocía del gimnasio en el que ambos entrenaban kárate, una amistad que, según dice, "se inició cuando tenía 12 años y terminó con treinta y algo de años", aunque luego afirma que coincidió con el entonces alcalde de La Laguna, y hoy presidente del Gobierno de Canarias, "hasta los veinti pocos años" (sic). Pese a estos detalles, el testigo asegura que "no había relación con Clavijo" y que "nunca fue a su casa". Añade que en aquellos años de entrenamiento deportivo conoció "a una de sus novias" y que "solo" eran "compañeros de kárate". Luego incide en que "nunca se han ido de vacaciones juntos" y que "no han tenido más relación".

El testigo, que detalla que se casó en dos ocasiones, rechaza en su declaración que Fernando Clavijo hubiera sido padrino en el segundo matrimonio y destaca que Clavijo, como alcalde, solo ofició la ceremonia civil y brindó luego en la fiesta. Sin embargo, apunta Casanova que le casó Clavijo porque era el alcalde en ese momento y que a pesar de que le invitó al banquete recuerda que "solo brindó y se fue".

Casanova declara que "la idea de comprar la empresa partió José Padilla", el anterior dueño y concesionario del servicio, y que "no llegaron a presionar para que vendiera". De hecho, en su declaración sostiene que "todos los partidos del Ayuntamiento tuvieron conocimiento de la venta de participaciones; que se reunieron con todos los representantes de los partidos". Añade que "tampoco se reunieron con Clavijo" previamente a la prórroga que el Ayuntamiento otorgó a la sociedad para continuar con la gestión del servicio el 27 de agosto de 2014.

Esteban HernándezConductor y socio

"No supe que hubiera deudas de al menos 246.000 euros"

El testigo manifiesta que empezó a trabajar para Autogrúas Poli en 2005 como conductor. Señala que es vecino en Tejina del concejal Antonio Barreto, pero que "no es amigo y no han asistido a eventos juntos". Sobre el que fuera alcalde Fernando Clavijo asegura que "no lo conoce y que no tiene amistad con él". Subraya en su declaración que "ninguna de estas personas ayudó a que entrara en la empresa o a comprarla" y que cuando lo hizo lo avaló con su domicilio mediante una hipoteca de la cual aún debe al banco unos 50.000 euros.

Hernández González asegura que José Padilla ya les había ofrecido vender la empresa en 2009 y que se reunieron en 2011 los 18 empleados y que "al final quedaron siete como posibles adquirientes". Ratifica que antes de la compra se reunieron con todos los grupos del Ayuntamiento para informarles de la operación y añade que "todos los grupos políticos, de gobierno y de la oposición", dijeron que "tiráramos para adelante, que lo apoyarían".

Afirma que no sabía cuál era el estado real de la entidad y que "surgió una deuda de 80.000 euros" y que "se enteraron cuando la sociedad fue intervenida". No obstante, revela que sí sabía que "en el momento de la compra de la empresa el Ayuntamiento debía unos 200.000 euros y que entraba dentro del trato que se cobraran dicha cantidad".

Añade que "el trato con Padilla consistía en que se le pagaban 65.000 euros" y que ellos "cobraban los 200.000 euros", pero "posteriormente llegó otra superdeuda (sic) con la Seguridad Social por 186.000 euros". Afirma que "no compraron la empresa a sabiendas de que el Ayuntamiento iba a levantarles todas las deudas, sino porque llevaban meses sufriendo sin cobrar sus nóminas" y que Padilla le había dicho que se "gastaba el dinero en p...". "Intentábamos mantener nuestros puestos de trabajo".

Asegura que tenían dos asesores laborales, Ángel Julio Navarro y Tomás Flores y que a éste último lo propuso él mismo, enterándose posteriormente de que "Flores había comprado la asesoría a Clavijo". Recuerda que los asesores les indicaron que la entidad "era viable" y se reafirma en que la "idea de solicitar el préstamo de 120.000 partió de los interventores nombrados por el Ayuntamiento".

Señalan que en 2015 informaron al señor Tacoronte de que "la deuda real era de 700.000 euros" y que "no sabe cómo una mercantil pudo estar interesada en comprar una entidad en esas condiciones".

Carmelo ReyesConductor y socio

"Avalamos las deudas con propiedades y no tuvimos beneficios"

Fue empleado en Autogrúas Poli SLU desde 2004 como conductor. Que en 2011 se reunieron todos los trabajadores para intentar comprar la empresa y que al final solo quedaron él y otros seis compañeros.

El testigo responde que "no es amigo del señor Clavijo y que lo conoce por ser quien es". "Que nunca ha ido con él al instituto ni ha practicado otra actividad" y, de igual manera, aclara que "conoce al señor Pérez Godiño por ser quien es y de nada más". En este sentido indica que "ninguna de estas personas influyó" para que comprara Autogrúas Poli SLU e insiste en que "no mantiene amistad con ningún político del Ayuntamiento que pudiera influir en la compra".

Al igual que el resto de testigos que compraron la empresa, alega que la intención que tenían para adquirirla era mantener sus puestos de trabajo porque llevaban varios meses sin cobrar las nóminas. Por ello, para pagar la fianza avaló un préstamo con su casa. Revela que antes de la compra se reunieron con Padilla y éste les dijo que "la entidad no tenía deudas". Asegura que la relación con Tomás Febles se circunscribe al asesoramiento que les prestó por "unos despidos y temas sindicales" y "nunca asesoró en la compra de la sociedad".

Respecto al préstamo de 120.000 euros solicitado en 2014, meses antes de vencer el contrato de servicio, "no fue pedido por los socios, sino por el interventor del Ayuntamiento". Concluye asegurando que antes de que José Luis Tacoronte comprara la entidad se le informó de que "tenía una deuda de 700.000 euros" que ellos "estaban avalando con sus propiedades, por lo que no quedaba otra que vender". Resalta que "en ningún momento Clavijo dijo si el negocio era o no bueno" y concluye diciendo, respecto a los beneficios, que "no tuve ninguno".

Pablo Ginovés SierraConductor y socio

"El Ayuntamiento está obligado a la viabilidad de la entidad"

Afirma que empezó a trabajar con Padilla en 2005 como conductor y que en 2011, junto a otros seis compañeros, compraron Autogrúas Poli SLU porque "tenía problemas económicos y empezaron a fallar los pagos de nóminas". Es por ello, continúa, que José Padilla les "propuso la compra de la entidad". Ratifica que ni él ni sus compañeros "presionaron" a Padilla pero admite que "protestaron" por la situación. Asegura, ante la juez, el fiscal y los abogados de las dos acusaciones populares, que si no hubieran comprado la sociedad habrían acabado despedidos porque el Ayuntamiento no hubiera absorbido al personal".

Cuestionado por la relación que podía tener con el entonces alcalde Fernando Clavijo, Ginovés Sierra declara que "no tenía relación de amistad; que no iban a comer juntos, ni de copas en Navidad". No obstante, manifiesta que su esposa sí estuvo trabajando en una asesoría de la que Fernando Clavijo participaba y era "jefe" de su mujer. Por eso asistió a la boda de Clavijo porque su mujer "fue invitada como empleada" que fue del hoy presidente del Gobierno de Canarias. En este sentido, reitera que "nunca ha invitado a Clavijo a ningún acto familiar; no es amigo, solo conocido".

Coincide con el resto de testigos al decir que cuando decidieron comprar la empresa de grúas contactaron "con el equipo de gobierno municipal y todos los grupos de la oposición" y que el entonces alcalde les dijo que "puede ser un negocio bonito" y aclara Ginovés Sierra que "en el sentido de trabajarlo". El testigo ratifica que compró 15 participaciones de la empresa, junto a otro compañero mientras que los otros cinco compraron 14. Asegura que para hacer frente a la fianza (180.000 euros) para la compra tuvo que "hipotecar la casa", deuda que saldó cuando vendió a Tacoronte. Afirma que en los primeros años de concesión del servicio a cargo de Padilla "la facturación fue buena y luego empezó a decaer por la peatonalización, el tranvía y parking públicos".

Ginovés Sierra asegura que, tras la adquisición, él y el resto de socios mantuvieron alguna reunión con el Ayuntamiento para explicar que había que reducir la plantilla pues "la entidad era inviable con 18 trabajadores de plantilla". Incide en que cuando se hicieron cargo de la empresa "dieron por sentado que el personal se quedaba" pero "vieron que la entidad no era viable (...) a las 48 horas de la adquisición" porque "la deuda era más del doble de lo que les había dicho Padilla". De hecho, recuerda que "a los dos o tres años de la compra apareció una deuda de Padilla con el propietario de Apinsa por 80.000 euros y había puesto como aval a Autogrúas Poli". En este sentido manifiesta que Padilla les había dicho que la empresa no tenía deudas, "salvo con la Seguridad Social de unos 60.000 euros", cuando en realidad "dicha deuda se elevaba a 186.000 euros".

El testigo comenta que en el pliego de condiciones para la gestión del servicio existe una cláusula que dice que "el Ayuntamiento está obligado a la viabilidad de la entidad, ya que ésta trabajaba exclusivamente para el Ayuntamiento", aunque "no sabe" cuánto podía cubrir de pérdidas la Corporación local para cumplir con dicha cláusula. Señala que "nadie del Ayuntamiento" les informó de la situación real de la empresa y que los interventores fueron quienes "solicitaron el préstamo de 120.000 euros" para continuar con el servicio así como "la prórroga del contrato" el 27 de agosto de 2014.

Felipe Casanova MedinaConductor y socio

"Para poder comprar tuvimos que hipotecar nuestras casas"

Felipe Casanova informa de que comenzó a trabajar como conductor en Autogrúas Poli SLU en 2005. Señala que en 2011 sabía que la sociedad tenía problemas económicos porque se les dejó de abonar varias nóminas y que en esas fechas José Padilla "ofreció a Carmelo, Santiago y Esteban la compra de la entidad" y que "los siete socios vieron algo viable continuar con la entidad" y que como aval "hipotecó su propia casa", al igual que el resto de socios.

Este testigo señala que entró a trabajar en la empresa porque conocía a padilla a través de Grúas Alonso, pero que en 2005 estaba encargado de una finca cercana a la chatarra aunque en esas fechas estaba en paro. Añade que "no tiene relación alguna con Fernando Clavijo, ni tiene parientes que trabajen o hayan trabajado" para el exalcalde lagunero. Solo hace un inciso cuando se refiere a que un cuñado suyo fue profesor de kárate de Clavijo, pero "de resto no he tenido más relación" con el político.

Del concejal y portavoz municipal de Coalición Canaria, Antonio Pérez Godiño, dice que "lo conoce de verlo en el Ayuntamiento". Y de ambos cargos públicos comenta que "no influyeron" en él para que adquiriera la empresa.

Alega que "siempre fue conductor de grúas", antes y después de ser socio propietario en la entidad, "que nunca fue administrador y que cuando se interviene la empresa por el Ayuntamiento siguió ejerciendo como conductor". Asegura que "no se informó de las deudas de la empresa de Padilla y que se arriesgó" al mismo tiempo que explica que no supo que el Ayuntamiento iba a pagar 200.000 euros después de la entidad, pero que "esa cantidad no pasó por la empresa, se fue a pagar deudas directamente a la Seguridad Social".

Con respecto a Tomás Febles, recuerda que era abogado y que trabajó para la empresa, pero no participó en la compra.

En realidad, la declaración de este testigo fue bastante escueta porque apuntó que de la gestión de la empresa sabía "bastante poco" que "no sabe cómo se gestionó lo del préstamo de 120.000 euros" y que "está metido en el ajo" porque "puso dinero" y tuvo que hipotecar la casa.

Leopoldo SantanaConductor y socio

"No conozco a Clavijo, ni sé si en 2011 ya era alcalde o era Oramas"

También entró a trabajar en la empresa en 2005. Asegura no recordar cómo se enteró del puesto de trabajo, pero que "conocía a Padilla desde pequeño y le pidió trabajo". Asegura que cuando se reunieron sus compañeros para valorar la compra de la sociedad, no estuvo presente. Faltó al trabajo tres días y entonces Padilla le preguntó si no iba a comprar la empresa, a lo que le respondió que no tenía dinero. Días más tarde, decidió participar una vez que se reunió con los compañeros y que para ello avaló con su propia casa un préstamo y que la hipoteca aún no la ha logrado levantar.

Manifiesta ante la juez que en 2011, "no sabe si era alcalde (Ana) Oramas o (Fernando) Clavijo" y que "tampoco conocía a Pérez Godiño. Asegura que Padilla le dijo, en la misma notaría en la que se rubricó la compra, que la empresa "no tenía deudas". Y concluye su declaración informando que "hace cuatro años que se prejubiló".

José Luis Conde LópezConductor y socio

"Me debían 23.000 euros y no podía dar de comer a mis hijos"

Al igual que el resto de sus compañeros que acabaron por adquirir la empresa, declara que fue contratado en 2005. Que "cuando tenía 15 años coincidió con Clavijo en el gimnasio de kárate y que en ese momento" el político nacionalista debía de tener unos "18 o 19 años y que coincidieron juntos en algún campeonato". Acto seguido manifiesta que "no ha mantenido amistad con él y que nunca ha estado en su casa", porque argumenta que "cuando dejó el gimnasio no han coincidido más". Y respecto del edil Antonio Pérez Godiño asegura que "no lo conoce de nada".

Sobre la compra de la empresa, asegura que fue Padilla quien la ofreció a los trabajadores. "Que hubo una reunión en casa de Carmelo (Reyes) y que allí acordaron siete compañeros comprarla y mantener al resto en nómina". Asegura que "para conseguir el aval del préstamo tuvo que hipotecar la casa y que la entidad no produjo beneficios", de hecho asegura que "cuando se hicieron los cálculos" se le "debían 23.000 euros en sueldos y que no tenía ni para dar de comer a sus hijos".

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