El hasta ahora director corporativo de la Radiotelevisión Canaria (RTVC), Heriberto Monzón, se despidió ayer de su puesto con una carta a los trabajadores de la corporación en la que denuncia las continuas "maniobras" para desestabilizar el ente público, "deteriorar" su marca y "degradar" a los directivos con el fin de imponer "intereses privados" por encima del interés público. Una alianza política -en la que aunque no se menciona de manera expresa en la misiva están algunos partidos de la oposición- y mediática -de empresas periodísticas con intereses audivisuales- en la que participan, según, Monzón, empleados públicos que "no creen en este proyecto", actúan con deslealtad profesional y, pese a tener la obligación del deber de reserva, "transmiten información, muchas veces inexacta o falsa, con el único objetivo de hacer daño".

Monzón fue designado director corporativo de RTVC en noviembre de 2016 y ahora, 13 meses después, dimite para retornar al sector privado. De esta forma, niega que su salida del ente público sea por desavenencias con el presidente del Consejo Rector, Santiago Negrín, como se mantuvo en algunos periódicos impresos y digitales. Al contrario, Monzón le agradece a Negrín su confianza : "lo he visto resistir presiones, levantarse ante ataques profesionales y personales, aguantar desde el silencio los comentarios y publicaciones más infames".

Negrín denunció ya en octubre ante la fiscal jefe de Tenerife presiones de empresas periodísticas privadas para interferir en la licitación del concurso de los servicios informativos, tras concluir la concesión actual a Videoreport.

Según Monzón, Negrín "ha soportado el peso de la estrategia de destrucción puesta en marcha desde hace muchos meses" y asegura que su marcha de la Dirección Corporativa del ente no está condicionada ni motivada por nada ni por nadie. Monzón sostiene que se ha intentado "manchar" su reputación profesional, escrutado sus relaciones personales y tratado con "ligereza" su trayectoria profesional. "Mi marcha ha sido objeto del dudoso honor de abrir una primera página de un periódico [ Canarias 7] pasando de ser cuestionado a convertirme en una gran pérdida".

El ya exdirector corporativo de la RTVC admite en su misiva que estos meses estuvieron jalonados de dificultades y cuestiona la fiscalización a la que está sometido el ente: "cuando el objetivo no es la mejora del servicio público sino obtener rédito político para sus intereses, se acaba difundiendo una imagen claramente errónea de esta casa y de todos los que hacen posible que cada día salga adelante la programación". "Entiendo que debemos estar fuertemente fiscalizados pero quien fiscaliza debe hacerlo desde el conocimiento sobre lo que hacemos", escribe Monzón en alusión a la campaña política de desprestigio en el Parlamento contra el ente.

En su adiós Monzón hace una defensa de la profesionalidad y el buen hacer de la plantilla tanto de la televisión como de la radio, ésta última es una situación que califica de "escandalosa" por la falta de personal y medios suficientes para ejercer la labor de servicio público que tienen encomendadas. En la misiva Monzón defiende el esfuerzo y la integridad del personal de informativos, afirma que las acusaciones vertidas sobre ellos son "injustas" y que le consta "el celo que ponen en preservar la pluralidad de los informativos" . "Quien señala no tiene autoridad moral alguna para hacerlas", precisa. El líder de NC, Román Rodríguez, es el único político a quien directivos de RTVC han acusado de presiones para influir en los contenidos.