Nuevos temores se ciernen sobre la ruta marítima que utiliza la inmigración irregular entre los países de la costa occidental de África y Canarias. La intensificación de la vigilancia en Libia, salida de la ruta que se utiliza en el Mediterráneo, puede desviar a los inmigrantes y a los que se aprovechan de ellos hacia la fachada atlántica y, por eso ,el Ministerio del Interior está reforzando la cooperación y las alianzas con los países de la zona, como es el caso de Mauritania y Senegal, para frenar cualquier atisbo en este sentido.
La visita realizada hace unos días por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a Nuakchot y Dakar forma parte de esta estrategia. "Hay que estar preparados por si las redes de tráfico de inmigrantes quisieran reabrir la ruta atlántica y, por ello, tenemos que intensificar el apoyo y el trabajo conjunto", indicó Zoido en la capital mauritana.
En los últimos meses ha habido un goteo de pateras y cayucos a las costas de las Islas procedentes de diferentes puntos de la costa africana. Las pateras proceden sobre todo de Marruecos y el Sahara y predominan los magrebíes. Sin embargo, también han llegado varios cayucos, embarcaciones más grandes y cuya salida es más al sur. Desde Interior se señala más a Guinea Bissau que a Mauritania o Senegal, aunque existen dudas sobre el origen exacto de estas embarcaciones.
Las estadísticas reflejan la evidencia de que la fachada atlántica lleva varios años tranquila después de la crisis de los años 2006 y 2007 con el aluvión de embarcaciones que llegaron a las Islas. Fuentes de Interior aseguran que el corredor del Atlántico tiene un control bastante garantizado y que de los datos estadísticos no se concluye que haya un repunte significativo de la inmigración irregular procedente de esa zona.
Para ayudar a que la ruta atlántica esté sellada el Gobierno español ha gastado ya más de 168 millones de euros en reforzar la vigilancia, ceder patrulleras, operativos conjuntos con agentes policiales españoles y autóctonos y cooperación sobre el terreno. Zoido ha ido allí para supervisar lo que se está haciendo, pero también para prevenir cualquier posibilidad de que se relaje la vigilancia en estos países, fronteras con el Sahel, y se cuelen oleadas de inmigrantes que busquen una salida por esta zona como alternativa al endurecimiento progresivo del Mediterráneo.
A la vez que Zoido visitaba Mauritania y Senegal también trascendió que tres patrulleras de las cuatro que tiene la Guardia Civil en la zona se encuentran averiadas o en inspección técnica. Desde Interior se argumenta que hay ocho patrulleras operando en la costa de Mauritania y Senegal y que no todas patrullan a la vez ni continuamente, cuatro de la Benemérita y otras cuatro cedidas a estos países con personal propio. El Gobierno niega que esta situación esté debilitando la vigilancia de la zona costera africana y que, en cualquier caso, en las próximas semanas se irán incorporando las patrulleras de nuevo a sus labores. No obstante, desde las asociaciones de guardias civiles se cuestiona la operatividad de estas embarcaciones.
