¿Quién domina el mundo?
Distintos poderes que a su vez están enfrentados. Por un lado, están los grandes estados. El gran dominador sigue siendo EEUU, pero tiene dos contrincantes que cada vez le hacen una oposición más férrea: China y Rusia. Y luego también existen otra serie de poderes como las grandes religiones o los grupos ideológicos, que intentan marcar un poco la pauta en el mundo. También existen poderes económicos.
¿La defensa y seguridad de los países se asientan sobre intereses económicos o políticos o sobre el miedo a ser atacados?
Para muchos estados defender su país significa defender su economía. También entran en juego las aspiraciones geopolíticas: defender la soberanía nacional, el territorio nacional, pero al mismo tiempo tratar de dominar a los demás en la medida de lo posible. Lo que pasa es que hay unos grandes dominadores que son los que hacen el juego principal y otros que intentamos ser lo menos influenciados posible.
¿Qué pieza de ajedrez sería España sobre el tablero de la geostrategia?
No es que seamos un peón, pero desde luego no somos ni el rey ni la reina. Somos un alfil. No somos una potencia pequeña, ni mucho menos, pero evidentemente no somos ni EEUU, ni Rusia, ni China. Es muy fácil acusar a los políticos de no hacer lo suficiente, pero probablemente cualquiera en su lugar haría lo mismo porque es muy difícil escapar del influjo de las grandes potencias. Es muy difícil adoptar actitudes independientes.
¿Por qué no muere el anhelo de someter al vecino?
Los estados son dirigidos por personas y las personas están dominadas por las pasiones, por los pecados capitales. Eso es una constante y seguirá siendo así hasta el final de los tiempos porque el hombre evoluciona muy poco.
¿Y detrás de la diplomacia qué se esconde? ¿Sirve para algo?
El mundo internacional es lo más hipócrita que existe. Como digo en uno de los capítulos del libro, las alianzas son muy efímeras y, hoy en día, cada vez más. No sabemos exactamente quién va a ser el enemigo por la tarde cuando nos levantamos por la mañana. La diplomacia sirve, sin lugar a dudas. Suaviza mucho las relaciones, pero tiene una cuestión muy curiosa y es que tiene que estar siempre respaldada por la fuerza. Una diplomacia sin más no sirve para nada.
¿Es España cuna de yihadistas?
No. La prueba está que de España han salido a combatir a las filas del Estado Islámico poco más de 200 personas y no todos eran españoles. En otros países han salido veinte veces más. Somos un país que aceptamos la diversidad y convivimos mucho mejor con cualquier tipo de religión o de razas. También es muy importante que hasta ahora, quitando las ciudades autónomas y alguna zona muy concreta de Cataluña, tampoco se han creado grandes guetos, los grandes barrios marginales que hay en otras ciudades europeas y que sí son verdaderos criaderos de yihadistas.
¿El control policial es suficiente para impedir que los islamistas se implanten en España?
No solo el control policial, sino también el control de los servicios de inteligencia. Hacen muy buena labor y había mucha experiencia acumulada con ETA. Podemos estar tranquilos aunque eso no significa que un loco en cualquier momento cometa una barbaridad.
Hay miedo de que entre los refugiados que buscan llegar a Europa se infiltren yihadistas. ¿Canarias está en el punto de mira? ¿Puede convertirse en su puerta de entrada a Europa por el desvío de las rutas migratorias?
No hay que estigmatizar a los musulmanes, pero si llega una gran cantidad alguno puede venir con esa intención o, una vez que estén en Península o en otro país, algún grupo terrorista lo puede movilizar. No es descartable. Hay que pensar que si cogiéramos a un millón de personas que vivan en Madrid o en Canarias también habría personas que serían manipulables por alguna organización. En Canarias no hay antecedentes musulmanes. No estamos hablando de Córdoba, Granada o Sevilla ni de Madrid o Barcelona por los efectos mediáticos que tendría, por lo que en principio no lo considero un objetivo prioritario.
Interior ha reforzado las alianzas en África para evitar otra oleada de pateras. ¿Es un síntoma de que preocupa esta vía de acceso ante la presión ejercida en las rutas del Mediterráneo?
El problema de la migración no va ir a menos, sino a muchísimo más por el crecimiento demográfico de África y por sus problemas estructurales que no son fácilmente solventables aunque se les inyecte dinero. Hay tal corrupción que ese dinero no llega al pueblo. Una vez que se cierren unas rutas es probable que se busquen vías alternativas. Alguien puede pensar en usar las Islas como ese punto para entrar en Europa con todo lo que ello significa.
¿Llegará en algún momento la defensa europea común?
Muy difícil. Los orígenes se remontan a los años 50 con lo que se llamaba Comunidad Europea de la Defensa y no funcionó. No lo hizo porque primero tiene que haber una amenaza común existencial y no la tenemos. Aquí hay unos países mirando a Rusia y a otros les preocupa el terrorismo salafista-yihadista y los problemas relacionados con la migración.
¿Qué papel juega África en la geoestrategia?
África juega un papel tremendamente secundario. África, probablemente, no significa más del 3% del PIB mundial y EEUU y la UE, por ejemplo, acaparan el 25% o el 17%. África también está muy dividida, es muy diversa y muy compleja como para adoptar políticas únicas que le permitieran mantener una voz más importante en el mundo. A ello se suma que también tiene problemas internos muy grandes.
¿Es posible encontrar un punto en común desde el que partir para cambiar la historia y dejar de alimentar resentimientos pasados?
Ahí entraríamos un poco en el terreno de las conspiraciones, en si de verdad hay interés de que eso suceda. Porque es verdad que una África desunida o desequilibrada como está actualmente es muy beneficiosa para países y multinacionales que pueden extraer sus recursos a precio de saldo. Ahí cabe la opción de pensar si de verdad hay interés para que haya estabilidad en todos los países africanos.
