Aquí hay más gente que en la guerra, mi niña", le decía una señora a otra en la avenida de la playa de Las Canteras, ayer, mientras esperaban a ver pasar el desfile del Carnaval al Sol. "Llevamos ya una hora aquí y esto no se mueve, ¿qué pasa?" se preguntaba la gente. Con una hora de retraso y mucho descontrol arrancó la fiesta mañanera del Carnaval capitalino, que, aun con todo, congregó a miles de personas.

"Otros años dividen a los grupos en la avenida y nos encontramos en un punto para lle- gar juntos a Santa Catalina", explicaba un murguero, "y en esta ocasión nos han tenido a los 40 grupos participantes en el desfile, al menos 800 personas, esperando más de una hora frente al hotel Cristina. No se podía respirar".

Ayer los presentes en el Carnaval al Sol estaban perdidos. La fiesta fue multitudinaria, colorida y sin altercados. Sin embargo, el desorden y la espera terminaron por pasar factura. Los programas anunciaban una hora y un lugar de arranque erróneos y los turistas estaban perdidísimos. No obstante, las plumas disiparon las críticas. Hayley Lange y Yassmin Foster, de Londres, eran claro ejemplo de ello.