- ¿Ha hecho alguna autocrítica durante el Carnaval o no hace balance hasta el final?

- La hago y escucho las críticas. El balance se hace al final, pero sé dónde están los problemas y los errores. También sé diferenciar qué cosas puedo modificar y cuáles vienen dadas.

- ¿Cuál es esa autocrítica?

- Me arrepiento de algunas decisiones. Por ejemplo, en relación a algunos artistas o presentadores. Pero hay muchos factores que interfieren en esas decisiones: el económico, las agendas, los compromisos.

- Este año hubo novedades. Un pregón por internet y la Gran Gala. ¿Habrá continuidad?

- Depende del balance. Pero lo cierto es que el vídeo ha tenido más de 25.000 visitas y nadie ha echado en falta el Pregón; por lo menos yo no lo he escuchado. Pero no depende de mí.

- Parece que dependen pocas cosas del Carnaval de usted.

- Menos de lo que la gente cree. De mí sólo depende lo que pasa en el escenario en las galas.

- Ya ha dicho que el Carnaval debe renovarse, ¿en qué?

- Necesita renovarse más por dentro que por fuera. Si el formato de las murgas, comparsas, de los propios trajes de las reinas y de los drags no va a algún sitio sino que se repiten; se estancarán.

- ¿También la Gala Drag? Parece un espectáculo muy vivo

- De momento. Puede atascarse. Este año, siendo un poco crítico y sabiendo que los drags han estado muy bien, el modelo de los 16 era el mismo en cuanto a estructura, estilo, contenido y lenguaje. No había nadie rompedor. Había un estándar. Eso sí, con mucha calidad.

- ¿Cómo se viven las galas en la trastienda?

- Hay una parte humana, emotiva, divertida y llena de anécdotas. La humana está llena de contradicciones y es un reflejo de la sociedad actual. Para mí es la parte negativa. La excesiva rivalidad. La búsqueda constante de un enemigo; que no sabemos porqué necesitan algunos colectivos creer que es la organización. En lo emotivo, el esfuerzo, la ilusión y el empeño por querer conquistar el aplauso del público y hacer una cosa bien hecha. En lo divertido, ocurren miles de anécdotas porque se cruzan miles de personas.

- ¿Toma nota de cómo percibe las galas el público?

- De su disposición, atención y cómo se mueven en cada gala.

- ¿Hay algún número que vio que no gustó?

- Hay opiniones para todos los gustos. No se puede contentar a todos porque trabajamos con un espectro muy amplio de público. Desde niños a mayores.

- Pero, después de tantas galas, ¿sabe lo que emociona?

- Sí. Quieren un espectáculo vibrante, con ritmo. Creo que lo conseguimos en la Drag. Nos ayudó mucho el que no hubiera cortes publicitarios. Gustarle a todo el mundo es imposible. Hacer las cosas bien y que la gente lo vea así es mi objetivo.

- A toro pasado ¿no cree que alguna pareja de presentadores no dio el juego esperado?

- De Ana Obregón y Roberto Herrera esperaba lo que han dado. Un trabajo muy correcto. Ana es una comunicadora no una actriz ni una cómica. Roberto hizo un trabajo muy sobrio, pero muy contundente. Demostró que maneja muy bien la gala.

- Es un hombre principalmente de teatro, ¿no abusó de ello en la Gala Drag?

- No. La obertura estaba concebida como un espectáculo musical, casi de videoclip. A partir de dos iconos de la música actual -Lady Gaga y Kate Perry- creamos una historia inspirándonos en el manga para que el espectáculo tuviera un hilo conductor.

- No sé si tuvo tiempo de ver la Gala de la Reina de Tenerife, ¿cómo la vio?

- Algo. Juan Carlos Armas ha introducido elementos distintos a su antecesor y ha resultado más dinámica. Él también ha tenido que limitar la participación de los grupos para poder destacar a las candidatas.

- ¿Sería posible trasladar algún elemento a nuestra gala?

- Él ha introducido elementos que ya hemos hecho aquí como la obertura musical. Todo está inventado.

- ¿Qué opina sobre la polémica que cada año hay entre los diseñadores de la Reina?

- No aporta nada. Todo el mundo que se inscribe a un concurso debería de asumir el fallo.

- Se ha contado con menos presupuesto y parece no haberse notado. ¿Cómo se ha logrado?

- Hay muchos elementos que se han reciclado. Escenografía, vestuario. Hemos apretado las cuerdas a los artistas. Al ir con una tele nacional hemos conseguido cosas en promoción. Y agudizamos el ingenio; que parece muy retórico pero ha sido la mejor herramienta para salvar el escollo del dinero.

- Si es así. ¿Se puede seguir recortando presupuesto?

- Si sigue bajando habrá que bajar el número de producciones. Quizá los metros cuadrados del escenario. Porque si es grande hay que llenarlo de decorados, luces. Al reducir días se han reducido costos. También hemos evitado costos excesivos en la contratación de artistas.

- Parece que la crisis tampoco ha afectado a la puesta es escena de grupos y candidatos.

- En general, han estado a un nivel bastante alto para el momento que se vive y los recortes de los patrocinadores.

- ¿Veremos alguna vez selección en otros grupos para que todos los actos puedan retransmitirse por el mismo canal?

- No depende de mí. Los concursos son como son y nacen de los propios grupos. Quizá sea hora de cuidar más el contenido de las comparsas y renovar en los diseños de la Reina. Todo no puede ser un espectáculo televisivo de primer nivel. Quizá se están poniendo muchas exigencias cuando es una fiesta hecha por gente anónima y amateur. Hay que cuidar la estética y el lenguaje, pero no se pueden tener unos niveles de exigencia como si fuesen los Oscar.

- Si se lleva a cabo el traslado del Carnaval no cree que habrá posibilidades para una grada más amplia, para que la lluvia no desluzca los actos.

- El Carnaval, sus contenidos, su emplazamiento entra en un periodo de reflexión y de posibles cambios. En lo que me toca, estoy abierto a escuchar si cuentan conmigo.

- ¿Va a continuar con el Carnaval? ¿Qué proyectos profesionales tiene?

- Tengo dos proyectos de teatro importantes. Una gira con Soy lo prohibido y un estreno en el Cuyás, en noviembre. Respecto al Carnaval, primero reflexionar. Saber hacía dónde se quiere ir y, una vez decidido, que me hagan la oferta. No económica. Porque asumir riesgos se hace cada vez más cuesta arriba y ser el blanco de todas la miradas es una mochila un poco pesada. Cometo errores como todo el mundo. Pero nunca creo que haya hecho dejadez de mis funciones artísticas y de seriedad. No puedo cargar con el conjunto del Carnaval. Evidentemente como no soy Papa Noel no puedo hacer feliz a todo el mundo.