Si el pop mundial perdió a su reina, Whitney Houston, hace un mes, el Carnaval Pop de Maspalomas, salvando las distancias, enterró ayer a su sardina más popera casi con la misma tristeza con la que se despidió a la estrella norteamericana.

No eran muchas, pero eran escandalosas. Llorando hasta quedarse afónicas, un centenar de viudas seguía anoche al triste cortejo fúnebre que conducía a la Sardina Pop hasta su incineración en plena Playa del Inglés tras dos semanas de juerga y desenfreno. Precedida de dos guitarras eléctricas y acompañados por sendos cuadros con las leyendas "paro" y "crisis", la sardina ardió por sus cuatro costados ante un millar de curiosos espectadores, la mayoría turistas sorprendidos que no dejaban de decir: "Spain is different".

La Sardina Pop fue conducida por las calles de Playa del Inglés seguida de varias viudas desconsoladas, algunas de ellas con barba y otras hablando en alemán. Las más sufridas no se cortaron de zorroballarse por el suelo de dolor concentrando los cientos de flashes de los turistas que observaban es cortejo entre asombrados y divertidos. Tras la carroza de la Sardina caminaba la comitiva oficial, con las reinas del Carnaval Pop al frente y el alcalde, Marco Aurelio Pérez, y resto de concejales detrás.

Una vez llegados a la playa, y depositada la Sardina sobre su pira funeraria, se encargó al humorista Matías Alonso la dolorosa labor de leer el testamento de la difunta en una "very sad night", como dijo la presentadora bilingüe. La verdad que la Sardina debía de ser una gran amiga o asesora de Marco Aurelio Pérez ya que no dejó, por boca de Alonso, de lanzarle piropos al alcalde y de su buena organización del Carnaval en contraposición con la anterior alcaldesa. El toque humorístico vino después cuando Alonso ofreció algunas de sus imitaciones de personajes conocidos como Pepe Dámaso, el Rey o José Manuel Soria. "Yo apoyo mucho el concurso drag porque lo mío últimamente es apoyar las plataformas", dijo el imitador provocando la risa al centenar de canarios allí concentrados y la indiferencia entre los guiris.

Finalmente, la Sardina ardió entre un enorme despliegue de fuegos artificiales.