"El número del drag que ha seleccionado no existe. Gracias por participar. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria". Este mensaje erróneo aparecía en el móvil de un carnavalero que quería votar por su reinona favorita en la Gala Drag, celebrada el pasado viernes en el parque Santa Catalina. Durante un periodo de tiempo que duró unos pocos minutos, para poder dar un punto al candidato elegido había que insistir. La explicación: las líneas se saturaron, de tanta ansia democrática de los usuarios.

Según la Corporación capitalina, el fallo se subsanó y se pudo emitir el veredicto que daba como ganador a Jesús Casillas (Drag Xoul), con la fantasía Okobango, la joya del Kalahari, en representación del Ayuntamiento de Arrecife y con un diseño de Willie Díaz, que ha hecho pleno este Carnaval con cuatro cetros de cuatro.

Precisamente, el voto del drag inexistente era para el ganador, que salió a escena en el puesto número 14 de los 16 que participaban. Pero es que también ocurrió con otros números del 1 al 16, lo que dejó descolocado al personal. Aun así, la sangre no llegó al río, puesto que, igual que a unos, afectó a todos y, al final, hubo Drag, que es de lo que se trataba.

No obstante, el retraso provocado por causas operativas, que se diría en un aeropuerto, permitió que Roberto Herrera, presentador residente de la Gala, desplegase todas sus habilidades sobre las tablas. Después de explicar que había problemas técnicos, animó el cotarro con alguna que otra broma y, sobre todo, se las arregló para que sus plataformeras majestades se arremolinaran a su alrededor para formar una foto de familia de lo más colorista. "Vengan todos para acá, que nos vamos a retratar", animaba el periodista, que podría haber inaugurado con este gesto una nueva tradición.

Sistema

El sistema de votaciones para elegir a las reinas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, en todas sus variantes, ha cambiado con respecto al origen de los concursos. La modificación llegó para evitar que se produjeran situaciones desagradables, como las acusaciones de tongo y desacuerdos, a veces expresados de manera agresiva, con el fallo del jurado, cuando este repetía año tras año en las mismas manos. Es el Ayuntamiento el que decide quién forma parte de cada una de las mesas, que son las de medios de comunicación, de invitados y de especialistas. Pero a estos jueces se suma el más importante, el público, que vota a través de mensajes enviados vía telefónica. El método hace un recuento inmediato de estas papeletas digitales y de ahí sale el más aclamado por decisión popular.

Más tarde, en una minirronda, al puro estilo Eurovisión, se van sumando los puntos, del 1 a 8, más un 10 y un 12, para cada candidato. Una vez hecho el recuento, se proclama al Drag Queen y a un segundo y un tercer premios, que completan el podio.

El suspense, por tanto, está garantizado, más el pasado viernes, por las dichosas máquinas, que, de sobra es sabido, que cuando se ponen latosas, no hay quien las gobierne.