Suelen decir que las segundas partes no son buenas, pero la que vivió este jueves El Mundo de la Fantasía de Las Palmas de Gran Canaria fue, sencillamente, espectacular. Los rosados muros del castillo que se erige sobre el Parque de Santa Catalina vibró anoche al son de movidas canciones y rítmicos pasos que dejaron latente algo: mientras haya ilusión, habrá Carnaval. Como en todo cuento, los protagonistas de la velada no podían ser otros que los más pequeños. Transformados en verdaderas criaturas de las Carnestolendas, desplegaron sobre el escenario arte, color y mucho brillo. Los niños, que vieron truncada su actuación el pasado domingo por los estragos de la lluvia, pudieron mostrar el resultado de tantos meses de trabajo en 23 minutos. Lentejuelas y plumas invadieron el ambiente. Comienza la magia. Presten atención...

Érase una vez una comparsa llamada Cubatao que durante 13 años prepara su espectáculo en el barrio de Jinámar. Cada Carnaval, con especial esperanza e ilusión, pisan el escenario donde se crecen, a pesar de los pocos palmos que miden algunos. "Segundos o terceros sí que hemos quedado en varias ocasiones", cuenta Laura Nordemo, la coreógrafa. La victoria les llegó con Un paseo desde las estrellas.

Hadas y flores se expandieron por la fortaleza de Santa Catalina. Con un número en el que hay acrobacias, despliegan color y magia con Sutil, el nombre de la fantasía con la que consiguen hacerse también con el segundo premio al mejor vestuario.

Pero la explosión de felicidad les llega cuando la periodista Jezabel Artiles, -presentadora del concurso- les da la gran noticia: son los ganadores de este año. La pequeña Nayeli Castro, de siete años, no puede contener las lágrimas de emoción, como el resto de sus compañeros, y de hecho, no puede ni hablar. Azahara Morán, de 17 años, tampoco tiene "palabras" y entre sollozos confiesa sentir "una motivación increíble".

Les siguen en el pódium los vencedores de la pasada edición de las Carnestolendas. Los chicos de Kisamba demostraron su destreza y profesionalidad con una actuación que alberga varios estilos. Alicia, que esta vez no está en el País de las Maravillas, sino en Santa Catalina, abre las puertas "a toda una vida de Carnaval" a través de un espejo mágico, personificiado en el genio de Aladín. Si la coreografía de las 31 componentes de la comparsa de Guanarteme fue exquisita, más lo fue su puesta en escena.

Con más de ocho trajes diferentes y cambios de vestuario sobre el mismo escenario, las de la agrupación logran el oro a mejor vestuario. Cada entrada generaba la expectación y el factor sorpresa logra bombardear las miradas. Y es que para deleite de los presentes, desfilaron sobre las tablas brillantes trajes de esmoquin, copas de champán, faldas con perlas, barras de labios y diamantes, cubanas con cartuchos de manises por tocado, flores o diosas indias; todo ello con mucho brillo.

Estilo Junior, por doble goleada, consigue el bronce tanto en interpretación como en vestuario. Con la fantasía Explosión de ritmo y color y la representación El color llega al mundo mágico, la treintena de miembros del grupo del Polígono de San Critóbal con muchas plumas verdes, moradas, rosas, rojas, azules y amarillas. La lluvia, tampoco pudo evitar danzar con los de Estilo Junior, y de forma sutil se dejó caer también por el escenario. Eso sí, son gotas algo más tímidas que los chicos.

Lianceros Junior, Loara Junior, Brisa de Volcán y Balos Bailongos también destilaron arte enfundados en maravillosas creaciones. El dúo Canicas fue el encargado de poner la nota musical en una noche donde los pequeños fueron las estrellas y los protagonistas. Las alegría que transmiten las comparsitas no es más que un claro reflejo del legado carnavalero. Y colorín colorado, este cuento, todavía no ha terminado...