"Disculpen por darles la espalda y el frente. Los decibelios nos han traicionado. ¡la humedad! Las previsiones acústicas se nos han ido. Quiero matizar un concepto que va a ser realidad y que va a ser fatídico en este acto. Anoche desempolvamos los instrumentos como cada año y esto fue nos encontramos -una trompeta llena de yerbajos-. En Teror está lloviendo que te cagas. Los habitantes de la villa, el cura párroco y la propia virgen dicen que no recen más para que llueva". La directora María Fernanda -en sus horas bajas Fernando Benítez- se disculpaba así con un micro sin potencia antes de entonar la banda del Equipo A, la popular serie de televisión de los años 80. Era el preludio de la actuación de una agrupación muy sui genesis -Las Niñas de la Banda de Teror- sobre la que se arremolinaron en un momento cientos de ciudadanos, turistas, curiosos y familias enteras pasado el mediodía. El fenómeno musical se producía ayer en pleno corazón de la capital, a la altura del número 65 de Triana, después de improvisar un pequeño pasacalle. Era el inicio de la fiesta versus Carnaval de Ayer que se desarrolló en el casco viejo, principalmente en la zona de Vegueta y que duró bien pasada la tarde. Cientos de mascaritas de todas las edades, fundamentalmente familias, se echaron a la calle para disfrutar de los festejos a plena luz del día, en una jornada a la que la lluvia dio una tregua a los más marchosos.

La actuación de las féminas sin depilar, en la que había un buen ramillete de tipos de mujeres y a las que seguían con interés los pequeños Óscar Rodríguez y Rubén Naranjo, sobrino e hijo de uno de sus componentes vestidos de superhéroes que "vuelan", prosiguió con el animado pasodoble España Cañí, de Pascual Marquina Narro, con el que arrancaron los primeros aplausos de los espectadores a pesar de que alguna componente de la banda dijo que la humedad la tenía "entumecida". La directora María Fernanda, batuta en mano y sentada de vez en cuando en un carrito de la compra, agradeció la ovación con un "es como si lo hubieran ensayado", mientras daba los tonos para la siguiente canción. "Primero, un intento; después tres y cuatro; y luego se las arreglan". Y así lo hizo el grupo con la mítica Grease y a la que pusieron coreografía trompetas y trombones - alzándose y sentándose al son de la música- provocando las risas entre el nutrido corrillo de espectadores y hasta de la propia directora de la agrupación.

Las niñas de la Banda de Teror, sin duda una de las mejores promociones que se han hecho de la villa mariana a pesar de que la lluvia les había estropeado el amplificador, no perdieron cuerda y entre el popurrí del grupo Abba y el Y.M.C.A. de los Vigalle People, sacaron la fiambrera -literal- para la "postulación" del espectáculo. Y es que la cultura hace tiempo que dejó de ser gratuita.

La directora lo dejó bien claro. "No hay afán de lucro. Esto es una ONG que apoya todo lo que haya que apoyar. Primero a nosotras, así que ustedes depositen que luego iremos argumentando donde invertiremos". Y estaba claro dónde iría la banda a dejarse los euros cuando acabara la actuación. Unos metros más adelante, en el bullicio de Mendizabal, La Pelota y Obispo Codina, donde los locales y restaurantes de la zona acogían a las mascaritas con pinchos, tapas y bebidas a precios populares y música carnavalera en la calle. Una iniciativa que popularizó el pasado Carnaval la Asociación de Empresarios de Restauración y de Ocio de Vegueta (AVOR) conjuntamente con el Ayuntamiento, y que ayer volvieron a disfrutar cientos de personas después del fiasco del pasado sábado en el que la lluvia impidió gozar de la Verbena de la sábana que habían preparado en el entorno, y que ha quedado pospuesta para la mañana del próximo viernes, día 28, en el que por la noche la ciudad conocerá quién será la Reina del Mundo de la Fantasía.

Hacia allí también se dirigía Lidia Batista, jubilada, con un hijo de "57 años", 9 nietos y tres biznietos y con la friolera de 81 años, enfundada en un traje de lentejuelas, bombín y guantes dorados, mientras el resto de sus homólogos pasaba la mañana mirando la vida pasar en algunos de los bancos de la calle mayor.

"Siempre me ha gustado el Carnaval; mi marido era pintor y no le gustaba mucho, pero terminó acostumbrándose", explicaba mientras esperaba a unos amigas para vivir el Carnaval de Ayer en Vegueta. Su próxima participación en las Carnestolendas será en la Gran Cabalgata, aunque para esa ocasión irán "vestidas de medusas".

A la altura del barranco de Guiniguada la música atrapaba ya a las mascaritas que se acercaban, alentadas también por el bamboleo de las tiras de colores que decoraban la calle de Mendizabal de esquina a esquina. Allí la sexy oficial Chani Tartana, empleada de limpieza cuando no está de servicio, ponía orden. "Es mi primer día de Carnaval. Llevo toda la semana trabajando; mañana domingo [por hoy] ya descansaré".

No era la única que se enralaba al son de la música. Un grupo de parejas con niños pequeños, componentes de la Asociación Canaria de Crianza Natural Azaral también se divertía. "Está muy bien organizado porque de noche, con los niños, los padres no podemos disfrutar", comentaba Paulina Aguiar, con Gabriel, de 20 meses, a la espalda y profundamente dormido.

Por las cercanías, también se divertían Beatriz y Pablo con los sobrinos de ésta -Alba y Óscar-, en espera de que llegaran los papás de todos porque la parejita iba de bebés. "Estaremos hasta que nos aburramos", aseguraban. Aunque ayer no había tiempo para eso dada la originalidad de muchas de las mascaritas que acudieron conjuntadas a la fiesta de Vegueta y las ganas de enrale que había en el ambiente.