Lo que se dice dolor no hubo ayer en el entierro de la sardina de los carnavales de Arrecife. De hecho, desde el comienzo de este sepelio ya se dejaba claro que el duelo se iba a convertir en una auténtica fiesta. La comparsa Sur Caliente se encargó de abrir, pasadas las seis de la tarde, el cortejo fúnebre a base de ritmo y mucho baile. La tarde ayer estaba bastante desapacible en la capital conejera. El viento y el frío parece que se pusieron de acuerdo para darle un toque más sombrio al acto que ponía fin a las carnestolendas de Arrecife. Quizás sería el mal tiempo lo que hizo que bajara el número de espectadores en el entierro a diferencia de otros años.

Pero tenía que haber habido un huracán para que los personajes más carismáticos del carnaval de Lanzarote se quedaran en su casa. Y si no que se lo digan a Pepe García que ayer volvió a enfundarse el traje de viuda para despedir como dios manda al carnaval capitalino. Junto a su "marido" Murillo, doña Pepe García tuvo tiempo de acercarse a la tienda para comprar varios manojos de peregil y rábanos. "Es lo mejor para acompañar al asadero de sardinas", aseguraba mientras intentaba mantener el paso junto a las autoridades que custodiaban a Doña Sardina.

Pepe García, que fue hace va-rios años el pregonero del carnaval de Arrecife, lleva medio siglo interpretando un personaje que es ya una especie de leyenda. "Son 51 años los que llevo disfrazán- dome y espero que no sea el último", destacaba.

García, que no dejaba de recibir el pésame por el fallecimiento de Doña Sardina, rememoraba los años en los que el carnaval era una fiesta más individual, en el que las mascaritas eran las auténticas protagonistas. "Ahora existen muchos grupos como las murgas, comparsas y batucadas que son los protagonistas", señala.

Junto a Pepe García se encontraba Juan Medina, el charlot de Lanzarote que ocupaba otro de los puestos de honor en el entierro de la sardina, junto a las dos reinas del carnaval de Arrecife, Gabriela Mendieta y Haimara Cabrera que dejaron sus fantasías para guardar un riguroso luto.

Volviendo al comienzo del desfile, la murga infantil Los Gorfinejos tampoco quiso perderse un acto tan importante como el entierro. Y es que tendrán que acostumbrarse al dolor que supone la pérdida de alguien tan importante para el carnaval. Les quedan muchas sardinas por enterrar.

Uno tras otro, los distintos grupos del carnaval conejero iban desfilando por la avenida marítima de Arrecife.

A más de uno ya se le notaba el cansacio después de unos días frenéticos. Sin embargo, tendrán que guardar fuerzas porque la fiesta lejos de acabarse en Lanzarote no ha hecho más que empezar. Y es que a partir de ahora faltan por celebrarse los carnavales de Puerto del Carmen, Costa Teguise, Tinajo, Haría, Playa Blanca y La Graciosa. Habrá que esperar al fin de semana del 29 y 30 de este mes para volver a guardar los disfraces.

Detrás de la murga Los Gorfines se encontraban los pregoneros de este año, la murga infantil Los Intoxicaditos de Valterra. Seguro que no olvidarán el año en el que tuvieron el honor de pregonar el carnaval de los Juegos Olímpicos. Y es que no todos los días se tiene la oportunidad de dar el pistoletazo de salida a una de las fiestas más importantes de la isla.

El desfile dio la oportunidad a las tres carrozas premiadas durante el coso del pasado lunes a volver a lucir sus fantasías. La carroza realizada por el grupo Más o menos de Haría con el diseño Avatar fue la que obtuvo el primer premio. El segundo puesto lo ocupó la carroza Patrás como los cangrejos mientras que el tercer lugar fue para los lagartos galácticos de San Bartolomé. "Dí que los lagartos estaban estupendos", aseguraba uno de los tantos bichos que se han reproducido como una plaga durante estos carnavales.

Ahora bien la carroza de la orquesta Salsa Verde fue la que atrajo con su música al mayor número de viudas. Como una especie de flautista de hamelín los componentes de uno de los grupos más populares de los carnavales llevaban tras de si a un numeroso grupo de desconsoladas viudas que gracias a la música podían sostenerse en pie.

Unas viudas que lograban el consuelo del sacerdote José María Pra y su hijo, el monaguillo José María. "Los carnavales son para disfrutar y lo mejor es meterse en el papel", destaca José María mientras confesaba a una de las tantas ovejas descarriadas que andaban sueltas por Arrecife.

Y si la comparsa Sur Caliente era la que abría el cortejo fúnebre lo que encargados de cerrar el desfile eran Los Cumbacheros de Tahíche. Porque había que recordar al personal que a pesar del luto y el dolor por el fallecimiento de doña Sardina lo realmente importante era seguir disfrutando de las fiestas del disparate y la alegría..

Pocos minutos después de las ocho de la noche el fuego acababa con la sardina en una pira colocada en la playa del Reducto. Era la apoteosis de un entierro y en el que se vivieron auténticas escenas de dolor. A más de uno le dio un soponcio hasta el punto que debieron recibir varias dosis de ron para recuperar la compostura. Y cuando las llamas devoraron hasta la última escama de la sardina la comitiva fúnebre enfiló en dirección al parque Islas Canarias y a la explanada del Almacén para terminar de ahogar las penas.