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Telde

Un Carnaval que ayuda al corazón

Los alumnos del colegio León y Castillo reivindican una vida saludable a través de disfraces en el pasacalles que recorrerá San Gregorio - La iniciativa promueve el ejercicio físico

Los alumnos de sexto de primaria del colegio León y Castillo de Telde mientras trabajan con los papagüevos que utilizarán en el pasacalles. SANTI BLANCO

Un equipo de papagüevos deseando marcar canasta como buenos jugadores de baloncesto, cabezudos corriendo por las calles, un dragón chino bastante saludable, guaguas como medio de transporte alternativo, un barco de vela latina de nueve metros, la mítica sardina del Carnaval rellena de petardos, y el colegio León y Castillo de Telde en peso, desde infantil hasta primaria, todos disfrazados, serán los protagonistas del pasacalles que recorrerá San Gregorio el próximo 26 de febrero. Y es que el centro no ve mejor forma de reivindicar un estilo de vida saludable que moverse a pie por el barrio enseñando las distintas disciplinas deportivas con las que emplear el tiempo.

El año pasado fueron las manzanas y los plátanos andantes los que atrajeron la atención de los vecinos del municipio, a través de la intención del colegio de motivarlos a llevar una dieta equilibrada. Este año no se lo han pensado dos veces y han puesto como compañero de viaje, y complementario a las frutas, desde un balón de fútbol a una cinta de gimnasia rítmica. En esta edición, el centro apuesta por el ejercicio físico como una fórmula para llevar una vida saludable. Así, cada clase representará una disciplina deportiva concreta a través de sus originales disfraces.

Hace una semana que las clases, desde los más pequeños hasta los mayores, comenzaron los talleres para preparar su Carnaval. Aunque ahora no le dediquen demasiadas horas, su profesor y organizador del evento, Benito Galván, garantiza que durante las fechas previas "será una locura".

Una aventura en la que no solo los alumnos son los protagonistas, sino que los padres, madres, profesores, el AMPA, el portero del centro y otros voluntarios ajenos, se vuelcan en la organización del evento de una manera que Galván califica de "increíble". De esta manera, según los horarios disponibles, estos colectivos vienen por las mañanas y por las tardes, "incluso los sábados si hace falta" para echar una mano. Colaboran con la elaboración de los disfraces, con el maquillaje, con la creación, o adaptación de otras del año pasado, de las manualidades necesarias, con los distintos talleres y "con lo que haga falta" para que la fiesta salga adelante y en ese día, esperado por todos, los más pequeños salgan a las calles del barrio teldense.

El profesor garantiza que "absolutamente todos participan", y explica que "es sorprendente la ayuda que se recibe para sacar un proyecto como este, porque requiere mucho trabajo, ayudan mucho, y esto no sería posible sin esta colaboración tan importante". Mientras, su tutoría de sexto de primaria disfruta haciendo unos retoques a las cabezas de los papagüevos que el mes que viene jugaran un divertido partido de baloncesto por las calles del barrio.

Y es que la idea principal es que los menores se diviertan mientras aprenden que el ejercicio físico es necesario para llevar una vida saludable. Así se lo quieren hacer ver sus profesores, que trabajan durante el curso para inculcarles esta responsabilidad y llevarles por el camino de una buena alimentación y una vida lejos del atractivo y no beneficioso sedentarismo.

El colegio León y Castillo tiene, además, su compromiso con el medioambiente. Es por ello que los artículos que se emplearán en el pasacalles son, en su mayoría, "actualizados" del año pasado. También los disfraces son mayormente reciclados, buscando siempre el bajo coste y, sobre todo, "la creatividad", asegura Galván.

Por los alrededores se encontraba Juan Cruz, el portero del centro, que también colabora, centrándose este año con la elaboración de la sardina que será quemada en el colegio a la vuelta del pasacalles. La idea, según cuenta su organizador, es salir del León y Castillo a las 10.00 horas de la mañana, donde estarán reunidos todos los alumnos, profesores, padres, madres y demás ayudantes. Desde allí una batucada y otra alternativa de ambientación musical por parte de la Escuela de Música de Telde, los acompañará por el recorrido.

Al llegar a la plaza de San Gregorio habrán dinámicas con música, bailes y el canto del himno en defensa de la salud. Una canción inventada por el centro que reivindicará su razón de estar por las calles animando a los vecinos. A las 12.00 horas comenzará la vuelta al colegio, donde se continuará la fiesta y se procederá a la quema de la sardina que se está preparando "con mucho cariño e ilusión".

Este año, el elemento estrella será un barco de cartón, y otros materiales resistentes, de nueve metros y con capacidad para llevar dentro a unos 60 alumnos. La embarcación, que el año pasado no salió, recorrerá también el barrio este año como representación de la vela latina. Así, los colaboradores lo modificarán hasta adaptar su apariencia a una barca con esas características. "El año pasado nos dio cosa por si era muy complicado, pero este año embarcamos a los padres y no habrá problema", comentó divertido el profesor.

El evento carnavalero no es la única actividad de concienciación con la salud que el centro lleva a cabo. A lo largo del curso, tanto el alumnado como los padres y madres, reciben charlas relacionadas con la temática, clases de aeróbic, yoga y pilates, y pautas de conducta para lograr que, más que actividades para fomentar el propósito, se convierta en un estilo de vida de los menores. La Concejalía de Deportes de Telde apoya el proyecto desde el principio, una iniciativa que defiende una manera de aprender con diversión.

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