El carnaval ya ha llegado a Arrecife y no abandonará la ciudad hasta el próximo 10 de febrero. Fantasmas, dioses vengativos, Freddy Krueger, la niña de El exorcista y los enmascarados de Saw y Scream, entre otros personajes del cine y la literatura del terror, están invitados a un carnaval de miedo, la alegoría que ambienta este año las fiestas.

De momento, los que ya han hecho acto de presencia son los integrantes de la Batucada Villa Pipol, caracterizados como indígenas isleños. Encabezaron el pasacalle que salió en la tarde de ayer desde la Calle Real hasta la explanada del Castillo de San Gabriel, donde los Diablos de Haría dieron la bienvenida al pregonero de las carnestolendas, Alfonso Duro Cabezón.

Con un pregón cargado de recuerdos y anécdotas el músico y murguero fue desgranando sus vivencias desde 1969, año en el que apareció la primera charanga carnavalera, dirigida por José Sabina y formada por músicos de la antigua banda municipal de Arrecife, a la que pertenecía Duro Cabezón, y "músicos de salas de fiesta situadas en el kilómetro Uno", como se conoce la salida de Arrecife hacia el norte de la Isla.

El resultado de esa experiencia con la charanga fue "tan satisfactorio", que nada más terminar los carnavales, sus miembros se pusieron manos a la obra para fundar la murga Re-La-Mi-Do. El primer disfraz fue el de pierrot, con los colores azul y rojo, de la bandera de Lanzarote, que la murga no dudó en repetir al año siguiente "porque no teníamos presupuesto para hacer otro traje", dijo Duro Cabezón. A partir de ahí surgieron otros grupos como La Casa del Miedo, Los Arretrancos y Las Arretrancas del barrio de Valterra, Los Batateros y Las Revoltosas de San Bartolomé y Los Gruñones de Tías, y comenzó el concurso de murgas. "Empezamos a competir con unas letras picantes y muy divertidas", comentó Duro Cabezón.

En los festejos no faltaban los amigos que se reunían para hacer alguna parodia. "Algunas muy reconocidas y con bastante éxito fueron la boda del siglo y el concurso de Miss España", rememoró el pregonero, quien hizo hincapié en que "el carnaval lo hace el pueblo y el ayuntamiento colabora".

En burro al escenario

Uno de los momentos con más gracia fue cuando Duro Cabezón se refirió a la ocurrencia de 1972, cuando Re-La-Mi-Do eligió caracterizarse como Alibabá y los cuarenta ladrones. Juan Negrín era su director y la idea era que hiciera el camino de entrada hasta el escenario montado en burro. "El burro que se espantaba, el dueño del burro que intentaba frenarlo y Negrín al suelo, hasta que como dice el refrán, 'la música amansa las fieras', y depués de varias intentonas ya pudimos salir y hacer el paseíllo", relató Duro Cabezón, al que la emoción invadió varias veces durante su intervención.

La Sociedad Torrelavega era otro de los puntos obligados del carnaval. En el bar de esa entidad cultural y de recreo, fue donde se gestó en 1974 la iniciativa de anunciar el comienzo de los festejos en Arrecife, "tal y como hacía Pepito Caña Dulce en San Ginés". El pregonero detalló que "José García, carnavalero hasta la médula y yo nos pusimos manos a la obra con el amigo Narciso". Relató que "me fui a la Villa de Teguise y le encargué al amigo Soto, músico como yo, que tenía un taller de latonería, que me hiciera una corneta Heraldo, que son las alargadas igual que las que salen en las películas. García se encargó de buscar los tres burros, hacer el pregón, y Narciso del tambor".

Un día antes de empezar los carnavales, los tres salieron por la Calle Real pregonando su comienzo "a los gulfines del Puerto y a los del campo". A todos invitaron a "quitarse la mascarita habitual" y a ponerse "sin tardanza la que sienta de verdad". De la Calle Real fueron a Valterra, Titerroy Altavista. En 1990 repitieron el pregón, pero con caballos. De eso han pasado ya 42 años y ayer se revivió ese momento en el exterior del Castillo San Gabriel con Duro Cabezón y García. Eso sí, en esta ocasión sin la presencia de los asnos.

Los bailes de El Almacén fueron otro de los clásicos del carnaval. Después de actuar en el concurso, la murga Re-La-Mi-Do pasaba por delante del bar de ese centro cultural hasta que el arrendatario del mismo los invitó un día a tomar unas copas "para que siguiéramos tocando dentro y animar a los pocos clientes que allí estaban". Al año siguiente la agrupación ya tenía un lugar reservado en su interior. "Así se llegó a lo que son hoy los bailes de El Almacén", que se celebran en el aparcamiento cercano por la gran afluencia de público.

El pregonero, lanzaroteño de adopción desde hace 56 años, invitó a todos, "a convivir en estas fiestas" y "a divertirse sanamente aprovechando la hospitalidad del pueblo conejero". Acto seguido actuó la Orquesta Salsa Verde.