"Yuos, mami, nadie sabe quién soy", le decía ayer un niño disfrazado de ninja a su madre. Efectivamente, con la cara cubierta con una capucha, como para saber quién era. Y si hubiera querido, usando sus habilidades de camuflaje, seguro que se habría paseado sin ser detectado por todo el recorrido de la Cabalgata infantil del Carnaval de Los locos años 20 que disfrutaron los más pequeños... y los que no lo son tanto. Porque aunque entre los que participaron en el desfile -muchos, subidos en las carrozas- la mayoría eran menores de unos 12 ó 13 años, entre el público se encontraban, además de los padres de los chiquillos, muchísimos jóvenes que ayer hicieron también suyo este tradicional evento. Los protagonistas, eso sí, fueron los niños.

En total, unas 50.000 personas -según fuentes municipales- asistieron a la Cabalgata, que inició su recorrido en el Castillo de La Luz y finalizó en el parque Santa Catalina. A ritmo de batucada, mascaritas de todas las temáticas y colores se echaron a la calle un año más en lo que fue una auténtica explosión de música y confeti. Superhérores, villanos, mafiosos, faraones, jugadores de fútbol, los minions de Gru, mi villano favorito, princesas, príncipes, vaqueros, policías... Todos ellos llenaron las calles del trayecto, en el que también estaban las comparsas infantiles y la Reina infantil y su corte de las que resultaron ganadoras en sus respectivos concursos. Dayanara Hernández, Reina infantil, no perdió la sonrisa en ningún momento y saludaba, a su paso, al público con ilusión.

Entre los que recibieron su reverencia y llegados desde una galaxia muy, muy lejana -bueno, desde El Puertillo, en Arucas, más bien- estaban Amelia Rodríguez y Alexis Falcón, con la hija de ambos, Amelia. Aunque prefiere la saga clásica, Rodríguez reconoce que le vino la inspiración para crear sus fantasías con el estreno en el pasado mes de diciembre de la última entrega de Star Wars, el séptimo episodio titulado El despertar de la Fuerza. Ella iba ataviada como la Princesa Leia, él como Han Solo y la pequeña como Rey, uno de los nuevos personajes del filme al que rodea mucho misterio. "Ya nosotros le hemos dado un origen, es la hija de Leia y Han Solo", comenta entre risas Rodríguez, que también confeccionó, con cartón, un Halcón Milenario -con un BB-8 de corcho incluido- que hacía las veces de carro donde portaban sus enseres.

Lo cierto es que la temática relacionada con el universo creado por George Lucas fue una de las más usuales entre los disfraces que se pudieron ver en la Cabalgata. Darth Vader, Yoda, jedis con sus sables láser y hasta tropas de asalto del Imperio se dejaron ver con total desparpajo.

Quien también se encargó de llevar a cabo los disfraces de su familia fue Myriam Reynaldo, que se basó, en esta ocasión, en los personajes del largometraje Del revés, de Disney y Pixar. Ella iba de Tristeza, Matías Grosso iba de Ira y la hija de ambos, Amber, iba disfrazada de Alegría. Hasta el carro de la pequeña iba preparado con el panel de mandos que usaban las emociones en la cinta. "Siempre me encargo yo de hacer los disfraces nuestros cada año, a veces me baso en películas y otras son de inspiración propia", cuenta Reynaldo.

Aparte de los que disfrutan del espectáculo desde la misma calle y los que lo hacen desde dentro de alguna de las carrozas, otros observan el paso de la Cabalgata infantil desde las ventanas y balcones de sus casas. Unos más y otros menos, pero resulta casi imposible mirar a algún lugar donde no se atisbe algún niño lanzando confeti. Y luego están los que se lo pasan mejor recogiéndolo del suelo y jugando con él que con cualquier otra circunstancia del desfile.

Es el caso de tres pequeños que se encontraban aún en la calle Juan Rejón ya con la Cabalgata Infantil de Las Palmas de Gran Canaria avanzada y ellos estaban más entretenidos con las tiras que casi ni prestaban atención a lo que ocurría a su alrededor. Uno de ellos, vestido con el traje de Spiderman, parecía que lo usaba a modo de telarañas, como las que usa el mítico superhéroe de Marvel en sus aventuras para desplazarse entre los rascacielos de Nueva York. Seguro que Stan Lee estaría orgulloso. Los niños, por su parte, pudieron convertirse ayer en sus personajes preferidos.