Escuchan la música? "Tiritiritirití, tiritiritiri; tiritiritirití, tiritiritiri"... Es la del programa aquel de bichos que echaban en la tele cuando era chica, El hombre y la tierra se llamaba. Qué gran especial se perdió Félix Rodríguez de la Fuente en el Carnaval de Las Palmas. Bueno, y Darwin hubiera flipado con la fauna del mogollón, que vaya pa'l carajo la Teoría de las Especies.

Cuando una mascarita sale al parque de noche lo puede hacer de tres maneras. Una, para divertirse y ligar indiscriminadamente. Dos, para divertirse y ver "ar pibe" que le gusta. Y tres, sólo para divertirse. Esta última categoría suele tener pareja fija. Esto quiere decir que el ritual de cortejo y, si la aventura se tercia, de apareamiento, es el comportamiento dominante. Eso es así.

Si por la noche todos los gatos son pardos, en Carnaval son como el tizón. Y si en el Kopa se respiran hormonas desatadas en el ambiente, en un chiringuito la testosterona y los estrógenos pueden alterar el orden cósmico.

La escena se repite. Ella, haciéndose la despistada, con las amigas formando un círculo... bueno, más bien un perímetro de seguridad. Este año su madre se dejó los ojos cosiéndole los flecos del traje, que ya le dijo que para la próxima que vaya al chino como todo el mundo. Ahora la concejala puso unas carpas como chiquirout de esas modernas. Baila como con desgana y, de vez en cuando, echa un vistacillo por encima del hombro, por si aparece él. Pero no, quien comienza a oler la sangre es el buitre leonado. Se trata de un espécimen masculino que ha decidido que es sexy ponerse una minifalda de su hermana, una peluca rubia cambada y pintarse como una puerta. Este ser irresistible suele empezar a beber al peso de las dos de la tarde y a esas horas ya no distingue bafle de palmera datilera. El vaso de cubata con el hielo derretido es una extensión de su brazo y la trayectoria de su danza dibuja un signo del infinito, como un ocho, vaya. Sólo hay una solución. Nunca se debe mantener contacto visual con el buitre leonado. Si ese hecho se produce, no hay escapatoria, son siglos de una sofisticada herencia genética.