"Tendremos que pedir mañana una baja médica después de estar cargando con la sardina". El director de la murga Los Simplones, Enrique Martín, se tomaba con humor y con honor la responsabilidad de escoltar a doña sardina en el desfile que ponía ayer fin a los carnavales de la capital lanzaroteña. Y es que la agrupación que obtiene el primer premio en el concurso de murgas de Arrecife tiene el privilegio de cargar a la sardina a la hoguera que anuncia el fin del cachondeo. Eso es en teoría porque en Lanzarote la fiesta no ha hecho más que empezar.

Pero volvamos al entierro de la sardina más simplona. "Para nosotros es un orgullo y una recompensa por el trabajo bien hecho", destaca Enrique Martín que en el 2011 experimentaba por vez primera, junto al resto de componentes de su murga, el sabor de la victoria.

El que también estaba disfrutando del sepelio era el pregonero, Alfonso Duro Cabezón, que un año más estaba al frente de la banda Salsa Verde, la última de las carrozas encargada de animar el velatorio. "De todas formas, seguiré siendo el pregonero hasta el año que viene", afirmaba Alfonso que no oculta que lleva el carnaval en la sangre. Eso sí, estecarnavalero de pro no dudaba en recordar los viejos tiempos en elque la música no era tan estridente. "La verdad es que la música que suena en el resto de carrozas apenas deja oír a nuestra orquesta", se lamentaba. Un estruendo que apenas dejaba oir la archiconocida Fiesta de Blas y algún que otro tema de Los Beatles, aunque con un ritmo más pachanguero.

Los primeros en abrir el desfile fueron los miembros de la batucada Villa Pipol que llevan animando el cotarro carnavalero desde el año 1988. No es que fueran rápido sino que tenían un poco de prisa ya que hoy viajan hasta la ciudad mediterránea de Menton, en Francia, para participar en el gran desfile de los limones. La 'Fête du Citron' que este año estará dedicado a la época dorada del cine italiano contará con la participación de una de las agrupaciones más genuinas del carnaval de Lanzarote que al ritmo de sus tambores, chapas, cajas, pandeiros y sekeres harán vibrar las calles del último pueblo de la Costa Azul francesa antes de pisar Italia, con sus inconfundibles sonidos.

Rafael Rey y su familia no eran precisamente franceses sino gallegos, de Pontevedra. De riguroso luto habían decidido participar por primera vez en el entierro de la sardina a pesar de llevar 20 años residiendo en Arrecife. "Nos encanta el carnaval y como este año no pudimos ir al coso del lunes por motivos laborales, decidimos participar en este entierro", señalaba Rey.

Y volviendo al carnaval, Lanzarote se prepara para disfrutar este fin de semana en Puerto del Carmen porque la fiesta continúa.