La lluvia hizo aparición el sábado pero no fue obstáculo para que miles de viudas desconsoladas dejaran de asistir al tradicional entierro de la Sardina de Gáldar, que partió a su hora desde el Polideportivo Municipal y llegó al frontis del Casino, donde le esperaba su desenlace final.

Una sardina subida a un globo y preparada para su último viaje, eso sí bien maquillada y arreglada para el adiós del carnaval donde la música no faltó en ningún momento.

Fue el alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, con disfraz de flamenca, quien tuvo el honor de prender fuego a la sardina y despedir así entre llantos a su carnaval de la Vuelta al Mundo.

Le acompañaron en el recorrido toda una comitiva desconsolada que lloraba el final del Carnaval que terminó su programación con el Domingo de Piñata en la Plaza de Santiago. Azafatas de vuelo, cabareteras de negro riguroso y muchas viudas afanadas en mostrar su dolor por este final de un viaje que ha sido inolvidable y que pone fin a las fiestas galdenses por este año.

El entierro de la sardina y el domingo de piñata fueron los dos últimos actos de un carnaval que tuvo su momento culminante el viernes con la gran cabalgata, un desfile multicolor y musical para ambientar el recorrido por las calles del casco con carrozas, comparsa, murgas y bandas de música. Especial nuevamente fue este año la participación de los centros escolares que se involucran con sus creaciones y fantasías de esta Vuelta al Mundo en 80 días. Tras la comparsa Araguime abrió el recorrido la carroza de la Corporación municipal con el alcalde de la ciudad, Teodoro Sosa Monzón, y los concejales del Ayuntamiento galdense con sus diseños de la fantasía elegida este año dedicada al famoso cuento de Julio Verne. Las murgas Los Pedreros, Los Chismosos y Los Rockefeller participaron en esta cabalgata intercalando entre las carrozas que participan el humor y la alegría de sus actuaciones.