El diluvio. Eso es lo que cayó en el parque Santa Catalina una hora antes de que comenzará la gala más esperada del Carnaval, la de la Drag Queen. Un evento que estuvo en vilo durante toda la mañana debido a la situación meteorológica de lluvia y viento de las últimas jornadas, pero que, finalmente, se mantuvo en el programa debido a que las previsiones de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) solo anunciaban precipitaciones hasta las siete de la tarde y a que el Gobierno de Canarias no había decretado situación de emergencia. Pero el tiempo se burló de la Aemet, de las Carnestolendas y de la Sociedad de Promoción del Carnaval e hizo de las suyas una hora antes de celebrarse el espectáculo, previsto para las nueve de la noche y que iba a ser retransmitido en directo por la Televisión Canaria y Atresmedia. La lluvia fue tan intensa que provocó que el sistema eléctrico se cayera y dejará sin luz durante varios minutos al escenario y al backstage.

Finalmente, el Ayuntamiento decidió suspender el evento veinte minutos antes de su comienzo y aplazarlo a mañana domingo, a las ocho de la tarde, por seguridad para los participantes y asistentes, ante la cantidad de lluvia que cayó sobre los equipos eléctricos. Así lo señalaron la concejala de Carnaval, Inmaculada Medina; el director artístico de la gala, Israel Reyes, y los participantes.

La Cabalgata, que había sido cambiada de día para que pudiera desfilar también el Drag Queen ganador, será hoy, pero no contará con la reinona. Es la segunda vez que se suspende una gala drag, tras los sucesos de Pancho Guerra -23 de febrero de 2006- en los que murieron tres personas.

A las ocho de la noche, cuando al recinto estaba aún vacío pero el público ya hacía cola a la entrada; los operarios terminaban de colocar las vallas para aislar al jurado y los gráficos del público; los cámaras preparaban sus equipos para la retransmisión en directo; los operarios secaban el suelo del escenario de agua y en el edificio Miller los drags, acompañantes y demás figurantes en la gala, daban sus últimos retoques al maquillaje, vestuario y atrezo, todo parecía seguir el curso normal de una gala de este tipo. Con los nervios y las prisas propias de un evento en directo, en el que 20 aspirantes, que habían pasado una preselección, competirían para quitar el título a Drag Valkiria -Nelson Rodríguez- ganador en las pasadas Carnestolendas.

En los camerinos esperaban unos presentadores de lujo. La actriz canaria Yanely Hernández; la presentadora y también actriz Ana Morgade, y el actor y productor de cine José Corbacho, mientras en la torre de control se comprobaban las luces del escenario, el sonido, y toda la maquinaria que hace posible la gala drag.

Pero en diez minutos todo se transformó sobre el parque Santa Catalina. La lluvia hizo su aparición y la Aemet y los organizadores se tragaron sus previsiones. Llovía con tantas ganas, que la gente comenzó a correr a refugiarse en el edificio Miller, convertido desde las dos de la tarde en backstage para los participantes y sus equipos, y en las casetas, donde televisiones y demás personal trabajaban para que a las nueve de la noche el escenario de Los locos años 20 se encendiera y diera paso el espectáculo.

Pero el agua no paraba de caer y rebotaba en el suelo, ya empapado a lo largo del día; el canalón del restaurante Fataga, lleno de mascaritas para ver la gala que se refugiaban bajo los parasoles, sonaba con intensidad, mientras se oía algún que otro grito de asistente enchumbado en agua en busca de refugio.

Bajo el quiosco de bebidas que está al lado del Edificio Miller, cerrado, un montón de gente se apelotonaba bajo el pequeño parasol con los paraguas abiertos. Pero ni paraguas, ni nada. La intensidad era tal que solo el que estaba refugiado bajo techo se escapaba anoche del agua.

Los incondicionales del Carnaval y de la gala Drag ya estaban ocupando las primeras filas de platea que, por primera vez, eran sin asiento. Era uno de los cambios introducidos por la organización del Carnaval en esta gala para que la gente se divirtiera y pudiera bailar al son de la música de los drags. La decisión obligó a tomar una segunda medida y era la de instalar sobre el escenario una plataforma para que las actuaciones de los participantes pudieran seguirse sin problemas desde todos los rincones del parque. Pero las novedades habrá que analizarlas este domingo.

La nube seguía descargando con ganas cuando, de repente, a las ocho menos 25 se oyó un gran ohhhhhh. Y la luz se fue en el edificio Miller y del escenario.

Fueron unos minutos largos a oscuras en el backstage, iluminado con los móviles de los drags y figurantes, caras de perplejidad entre todos los allí presentes por ver si la gala se celebraba o no y un soniquete: "Esto se veía venir".

La luz volvió en menos de diez minutos y apenas quedaban veinte para que la gala diese comienzo, pero todo eran dudas entre el público ya presente.

Lucía Tacoronte, una incondicional desde hace ocho de la gala Drag Queen, se encontraba ya en primera fila, enfundada con una parca y bajo un paraguas y con las bebidas pertinentes para disfrutar de una gran noche. Las entradas las había conseguido hace unos días para ella y dos amigas por Internet "sin problemas". "Como siempre se equivocan los del tiempo, pensaba que se podía celebrar... pero creo que no se va hacer. Por lo menos, que me abran los chiringuitos", remataba riéndose.

En su opinión, la situación no era culpa del Ayuntamiento sino de las inclemencias del tiempo que habían jugado una mala pasada. "Creo que han esperado hasta última hora por los gastos que suponía para el Ayuntamiento retrasarla a otro día".

Para Inés Morera era, sin embargo, un desastre lo que había ocurrido. "Lo debían de haber suspendido, visto como estaba el tiempo. Nos han tenido ahí, haciendo cola desde las seis de la tarde para poder coger sitio en las primeras filas puesto que este año no hay sillas. Decían que nos iban a dejar pasar a las siete y media, pero lo han hecho después de que nos haya caído la tromba de agua. Y ni nos han pedido ni entrada ni nada", comentaba una señora más que indignada empapada, a pesar de que venía cubierta, y preocupada por que se hubiera colado más gente en el aforo.

"Lo único que nos miraron fueron las bolsas por si traíamos latas o vidrios; todo fue deprisa, deprisa", puntualizaba la joven Cathaisa Candelaria García.

El interior del backstage, la concejala, Inmaculada Medina, y el director de la gala, Israel Reyes, daban explicaciones ante un enjambre de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión. Se tomaba la decisión de no celebrar la gala y aplazarla para mañana.

Las caras de los drag, enteramente maquillados, y las de sus figurantes y equipos eran todo un poema. Embargados en la tristeza y en la desolación los drags comenzaron a recoger sus equipos, incrédulos aún por lo que había ocurrido.

Tres integrantes de las Mamachicho -Elena, Micaela y Lola-, ganadoras del segundo premio de disfraces en grupo, comentaban que la suspensión en el último minuto era una "lástima; sobre todo por los drags", que llevaban desde las dos de la tarde preparándose. Ellas, que habían tardado una hora en maquillarse y vestirse, percibían lo que iba a ocurrir "visto como estaba el día". "Por seguridad y por el trabajo de ellos lo debieron de suspender a las dos de la tarde, pero imagino que tendrían la esperanza de que el tiempo podía mejorar", comentaba Elena .

Para los drags, la cancelación a última hora los malhumoraba porque muchos han tenido que desembolsar dinero en transporte, en bailarines y maquilladores. La mayoría espera que la organización, al menos, les devuelva el dinero.

Para el drag Aruba, que salía en primera posición, era normal que la gala la cancelasen por seguridad, pero manifestaba que lo normal es que lo hubieran decidido antes y no a última hora. "Esto son horas de preparación, no es subirte y ya está. Detrás hay un equipo que tiene que preparar todo esto. Si nosotros veíamos la nube negra, cómo no la veían ellos [la organización]". Sobre el día elegido para celebrar la gala, "mejor el domingo que mañana, así se les va el enfado a algunos".