El Carnaval de Maspalomas no solo se nutre de plataformas y disfraces extravagantes ligeros de ropa. Desde los cuatro puntos cardinales del municipio, empezando por San Fernando, El Tablero, Tunte y hasta El Pajar, llegan esta noche al escenario del centro comercial Yumbo de Playa del Inglés las rimas más picaronas y reivindicativas de las fiestas. Un total de 80 mujeres, usuarias de los centros del mayor del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, proyectan la voz de la experiencia de un pueblo, que lleva cuatro meses dando la murga.

La sevillana Ana Alcántara, quien cumplirá el próximo mes 89 años de edad, ha hecho de Maspalomas su "casa" y del carnaval su "ilusión". Artista de pies a cabeza, tanto en sus años mozos, allá por 1952 cuando llegó a la Isla de la mano de un ballet de danza española, como ahora en su madurez; esta vecina de San Fernando es la encargada desde hace más de una década de ondear la bandera de la murga Las Fareras Escopetiás. Tal es su pasión por el "aplauso del público" y el "escenario" que en una ocasión, la primera que el grupo sureño participó en el carnaval de Telde, según recordó ayer la directora de la murga, Carmen Hernández, Alcántara dio de forma improvisada hasta tres vueltas a la tarima sin tomar posición en los micrófonos. Carmen tuvo que, finalmente, ubicar a cada componente en su lugar tras la generosa ronda de saludos de la andaluza.

A lo largo de estos últimos años, en los que la concejalía del Mayor con Amanda Cárdenes a la cabeza ha impulsado la participación de los centros de pensionistas en el carnaval, muchas son las abuelas sureñas que se han sumado a la aventura murguera. Llueva o truene, como aquella vez que cayó el diluvio universal en Yumbo y aunque el público abandonó la plazoleta ninguna de Las Escopetiás hizo el amago de bajar de la tarima, tal y como relató Teresa Yánez, las mayores de San Bartolomé siempre sacan "tiempo y ganas" para estas fechas. Ahora que "ya los hijos se han marchado" muchas de ellas "no paran en casa". A la "gimnasia y el teatro" se suma los ensayos una vez por semana del repertorio carnavalero que componen entre todas. Las rimas del grupo Pitas y Cardones de El Tablero, por ejemplo, se conforma de una lluvia de ideas que toman ritmo con voces como la de Pino Sarmiento. A veces la actividad termina hasta por generar un beneficio saludable a la memoria de sus integrantes. En sus ratitos libres, como si de un examen de fin de curso se tratase, Pino se prepara la letra de la canción en su casa, la lee varias veces para retenerla en la cabeza y luego la vuelve a entonar con el resto de sus compañeras en el club del mayor de El Tablero. El mérito de esta abuela de 70 años no acaba en la puesta en escena, sino que además se prolonga hasta la cabalgata de este sábado, a la que acude siempre con un grupo de mascaritas de su generación.

La lección de vitalidad de estas matriarcas ha atraído incluso la atención del resto de sus descendientes. En el seno de Las Pajareras Costeras, en el barrio de El Pajar, cantan al unísono hasta tres generaciones. María del Pino Pérez, de 38 años, entonará en esta edición estrofas de La Crisis de las Mary Pobres junto a su madre María Antonia, de 60, y sus dos hijos, de cuatro y dos años, respectivamente. El benjamín del grupo, David, articulará "a su manera" las críticas más ingeniosas de este regimiento de murgueras de la bahía de Santa Águeda. El vestuario de este grupo promete brillar como auténticas estrellas de cine.

La falta de infraestructuras en los barrios, las derrotas amarillas en la Liga Española, la crisis o la violencia de género son algunas de las reivindicaciones sociales que las murgas proyectarán en la tarima.