Regreso al verano, ayer en el Anexo I de Playa del Inglés, en San Bartolomé de Tirajana, con un rotundo concierto carnavalero que, según el concejal de Cultura y Ocio, reunió a 8.000 personas que se sancocharon a unos 20 grados centígrados -25 ponía en los termómetros al sol-, durante seis horas de maceración a partir de las dos de la tarde.

Sobre la arena de la interminable playa se cumplió la ley del isleño descrita por Eva Guedes, de la organización, y que consiste en que para deambular por Gran Canaria hay que ir dotado de botas y cholas, bañador y abrigo, mantas y toallas. Y es que mientras en el escenario actuaban los dj Luis Calero, Santi Alonso y Óscar Martínez bajo un sol pejiguera a poco menos de diez kilómetros caían chubascos y ventoleras, lo que probablemente incidió en la enraladera del público asistente, y en el no menos pasmo del personal extranjero que se preguntaba que si aquello no había que pagarlo, según informaba también la propia Guedes.

"Dale a la mano pa'bajo, dale a la mano pa'un lao", y 16.000 manos, correspondientes a los 8.000 propietarios abanaban un cielo azul con arco iris para despedir el Carnaval Maspawood, en una cita que comenzó en 2013 bajo la batuta de 40 Principales y que definitivamente va a más.

El propio Óscar Martínez, que subió como una exhalación al escenario y que ha cumplido a raja- tabla la cita con el invento, lo resumía en cuatro palabras: "yo aquí lo flipo". Y es que Martínez sostiene que "no hay nada igual", para confirmar que cuando comenzó esta entrega de cierre carnavalero serían unos mil espectadores "y que el boca a boca lo ha convertido en algo único y mágico" a lo que por el momento promete no faltar, aunque sea de forma interesada, porque "ayer en Madrid estaba a tres graditos, y hoy estoy en la playa, bajo el sol y ante un público que me ha visto nacer profesionalmente", se enternecía para, acto seguido, pegar un brinco a la mesa de mezclas y provocar el chunda chunda general de una concurrencia que se perdía en la vista hacia el continente africano, con individuos incluso margullando al fondo, donde las olas.

Otro revuelo semejante se formaba cuando llegaba Henry Méndez al escenario, aún en estado de reposo antes de su turno.

El compositor dominicano de El Tiburón, tema en el que incorpora perlas como "¡dale mambo mamasota!" o "pa' que tu lo mueva, en la pista se forma la gozadera", subió, grabó con GoPro la pleamar humana y desde abajo se montó la carajera. Fue apenas un aperitivo de lo que vino después, tras un Martínez que ya había subido la temperatura por encima del aguante del mercurio, cuando Henry tocó "lo tradicional", según informaba a este periódico, es decir rianga otro tiburón para que "no pares, sigue, sigue, esta fiesta no termina".

Eran las ocho, hora en que los guiris ya están no solo cenados sino con la digestión hecha, pero parecía que todo iba a comenzar de nuevo, que fue cuando empezó a oler a sardina chamuscada.