Alemania y Francia, el núcleo duro de la UE desde su fundación hace más de seis décadas, sacarán hoy del cajón el plan que tienen preparado para que el brexit se convierta en un revulsivo que saque a la Unión de la parálisis en la que está sumida desde hace casi una década. El plan será propuesto en una reunión de ministros de Exteriores de los seis países fundadores -los citados más Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo- y consiste en avanzar no ya hacia una UE a dos velocidades sino hacia una 'Unión flexible' en la que cada miembro decida hasta donde quiere reforzar su cooperación con el resto de los socios.

Así lo adelantó ayer el diario Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, que acompañó su revelación de unas declaraciones del ministro de Exteriores germano, Frank-Walter Steinmeier, en las que admite que "Europa necesita ahora orientación. Ahí tienen Francia y Alemania una responsabilidad especial". Steinmeier presentará el plan en unión de su colega galo, Jean-Marc Ayrault, con quien comparte, dijo, el convencimiento de que es una "obligación común" para ambos países trabajar para que no se produzca otra salida de la UE.

El rotativo precisa que Berlín y París quieren empezar, sin pérdida de tiempo, a dar forma al futuro del bloque. La reunión de hoy, sábado, en formato reducido estuvo precedida ayer de otra de todos los ministros de Exteriores de la Unión Europea en la que los cancilleres estuvieron de acuerdo en que la Unión debe asumir cambios en sus políticas para demostrar que es capaz de responder a las necesidades de los ciudadanos.

Dos de las declaraciones más esperadas ayer eran precisamente las de los máximos dirigentes de Alemania y Francia. La canciller germana, Angela Merkel, optó por un tono pausado y reflexivo. Tras admitir que el brexit es "un punto de inflexión para Europa y para el proyecto europeo", Merkel, que puso por delante "la responsabilidad especial" de Alemania en ese proyecto, previno contra buscar "decisiones apresuradas" respecto a la futura relación con Reino Unido, ya que, a su juicio, esto sólo "dividirá Europa". Por ello pidió "calma" y "moderación" para "tomar juntos las decisiones correctas", que, dijo, deben conducir a unas relaciones "estrechas y amistosas" con Londres. Merkel se reunirá el lunes con Hollande, con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para preparar la cumbre del martes, en la que, previsiblemente Cameron anunciará la salida del Reino Unido. Por ello, el Consejo ya se cerrará el miércoles sin él, lo que representará la primera reunión de la Unión Europea a 27.

Desde París, Hollande se mostró más impetuoso que Merkel, y, tras reunirse con su Gobierno, pidió que se aceleren los plazos para la salida efectiva del Reino Unido. Hollande se refirió a la necesidad de que haya "claridad para que el conjunto de los actores económicos puedan saber cómo y a dónde vamos".

El presidente francés admitió que la salida británica "pone a prueba" a la UE, al tiempo que aseguró que tomará la iniciativa para que haya un "cambio profundo" y no un repliegue. El líder socialista defendió la necesidad de "tomar conciencia lúcidamente de la pérdida de confianza de los ciudadanos en lo que representa Europa", alertó de "los riesgos populistas" que esta desconfianza conlleva y concluyó que "Europa no puede seguir actuando como antes" de la actual crisis.