La salida del Reino Unido de la UE y el voto abrumadoramente favorable a la permanencia que se registró en Gibraltar (96%) llevaron ayer al ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, a reclamar la cosoberanía británico-española del Peñón. Esa fórmula se aplicaría "durante un tiempo" después del cual, según el ministro, el territorio debería ser "restituido" a España.

"Espero que la fórmula de la cosoberanía -para entendernos, la bandera española en el Peñón- esté mucho más cerca que lejos", afirmó el jefe de la diplomacia española, para quien, desde ahora, el asunto de Gibraltar no podrá formar parte del nuevo marco de relaciones entre el Reino Unido y la UE, sino que pasa a ser un tema bilateral que Madrid y Londres deben negociar en el marco de las declaraciones sobre descolonización y resolverse a través del principio de integridad territorial, no de autodeterminación.

"A partir de ese momento habrá que buscar qué tipo de relación quiere tener Gibraltar si quiere tener acceso al mercado interior", advirtió García-Margallo.

La fórmula, explicó el ministro, es la que ya hablaron en su día José María Aznar y Tony Blair: "Una soberanía británico-española durante un tiempo que, transcurrido, aboque a la restitución de Gibraltar a la soberanía española".

La secretaria general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, tachó al titular de Exteriores de "irresponsable" por hacer "juegos de banderitas" en un momento de "incertidumbre" para los trabajadores del Peñón. Pero la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quiso "poner de manifiesto que sus derechos y puestos de trabajo en este tiempo podrán desarrollarlos con normalidad".

El ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, dijo en su primera comparecencia tras el brexit que el Peñón "nunca será español, ni en parte ni en su totalidad". Y Londres aseguró que no se involucrará "jamás" en unas negociaciones sobre la soberanía de Gibraltar con el que el territorio no esté satisfecho.

Con carácter general, el Gobierno lanzó un mensaje de tranquilidad a los españoles residentes en el Reino Unido y Gibraltar y a los británicos que viven en España, así como a empresas y mercados. A éstos les pidió Mariano Rajoy "serenidad y calma", porque "afortunadamente España tiene una economía con sólidos fundamentos".

Además, quiso dejar claro que "la situación jurídica de las relaciones entre la UE y el Reino Unido no cambiará en absoluto" hasta que dentro de "al menos dos años" concluya el procedimiento de segregación. Es decir, que "todo el entramado de relaciones entre el Reino Unido y el resto de los miembros de la UE y sus instituciones sigue plenamente en vigor".

Pedro Sánchez (PSOE) reconoció que el brexit es "un golpe muy duro" y afirmó que lo ocurrido en el Reino Unido se debe a la "confluencia entre una derecha irresponsable y el populismo". Por eso pidió que sirva de lección a aquellos que defienden resolver los problemas de los ciudadanos mediante consultas, como el que se defiende Podemos para Cataluña.

Pablo Iglesias reclamó "altura política suficiente" para no mezclar cuestiones de política exterior con las elecciones de mañana "para ganar un puñado de votos".

Albert Rivera (C's) vio en el resultado una oportunidad para "hacer reformas en Europa y en los estados miembros, porque, si no llegan, llega el populismo".