La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Éramos una familia feliz"

Los turistas y residentes de Maspalomas acogen con desconcierto el nuevo rumbo elegido por el británicos

El empresario escocés Punshon (izq.) en su local del Sur. ANDRÉS CRUZ

A Michelle Waebb aún no le ha dado tiempo para asimilar el "divorcio" que ha decidido formalizar el 51,9% de los 30 millones de británicos que votaron en el referéndum. "Pero si éramos una familia feliz. Numerosa, con 28 miembros, pero unida y divertida", lamentó la londinense ayer junto a la puerta del Centro Insular de Turismo de Playa del Inglés. La victoria del brexit deja desconcertados y preocupados a turistas y residentes ingleses en el sur de la Isla.

A más de un visitante se le atragantó ayer "alguna judía" del tradicional desayuno inglés que ofrecen los hoteles en San Bartolomé de Tirajana. Al mediodía, cuando los termómetros alcanzaron los 30 grados en asfalto, a algunos aún les costaba digerir el nuevo desafío al que se enfrenta Gran Bretaña tras abandonar la Unión Europea.

"Me siento decepcionada porque es como si hubiéramos vivido engañados durante los últimos 43 años. Ahora, sin más, recogemos las maletas y salimos por la puerta. No creo que sea una solución acertada", agregó Waebb en compañía de un grupo de amigos que no dudó en identificarse como "europeos" por encima de "cualquier decisión política y económica".

Para estos vecinos del Támesis la Unión Europea les ha facilitado la "oportunidad" de realizar estudios "más allá de sus fronteras" durante su época universitaria, les ha ofrecido oportunidades laborales en países con los que "guardan vínculos culturales" y, hoy por hoy, les permite viajar a destinos "paradisíacos como Gran Canaria" sin necesidad de "visados".

La caída de la libra esterlina casi en un 10% frente al dólar americano, a consecuencia del triunfo del brexit, inquieta a muchos de los visitantes ingleses en Gran Canaria. "¿Y si a partir de ahora el precio de los vuelos a Canarias aumenta y nuestro poder adquisitivo se ve afectado por la devaluación de la moneda? No quiero ni pensarlo", esboza en voz alta Rob Hicks desde un bar del centro comercial Yumbo, donde la televisión retransmite las primeras reacciones sociales y políticas que han provocado los resultados del referéndum. Todo aquel que pasa por el establecimiento dirige su mirada a la pantalla.

Hicks y su novia Nolom, residentes en Gales, no solo temen que la salida de Reino Unido de la Unión afecte a la libre circulación de viajeros por el continente en términos "burocráticos y económicos", sino que dispare también los precios de aquellos productos de consumo interno que proceden de otros países miembro. "El tabaco, la gasolina, el pescado, la fruta...no puedo imaginar que con lo rico que son los plátanos de Canarias, vaya a tener que renunciar a comprarlos porque aumente su precio a partir de ahora", señaló la británica con cara de desconsuelo.

Una de las principales razones sobre las que se sustenta el brexit, según explicó Poula, natural del condado de Yorkshire pero residente en Maspalomas desde hace dos años, es el coste económico que suponen los inmigrantes para Reino Unido. "Se trata de una percepción distorsionada de la realidad y de un verdadero error", relató la inglesa, ya que esta decisión implica "muchos más riesgos de los que asumimos ahora". "La gente continuará desplazándose por el continente quiera o no quiera Inglaterra y, con el tiempo, nos arrepentiremos de haber abandonado la institución", agregó la extranjera.

La "campaña" que han desarrollado los partidarios del brexit a favor de restringir la entrada de inmigrantes supone una "gran mentira" que solo busca "infundir el miedo entre la población local", indicó Lisa Hogg, profesora del British School of Gran Canaria, en Meloneras. La joven se considera a ella misma "inmigrante" tras haber vivido los últimos seis años en España y en otros países del Mediterráneo, como Italia. "Esta mañana mi madre me envió desde Escocia un mensaje, preocupada por los futuros trámites que tenga que hacer para regresar a casa a partir de ahora. La verdad es que no sé qué es lo que va a pasar en el futuro, pero creo que mucha gente ha votado de forma idealista, sin pensar que realmente podía ganar el sí", indicó Lisa junto a otro profesor del colegio, Daniel Strickett, quien no ocultó su entusiasmo tras conocer los resultados de la consulta.

"Por fin en Reino Unido se van a aplicar leyes que han sido elaboradas por ciudadanos del propio país, que están en terreno, y no por funcionarios extranjeros que poco han salido de sus despachos de Bruselas", espetó Strickett, tras aclarar que no está de acuerdo con algunos dictámenes que marca Europa, como por ejemplo, "la política de pesca que destruye barcos de la flota inglesa". Este docente de la ciudad de Canterbury, famosa por la obra del escritor Geoffrey Chaucer, sostuvo que la segregación de la Unión es la "mejor decisión que ha adoptado Reino Unido en los últimos 100 años". "Ahora gozaremos de mayor autonomía e incluso se podrán firmar acuerdos comerciales bilaterales con Europa, como lo hace Suiza o Noruega. No creo que tengamos mayores problemas al respecto", desveló el profesor.

Daniel no fue el único, ni mucho menos, que lucía en el Sur una sonrisa de oreja a oreja tras conocer la victoria del "Sí" del referéndum.

Chris Marcus y Graheam Barnes se sentían ayer "más orgullosos que nunca" de ser ingleses. "Ya era ahora de recuperar el control de nuestras propias acciones y decisiones. No queremos que Bruselas nos gobierne y nos diga en todo momento lo que hay que hacer. Creo que tenemos capacidad para ser independientes y más si dejamos de desviar a sus fondos cantidades asombrosas de dinero a la semana", alertó Marcus bajo la atenta mirada de su compañero, a quien no le templó ni por una décima de segundo la voz cuando aseveró: "La Unión Europea necesita a Londres, pero nosotros no los necesitamos a ellos".

Igual de entusiasmado y "ganador" se confesó John Chanter, oriundo de Torbay pero residente enGran Canaria desde hace siete años, en una terraza aledaña de Yumbo. "Ya no vamos a dar 370 millones de libras a la semana a Europa sin recibir lo mismo a cambio. A partir de ahora no seremos títeres de Bruselas, sino un país fuerte y valiente que destina la totalidad de sus impuestos a políticas internas en el ámbito de Sanidad o Educación", destacó Chanter tras recordar que Reino Unido es con un PIB de cerca de 2,5 billones de euros la segunda economía de Europa y la quinta del mundo.

Con un tono más templado, quizás porque considera una "ventaja" permanecer a una institución supranacional, vaticinó el empresario de Yumbo George Punshon que a "Bruselas no le va a quedar otro remedio que sentarse a renegociar la situación con Inglaterra". "No creo que finalmente se vaya a producir un cambio de esta magnitud. La Unión cederá en algunos aspectos con tal de no perder a Inglaterra", sentenció el escocés en un suspiro esperanzador.

El divorcio entre Londres y Bruselas ya ha causado un "efecto contagio" en algunos de los países de la región, que ven con buenos ojos una emancipación económica y política de la UE.

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