El pasacalle de color, ritmo y fantasía de las comparsas y batucadas que recorrió en el mediodía de ayer la Calle Real y la avenida marítima hasta el Parque Islas Canarias, anunció la celebración del Carnaval Porteño, el gran éxito diurno de las carnestolendas de Arrecife, que este año ha vuelto a repetir experiencia.

La batucada de la Agrupación para la Defensa del Paciente Psíquico de Lanzarote El Cribo abrió el desfile de los grupos, que partió desde las Cuatro Esquinas y pasó por delante de los comercios y los puestos del mercado artesanal que cada sábado se instalan en la principal calle comercial de Arrecife. Residentes y turistas presenciaron el paso de las agrupaciones en medio del animado sonido de percusión carnavalero.

Detrás de El Cribo bailaron los componentes de la comparsa Sur Caliente, del municipio de Tías, que dejaba constancia en una de sus banderas del tercer premio obtenido el viernes de la pasada semana en el concurso de Las Palmas de Gran Canaria. Le siguieron las batucadas Attenya y Chimbay, la comparsa Yaiseros y las batucadas Guanchara, Menuda Caña, Villa Pipol y Woman Batuca, que cerró la participación de las formaciones en el recorrido del Carnaval de Día.

Al llegar al Parque Islas Canarias, en cuyo escenario la Concejalía de Festejos del Ayuntamiento de Arrecife ha expuesto la sardina que se quemará tras el coso del próximo miércoles, la muchedumbre carnavalera se disgregó para continuar con la fiesta junto a la carpa instalada a la altura del Real Club Náutico, donde actuaron Última Llave, Los Conejeros, Henry Méndez, Lucrecia, Alejo Stivel y el dj Furre, habitual en los festejos populares de Lanzarote.

"¡Vamos a gozar y a bailar"!, invitó al público el dominicano Henry Méndez, que con sus canciones Mi reina, La mano arriba y Pa que lo bailes, entre otros éxitos, hizo mover el esqueleto a los asistentes al carnaval de las Tribus del Mundo, la temática que este año preside el carnaval en Arrecife. Fue uno de los conciertos más animados de la tarde del sábado.

Además de la zona del casino, otro de los puntos más concurridos del jolgorio fue el Parque José Ramírez Cerdá, donde se instaló la Feria de la Tapa con una veintena de puestos de comida con raciones y bebidas a un euro. Hasta el mogollón gastronómico se desplazaron miles de personas, muchas de ellas disfrazadas, sobre todo el público que acudió por la tarde, para disfrutar del jolgorio y el desenfreno hasta la media noche entre esa zona y la avenida marítima.

La cubana Zunaykis Laurencio, de El Manjar, no paró en todo el día de hacer mojitos. "Aquí cada uno disfruta como puede", afirmó mientras separaba las ramas de hierbahuerto para el más de centenar de combinados que preparó.

Uno de los puestos más solicitados fue el del bar El Parral, que ofreció caldo de millo, tollos en mojo, croquetas, garbanzos, papas con carne y tortilla, entre otras elaboraciones, para que el gentío cogiera fuerzas y continuara divirtiéndose.

La paella fue otra de las propuestas, como la que preparó El Príncipe Café. También hubo otros reclamos, como las del vegano V Factor, que ofreció perritos de espinacas, bocadillos de humus con seitán y bizcochón de chocolate, entre otros platos.

Entre la oferta de dulces no faltaron las torrijas de carnaval que hizo la repostera Ana María Machado, junto a mantecados, truchas de batata y queques de chocolate y limón, entre otras delicias de la Feria de la Tapa, como el pan de naranja y la tarta de arándanos de La Extremeña.

En la Feria de la Tapa se ubicó el otro escenario. Desde allí Tío Matt, O.Platino y Maxi Ferrer hicieron bailar a la multitud. Hubo muchos carnavaleros en familia.

Los disfraces fueron muy variados. El personaje Leeloo de la película de ciencia ficción El quinto elemento, hippies, la Wendy de Peter Pan, indianos, indios, chinos, geishas, dioses del espacio, marineros, flamencas, egipcios, policías, ladrones, presos, jugadores de béisbol, superman de carne y hueso, bailarinas y punkies fueron algunas de las fantasías que lucieron los carnavaleros.

El recuerdo de La Marina

También hubo un recuerdo al Arrecife de décadas atrás. Las hermanas Ana y María Vizcaíno, del barrio de Valterra, rememoraron el desaparecido colegio La Marina, que se ubicó donde hoy está el consistorio. Reprodujeron los uniformes blancos de los estudiantes del centro y recuperaron hasta las libretas de aquella época. No pasaron desapercibidas, sobre todo, para la gente que acudió a ese colegio y se reconoció en las vestimentas.

Si el día fue largo, a la fiesta aún le quedaban muchas horas por delante a partir de la medianoche. Las del baile de máscaras en el aparcamiento situado frente al Centro Insular de Cultura El Almacén con las orquestas Kimera y Kódigo 10. Fue el primer gran mogollón nocturno de estos carnavales en la capital conejera, que precede a los que tendrán lugar durante las madrugadas del 27 de febrero y el uno de marzo frente al casino y El Almacén.