Queridos hijos y hermanos: En cuanto he comprobado las reacciones a mi carta de ayer por lo que se refiere a ustedes, las familias de la Asociación de Víctimas, he hecho todo lo posible por contactar con doña Pilar Vera, su presidenta. Lo he conseguido y, sin excusas ni pretextos, le he pedido perdón, a ella, y en ella a todos ustedes, por la desafortunada comparación que aparece en un párrafo de esa, mi carta de ayer, que me arrepiento sinceramente de haber escrito. Siento profundamente el daño que les he ocasionado y me gustaría encontrar el modo de aliviarlo, si no es posible cancelarlo. Ese daño en ustedes es lo que más me duele y entristece de cuanto estoy viviendo estos días. Les pido por favor que acojan mi petición de perdón, que me dejen un pequeño rincón en sus corazones.

Con sincero corazón recé por todos sus familiares fallecidos y por todos ustedes, con sincero corazón he seguido haciéndolo, y seguiré rezando para que todos encuentren cada día un poco más de paz.

No tengo otro modo más rápido y eficaz de llegar a todos ustedes que el publicar estas líneas en los medios. Con todo afecto.