Los locutores lo anunciaban con entusiasmo a cada momento: ¡Esta gran gala la están viendo en todas las televisiones del mundo! Un universo que ahora ha confirmado la mediocridad de un amplio sector de la sociedad grancanaria, la bajeza moral y cultural de gran parte de sus habitantes, que han sabido mezclar, mejor que nadie, churros con merinas. Porque la diversión, la transgresión, las bromas, la tolerancia, todo lo que se quiera, es admisible, pero la provocación y ofensa al mundo católico raya lo delictivo. ¿Qué hubiese ocurrido si la desafortunada drag hubiera parodiado a Mahoma? Pues posiblemente no llegaría completa a su casa, y la empresa patrocinadora tendría que cerrar definitivamente sus puertas. Porque si un simple chiste sobre el profeta despierta la venganza incontenida de sus seguidores, ¿qué pasaría si el atropello cometido por el torpe candidato fuera dirigido a esa colectividad que tanto respeto depara a sus creencias? ¿No hay leyes en nuestro país que aseguran que exhibir imágenes dolosas pueden constituir apología y exaltación de violencia insultante? El fiscal jefe de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, tiene sobre su mesa la obligación de estudiar con detenimiento el alcance de la ofensa y el desprecio que se ha realizado a través de los medios de comunicación a la Iglesia católica.

El vulgar ultraje infringido por la drag con su triste y blasfema parodia, se agrava aún más por haberse permitido su preselección. Tenía que haberse descalificado. Y como indicó el señor obispo, más tristeza causa al comprobar que la mayoría de las mesas del jurado dieron unánime su máximo voto para que resultara premiada. Un rotundo suspenso que se hace extensivo a todos los que de alguna manera u otra permitieron que se representara aquella afrenta, especialmente a los responsables de la concejalía del Carnaval.

En resumidas cuentas, la que debió de ser una agradable y divertida gala por su línea de frivolidad en estas fiestas de Carnaval, se vio seriamente empañada por la provocación innecesaria de uno de los candidatos, que se confiesa futuro profesor de religión. Lógicamente, habrá opiniones para todos los gustos y defensores del esperpéntico número, pero sea lo que sea, el sambenito de nuestra incultura religiosa ha quedado ya registrado en el amplio mundo moral y civilizado de los continentes. Los principales periódicos nacionales resaltaron escandalizados la noticia en sus primeras páginas. Algunos obispos ya se ha pronunciado y transmitido que sienten dolor por tan descarado desprecio e inútil representación. Las cartas dirigidas a la concejala delegada de Educación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria están siendo numerosas.

Nos resultó patético observar a la drag Sethlas santiguarse bañada en lágrimas al escuchar por los micrófonos que había sido la ganadora. ¡Que Dios perdone tanta miseria!