Miguel Ángel Medina lo tiene claro cuando manifiesta que su arte, desde el corazón, es tan efímero como el tiempo. La idea llega a su mente, la trabaja de manera interna, la hace material, la muestra y después la regala, además, en ocasiones gana premios -como en el concurso de disfraces adultos de Las Palmas de Gran Canaria- y siempre se hace con las almas que la contemplan. Ya sea en forma de jaguar, guacamayo, mariposa o ballena, este artista se las ingenia como sea para sorprender a través de las dimensiones de sus creaciones, los colores que las visten y las puestas en escena que las acompañan. Así, poco a poco, con el paso del tiempo, ha creado una jungla fugaz y eternamente victoriosa.

Medina no trabajo solo. Aunque las ideas salen de sus rincones más internos, es consciente de que su éxito es el resultado de la labor llevada a cabo por su equipo al completo. Todos amantes del arte y con ganas de prestar sus servicios a cuantos más mejor, porque es lo que les llena, cada vez que se juntan para crear la Isla tiembla, y de esta manera lo demostraron en el último certamen que ganaron en el Carnaval capitalino.

'Jaguar Llú Primavera'

Interpretando al chamán Llú, Miguel Ángel Medina pisó el parque de Santa Catalina con un jaguar de tres metros sobre su espalda. Con poca ropa y muchas plumas, sorprendió al público maquillado de arriba abajo, desde los detalles en la cara pasando por los abdominales y acabando en las piernas con trazos cuidados. Además, la música que lo acompañó y su actuación hicieron aún más emocionante su momento tan deseado.

Esto delante de los espectadores, pero detrás lo acompañó su equipo, desde que la idea se le presentó a modo de cumplir un sueño que llevaba tiempo rondándole, "porque quería alcanzar mi meta de subir a este escenario, puesto que cada año es espectacular y admiro mucho el trabajo ejecutado", explica Medina.

Asimismo, el pintor autodidacta Carlos José Hernández se encargó del diseño; Sonia Cordón, profesional en el mundillo del maquillaje corporal y efectos especiales, de poner en marcha sus brochas para caracterizar al protagonista; y Airam Perera, coreógrafo, empleó su don para poner la guinda del pastel en la actuación, colaborando tanto en los diferentes procesos de elaboración del disfraz como en la puesta en escena. El resultado: un primer premio difícil de olvidar.

Aunque esta familia artística está muy agradecida por las ovaciones del jurado y de los espectadores, han tenido que rechazar el galardón de 400 euros. "Si lo aceptábamos teníamos que ir a la Cabaldrag y a la Gran Cabalgata sin ayuda económica, y el transporte del animal y el maquillaje en cada acto es un dinero que estoy poniendo yo de mi bolsillo, así que no compensa", explica el artista mientras asegura que "aunque nos quedamos muy rascados porque nos hace mucha ilusión todo esto, no nos lo podemos permitir porque con lo que ganamos no nos da ni para la cola del jaguar". En esta línea, garantiza estar muy agradecido con la gasolinera Cepsa de El Cubillo en Telde, "que colaboró con una aportación que cubrió el maquillaje el día del concurso".

Medina es un hombre que transmite vitalidad, energías positivas, fuerza y pasión por lo que hace. Él mismo afirma que cuando está inmerso en un trabajo "me siento muy arriba y le dedico el 80 por ciento de mi tiempo, si no es con las manos es con la cabeza".

Y quizás esta sea la clave que le ha llevado a triunfar en el Womad. Se fijaron en él mientras colaboraba en los talleres infantiles y ya hace siete años que lo contratan para hacer de las suyas en el festival. Así, ha estado tres años en el mismo en Cáceres, otras tres en Reino Unido, dos en Fuerteventura y aquí en Gran Canaria las veces que se ha celebrado desde entonces, "lugares donde han valorado muy bien lo que hago", comenta, bajo el nombre de Purple Moon Art con el que presta sus servicios en el evento.

"Cuánto más grandes sean los proyectos mejor", afirma mientras agrega que se trata de una afición que tiene desde niño. Además, este año se cumplirán 31 desde que participa en las romerías de Santiago de Gáldar con carretas "impresionantes, muy curradas, capaces de atraer a la gente y siempre respetando la tradición", cuenta.

Su filosofía se basa en vivir intensamente confiando en el poder de la luna, y defiende que el brillo en la mirada de su público hace su trabajo gratificante. Así, regala cada creación, "como el guacamayo que doné a un niño de Inglaterra sacando una sonrisa a su familia", recuerda. Y aquellos que lo conocen saben que si acaba con uno ya está pensando en el siguiente.