Domingo por la tarde, la ciudad se prepara para que dé comienzo una semana más de rutina laboral... ¿o no? Pues no, porque mientras algunos descansaban después del Gran Canaria Maratón otros empezaban su propia carrera frenética, una cargada de lentejuelas, purpurina, pelucas y descaro, y es que este domingo, al menos de manera oficiosa, empezó por fin el Carnaval 2018 con el desfile de presentación y el sorteo de las candidatas a reina y aspirantes a drag queen.

Fue una tarde llena de novedades, porque nunca en la historia de las carnestolendas capitalinas se había celebrado un evento de estas características, pero también de nostalgia, porque el lugar elegido para realizar el acto no era uno cualquiera: por primera vez en más de 25 años el Carnaval regresó al Estadio Insular, que tantas fases de los concursos de murgas acogió en su icónica grada curva. El recinto deportivo, convertido ahora en el gran parque del barrio de Alcaravaneras, se convirtió en una pasarela natural para las 12 candidatas a reina y las 35 aspirantes a drag queen, que tuvieron de este modo su primer contacto con el público.

El acto de proclamación del reino de la mascarita arrancó a las seis de la tarde, ni un minuto más ni uno menos, con el "Bienvenidas y bienvenidos a esta tarde de Carnaval" con el que el maestro de ceremonias, el presentador de la Radiotelevisión Canaria Kiko Barroso, saludó tanto al público de la grada curva como a los espectadores que veían la retransmisión en la pequeña pantalla. Daban comienzo así 90 minutos de aperitivo carnavalero aderezados con la presencia de personajes legendarios, bailes de comparsas y actuaciones musicales.

Ese ritmillo que nace poco a poco

Los encargados de romper el hielo fueron los componentes de la comparsa Aragüimé, llegada desde Agüimes, cuna de la tradición carnavalera grancanaria. Lo hicieron como marcan los cánones: enfundados en sus llamativas vestimentas en tonos naranja, amarillo y fucsia y marcando el ritmo con sus pies y sus caderas. Con ellos empezaron las sonrisas, las plumas, la alegría y sobre todo ese ritmillo que nace poco a poco y que hace que pasados unos segundos sea imposible mantenerse con los pies quietos.

Con el público ya en 'modo carnaval' -en las gradas no se veían muchos disfraces, pero sí había grandes ganas de animar- hicieron su aparición los carnavaleros más expertos, aquellos personajes que han conseguido convertirse en referencias indiscutibles de la fiesta capitalina con sus clásicos disfraces de artistas como Cantinflas o políticos como Fidel Castro.

La alfombra roja que arrancaba a mitad de la grada de tribuna y llegaba hasta el final de la curva vio llegar a continuación a dos representantes de la murga Las Despistadas, que el año pasado obtuvieron el segundo premio de vestuario, junto a un representante de la Federación insular de Asociaciones y Grupos del Carnaval de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (Figruc), Jacinto Santana. También participó el presidente de la Federación de Comparsas, José Julio Armas Santana, con dos representantes de la agrupación Kisamba, que apuran sus últimas jornadas con el primer premio de interpretación y vestuario que obtuvieron en 2017.

La gran corte de la monarca carnavalera

No faltaron el presidente de la Asociación de Carroceros, Julián Ferrero, que saludó al público en compañía del grupo ganador del concurso de disfraces, Chiara's Girls, ni el de la Asociación Drag, Álvaro Déniz, que desfiló junto a la reina infantil del año pasado, Paula de Castro Fernández de la Puebla. A continuación fue el turno del presidente de la Asociación de Diseñadores, Alberto Robaina, junto a la gran dama 2017, Mary Hernández, que sirvieron de preludio para el cierre del desfile de la gran corte carnavalera, presidido -como no podía ser de otro modo- por la aún reina, Esther Pérez, del brazo del alcalde de la capital, Augusto Hidalgo.

Tras las presentaciones protocolarias llegó lo que todos esperaban: el desfile de las candidatas a reina y las aspirantes a drag, que realizaban tres paradas a lo largo del camino: la primera, para recibir la banda que les imponía algún representante de las casas comerciales que patrocinan sus fantasías y espectáculos. La segunda, para dirigirse en compañía de sus diseñadores a coger el número de participación -en el caso de las reinas, en la gala de elección del día 9; en el de las drag, en la preselección del día 10- y la tercera, para posar en una foto antes de subir al gran escenario.

Una a una pasaron las 12 candidatas a monarca del reino de la mascarita y las 35 aspirantes a ser 'la más reina de todas'. Los familiares de todas, sentados en un lugar privilegiado en primera fila, no pararon de aplaudir en toda la tarde, y así siguieron hasta que la actuación de Tutto Duran, los fuegos artificiales y el himno del carnaval pusieron el broche a la velada. Ya saben, estamos en días de fiesta: a partir de ahora denle al cuerpo lo que les pida, que ya camina el carnaval y lo tienen que gozar antes de que se despida.