Al Herbalife Gran Canaria le faltó tiempo en Andorra. Calculó mal y cuando quiso volver al partido, ya en el último cuarto, había perdido demasiado (78-76). Le tocó ir a remolque durante casi todo el encuentro por culpa no sólo de los méritos del rival, sino también de sus propias concesiones. Aún así, tuvo la posibilidad de ponerse por delante en el marcador hasta tres veces en los segundos finales, en los que Albert Oliver, Marcus Eriksson y DJ Seeley erraron sus lanzamientos. El Granca, en su peor partido hasta ahora en cuento a acierto, mantuvo hasta el último instante la opción de conseguir su cuarta victoria consecutiva, sin embargo, de haberse producido habría sido difícilmente explicable.

Porque el Morabanc impuso mejor su ritmo durante los 40 minutos de juego, aprovechó los errores de los claretianos para anotar canastas fáciles y defendió antes que el Herbalife, que sólo reaccionó cuando aumentó su intensidad defensiva, liderada por Xavi Rabaseda, en el acto definitivo. Tarde.

Pero dentro de esos altibajos, el Granca compitió hasta el final y a punto estuvo de llevarse el triunfo en una cancha que sigue sin conquistar. Dos caras de una moneda.

Y algo parecido sucedió el miércoles pasado en el choque de Eurocup frente al Zenit de San Petersburgo. El Herbalife estuvo por detrás durante casi todo el encuentro y cogió alas en el tramo final del tercer cuarto a partir de la defensa del propio Rabaseda sobre Kuric. Ese día, en el que Paulí también estuvo estelar y las canastas entraban, salió bien, pero la derrota en Andorra (78-76) abre los ojos a un equipo que pese a llevar tres victorias en la Liga Endesa y una en la Eurocup, debe mejorar en los conceptos básicos del juego, porque no siempre se puede vivir de los momentos de inspiración.

Ayer en el Principado, territorio maldito para los amarillos, el Granca sólo anotó seis triples (dos Oliver, dos Seeley, uno Paulí y otro Eriksson) de 19 intentos y falló más de la cuenta desde el tiro libre (10/19), faceta que había explotado a la perfección en los últimos partidos. Ante ese pobre bagaje, toca hacer otra cosa: defender y, sobre esa base, construir el resto.

Con el mal partido de Eriksson (5 puntos y -2 de valoración) y la irregularidad de Seeley, emergió de nuevo Oliver, que sí llega siempre a tiempo. El base fue, junto a Eulis Báez, el más valorado (13), y además el máximo anotador amarillo, con 16 puntos. Seeley se quedó en 13 y el resto por debajo de 10. Pero nada comparado con el mejor del partido, el esloveno Jaka Blazic, proclamado campeón del Eurobasket con su selección y artífice del primer triunfo andorrano de este curso -19 puntos-.

Ritmo frenético

La contienda arrancó tal y como esperaba todo el mundo. Lo preveían los entrenadores, los jugadores y hasta el público, porque los dos equipos son de ritmo alto, de jugadas a toda velocidad. Por eso el primer cuarto fue un vaivén, un intercambio de canastas rápidas entre uno y otro. Pero en esa vorágine, el que más cómodo estuvo fue Andorra, que jamás podía esperar las facilidades que le dio el rival para anotar con sencillez. En el trayecto hacia el resultado final del periodo inaugural (22-20), el Granca encestó cuatro de sus seis triples -Andorra dos-, uno de ellos, el segundo de Oliver, a décimas del bocinazo final; espectacular.

Sin embargo, la defensa no existía. Y por eso las buenas prestaciones amarillas en ataque no sirvieron para conseguir una ventaja considerable. Más todavía cuando en el segundo cuarto el conjunto de Joan Peñarroya intensificó su defensa y sólo permitió al rival anotar 13 puntos. Eso y la falta de acierto de los de Luis Casimiro permitieron a los andorranos conseguir unos parciales de 11-0 y de 15-3 que les hizo marcharse al descanso ocho puntos arriba (41-33).

La canasta de Oriol Paulí, ayer en el quinteto inicial en sustitución de Shaquielle McKissic como premio a su labor frente al Zenit, nada más empezar el tercer cuarto no cambió la tendencia, sino todo lo contrario, porque el equipo del Principado llegó a conseguir su mayor ventaja en el partido (+15), con un Blazic al que le salía todo. El Granca sólo resucitó en el tramo final, cuando empezó a defender. Gracias a ello pudo reducir la diferencia al término del periodo hasta los 11 puntos (61-50).

Y en esa línea siguieron los claretianos en el último cuarto, pero no les dio para recuperar la distancia. Rabaseda se erigió como la clave no sólo para frenar al rival, sino también para acercarse en el marcador, con una canasta y dos tiros libres casi seguidos (parcial de 0-7). Cuando parecía que los amarillos se acercaban, los locales respondían hasta que el Herbalife se metió definitivamente en el partido con dos canastas, de Balvin y de Báez, bajo el aro (77-76).

Fue entonces cuando Oliver tuvo la primera oportunidad para poner por delante al Herbalife, pero falló en su lanzamiento de dos puntos. En la siguiente jugada, el francés Andrew Albicy erró un triple, pero Stevic capturó el rebote y le hicieron falta. Sólo metió uno de los tiros libres (78-76). Por eso el cuadro grancanario volvió a tener una nueva ocasión, bien para empatar o bien para adelantarse. Eriksson eligió lo segundo, pero lo hizo con un triple desde lejísimos que tenía pocos visos de entrar.

A falta de 10 segundos y después de un tiempo muerto con el mismo marcador, el sueco volvió a jugársela, esta vez con una bomba que tampoco entró. Los fallos de Blazic después de una falta permitieron a los amarillos disponer todavía de una tercera opción, pero habría sido un milagro. Seeley sólo tuvo tres segundos para avanzar y lanzar. Lo hizo, pero no sucedió lo irracional. Lo que ocurrió fue la primera derrota del Granca.