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Herbalife Gran Canaria La entrevista

Juanra Marrero: "El Cabildo no puede ser el propietario de un club deportivo"

"Con la labor que está realizando el CB Gran Canaria, la inyección económica que hace el Cabildo está justificada", apostilla el director ejecutivo del Granca

Juanra Marrero, ayer en el Pabellón de la Vega de San José, cuartel general del club amarillo. J. PÉREZ CURBELO

¿Qué funciones conlleva el cargo de director ejecutivo que ahora desempeña?

Lo que se ha hecho es ratificar unas funciones que ya desarrollaba, o sea, coordinar todas las áreas del club intentando optimizar los recursos. No han variado en nada con respecto al anterior cargo de director de operaciones. Lo que se ha hecho básicamente es un cambio de denominación. Son unas funciones que ya venía realizando. El objetivo es mejorar el día a día.

¿Ese cambio ha repercutido en cuanto a su salario?

Se ha actualizado, pero vamos, de una manera poco significativa.

Hay sectores que no entienden la creación de esta figura y, sobre todo, que Enrique Moreno se convierta en el primer presidente de la historia del club que sea retribuido económicamente por el cargo, algo que algunos de sus antecesores perseguían.

Esa facultad la tiene la Fundación Canaria del Deporte -dependiente del Cabildo de Gran Canaria y máximo órgano rector del CB Gran Canaria SA- y sus patronos. Entiendo que se pretende regularizar una situación creando un nuevo organigrama del club, algo que siempre ocurre cuando entra un presidente. A partir de ahí, esa opción de que la presidencia sea remunerada depende de la Fundación y la junta de accionistas. Como empleado de la entidad, entiendo que se busca la mejor fórmula de gestionar la entidad. No cabe duda de que todos los presidentes que han pasado por el club han dedicado mucho tiempo a su cargo.

¿En ese organigrama habrá nuevas incorporaciones?

En el nuevo organigrama aprobado existen una plazas vacantes que intentaremos cubrir lo antes posible. Cuanto antes consigamos tener un equipo de gestión cohesionado y trabajando en la misma línea, mejor para la entidad. Concretamente esas plazas son en administración y captación de abonados. En el consejo de administración sí que puede haber cambios porque existen puestos por cubrir. Será el presidente quien determine si son necesarias esas incorporaciones.

Ya que nombra la captación de abonados, en esta primera parte de la temporada continúa la tendencia a la baja de asistencia al Gran Canaria Arena. A pesar de los más de 8.000 abonados, se ven muchas butacas vacías en el recinto de Siete Palmas...

Estamos contentos con la cifra de abonados que tenemos, más de 8.000. Ahora bien, somos conscientes de que muy pocas veces coinciden todos en los partidos. Hay muchos condicionantes que llevan a ello, horarios, unos accesos y salidas de la instalación que no son muy cómodos... También hay que tener en cuenta que hay aficionados que se abonan por el sentimiento de pertenencia y echar una mano al club. Y estamos encantadísimos de que así sea. Buscamos las fórmulas, sobre todo a través de las nuevas tecnologías, para que los abonados cedan o liberen su sitio para que el Gran Canaria Arena registre una mayor asistencia. Esto conlleva un trabajo arduo de comunicación directa con el abonado.

¿Se está haciendo ese trabajo?

En los próximos meses tendremos el abono digital en aplicaciones móviles, aparte de la tarjeta común, para que el abonado simplemente mandando un mensaje por wasap o por sms a un amigo o a un familiar éste ya pueda usarlo.

Quizás se echa de menos invitar a colegios u otros colectivos a los partidos para que el Arena registre mejores entradas.

Ya se hace. Pero los invitamos a través de las empresas que adquieren un abono. También tenemos acuerdos con clubes y asociaciones deportivas. Recibimos muchísimas solicitudes para acudir a los partidos; intentamos afrontarlas, pero nuestra línea es que esto se haga a través de los abonos de las empresas.

Pero no se está notando.

No se visualiza, pero sí que hacemos estas invitaciones.

El club, tanto en lo deportivo como en cuanto a presupuesto, lleva ya unos años instalado en el quinto o sexto lugar de la ACB. ¿Se conforma con este papel?

En absoluto. Quiero poner en valor la trayectoria del club y del equipo. Nos hemos significado por ser un club que en los últimos años, poco a poco y con mucho trabajo y ambición, ha conseguido ser un fijo en los playoffs por el título y en las fases finales de la Copa del Rey. En Europa también hemos logrado meternos en las rondas finales de la Eurocup. Aunque parezca fácil, resulta un reto complicado. Si seguimos en esa línea, continuaremos mejorando en cuanto a resultados. Preferimos esto a lo que han hecho otros, llegando muy rápido arriba y luego han desaparecido. Nos consideramos un club ambicioso, pero desde la humildad y sabiendo quiénes somos. No es fácil mantener un equipo profesional tantos años en los puestos competitivos de una liga de tanta exigencia.

Por eso después de tanto tiempo entre los aspirantes quizás la gente reclama ese pasito más.

Trabajamos para dar ese salto que todos deseamos, pero esto tiene que venir acompañado también de un salto económico. Nos enfrentamos con clubes que, o bien dependen de grandes equipos de fútbol o que cuentan con mecenas que aportan lo que haga falta. Nosotros estamos muy contentos del respaldo de las instituciones y patrocinadores que tenemos, pero debemos ser conscientes de quiénes somos y dónde estamos.

A muchos sectores de la sociedad ya le chirría que el Cabildo, temporada tras temporada, siga aportando millones de euros ha un club deportivo profesional. ¿Realmente se buscan fórmulas para evitar esta dependencia?

La aportación del Cabildo se ha reducido en las últimas temporadas, aunque no de manera muy significativa. No cabe duda de que el objetivo a medio plazo es, de la mano del Cabildo, buscar fórmulas para evitar esa dependencia, tanto para el crecimiento del club como para evitar las amenazas de las instituciones europeas al respecto. No tanto ir disminuyendo la aportación económica, sino el de la propiedad, que es lo que realmente ponen en duda las instituciones europeas. Ese es el objetivo.

En estos años de crecimiento el club se ha convertido en un producto atractivo, pero no se ha logrado esa independencia del Cabildo. ¿Es inviable?

No creo que sea inviable, eso espero por el futuro del club. En esta sociedad actual, el Cabildo no puede ser propietario de una entidad deportiva, eso choca, es un caso único. Todo el mundo piensa en un mecenas, en el accionariado privado. Pienso que hay fórmulas intermedias para ir dando pasos para dibujar un escenario estable para el futuro de la entidad. Hay que buscar la fórmula para que el accionariado privado pueda ir entrando en la entidad, que las empresas se vayan sumando al proyecto no como patrocinadores sino como accionistas. Lo ideal es que en la propiedad del club esté representada lo más ampliamente posible la sociedad grancanaria.

¿Molesta la etiqueta de equipo subvencionado ?

Nosotros estamos súper orgullosos de representar a la isla de Gran Canaria, que es lo que representa al Cabildo. Es normal que la propiedad del club, el Cabildo, a un producto suyo le inyecte cantidades económicas acordes a lo que está realizando. Aunque se diga lo de equipo subvencionado, con lo que está haciendo el CB Gran Canaria en cuanto a repercusión, no sólo a nivel del primer equipo sino con su cantera, la inyección económica del Cabildo está justificada.

¿El club, como ha hecho en la cancha, a nivel institucional también se ha ganado la misma consideración en la ACB?

Somos uno de los históricos de la ACB. Es la mejor competición europea deportivamente, pero a nadie se le esconde que desde su fundación en 1983 no han existido cambios en cuanto a estatutos, normativa y reglamento de competición. Nos hemos quedado desfasados. Ahora mismo necesita una refundación por el nuevo escenario del baloncesto profesional. Y en eso estamos ahora. Existen amenazas externas importantes de otras competiciones que intentan minimizarla. Tenemos que ponerla en valor. Estamos buscando nuevo presidente, y el CB Gran Canaria es un componente activo en este tema y en otros importantes. Somos respetados y hacemos valer nuestra posición.

En el último pulso entre la ACB y los cinco equipos españoles de Euroliga, que amenazaron con irse si no se reducía el número de equipos tras la admisión del Real Betis por mandato judicial, el Gran Canaria no se alineó del lado de los grandes. ¿Por qué?

Siempre hemos defendido el bien del baloncesto profesional español y la ACB es su imagen. Nuestra postura fue defender el hecho de que el baloncesto llegue a los máximos sitios posibles. También hay un compromiso de reducción de equipos, eso sí, siempre que se cumplan una serie de condicionantes. Si se dan esos cambios, se podría valorar bajar a 16 equipos.

¿Si el Gran Canaria hubiese estado en Euroliga habría cambiado su postura?

Siempre hemos defendido lo mejor para el baloncesto español. Si hubiésemos tenido plaza pues habría que ver cómo compaginar las dos competiciones. Pero la Euroliga, una competición de primerísimo nivel competitivo, es difícil de asumir para nosotros; no por estructura de club y número de abonados, sino por distancias, por dónde vivimos. Sería jugar martes y jueves por ejemplo en Rusia y Turquía para jugar el sábado o el domingo en Gran Canaria.

Pero que el club dispute la Euroliga no es algo muy descabellado. ¿Si se consigue la plaza se renunciaría a ello?

No, pero habría que replantear muchas cosas en cuanto a las necesidades del club para disputarla. Somos un club ambicioso con ganas de crecer. Pero en ese escenario necesitaríamos más jugadores, desplazamientos que sean más cómodos. Supongamos que el año que viene estamos en la Euroliga, habría que plantearse entonces lo que conlleva participar y los gastos. Si logramos paliar esos gastos, bien desde el sector público o del privado, estaríamos encantados.

¿Cuál es la postura del club en el tema de las ventanas FIBA que tanto están afectándole?

Es un fiel reflejo de lo que está sucediendo en las competiciones internacionales. La lucha de poderes por intereses particulares entre la FIBA y Euroliga. El gran perjudicado es el baloncesto. Se debe ir trabajando para las próximas y no esperar a la última semana. Nos estamos dando un tiro en el pie. La Euroliga tiene que ceder un poco; nació con unos condicionantes que muchos aficionados y patrocinadores no entienden, el tema de las licencias. Es una liga privada con una licencia de participación fija que busca su interés. La FIBA busca un interés más general. Los grandes perjudicados somos los clubes.

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