Hay días donde el Granca se acuerda de qué motivos le han llevado a ser hoy grande. Si lo ha logrado es a base de victorias como la última que se ha llevado al bolsillo. Porque crecer implica pasos así. Lo ha hecho antes, en cada uno de sus más de 50 años de historia, para estar hoy asentado en la ACB, observado como un clásico de Europa y con una proyección de futuro que, siempre que se quiera salir de la denominada zona de confort -ese lugar sin sentido del riesgo-, puede alcanza cotas más lejanas. El Granca cara a cara, agarrado a esos valores como el sacrificio, la entrega y el sentimiento de colectividad, dominó al Barcelona Lassa y se encargó de asaltar el Palau Blaugrana.

Una victoria por 77-88 que da al Herbalife su octavo triunfo en la Liga Endesa. Todo agarrado al poder del mismo latir. Porque el Granca bombeó con un corazón en el Palau. Un dato da sentido a ese hecho: la valoración total del equipo alcanzó la cifra de 107. Así, con todas las manos en la misma pala, el Herbalife jugó con un Barça al que sometió por completo. Otro dato para reafirmar la frase anterior: los amarillos solo se vieron dos veces por detrás en el marcador, entre ellas, tras la primera canasta blaugrana.

Y aunque el secreto de esta victoria del Herbalife está en su funcionamiento como equipo, siempre hay quien sobresale. Lo hizo ayer Ondrej Balvin, imperial entre las torres del Barca, con 17 puntos -7/8 en tiros de campo y 3/3 en libres- y cuatro rebotes para sumar 20 de valoración; pero también Eulis Báez, con 12 puntos y 8 rebotes. Todo reforzado con la aportación de gente como Oriol Paulí, Gal Mekel, Marcus Eriksson o Xavi Rabaseda, siempre maltratado por las estadísticas.

Comenzó el Herbalife bien, férreo, mostrando que a su mejor nivel, con la fuerza del colectivo, puede ponérselo complicado incluso a los gallos más gallos del corral de la Liga Endesa. La primera ventaja para los claretianos llegó desde el tiro libre con dos dentro de Gal Mekel (2-4, min. 1). Aquello fue el preludio de un triple del base israelí con el que el base hebreo se vino arriba (4-7, min. 2). Porque fue él el hombre que empezó a tomar las riendas en ataque del Granca. Una muestra de liderazgo con 7 puntos consecutivos que mantenían al Herbalife por delante (7-9, min. 3)

El Herbalife seguía mandón. Obligaba al Barça a mover su balón, a no conseguir canastas fáciles. En el intercambio de golpes, Mekel, con otra canasta en suspensión, colocaba la diferencia de los dos equipos en cinco puntos: 10-15 (min. 5). El acierto del partido en ambos aros seguía alto. Eso daba vida a un Granca que, si de inicio se había encontrado con el buen ritmo de Gal Mekel, entrado el cuarto se topó con la figura de Eullis Báez. Cinco puntos consecutivos del dominicano daban oro a un Herbalife que volvió a encontrar una renta de cinco puntos tras una canasta del Ondrej Balvin, limpia desde seis metros (17-22, min. 8).

Solo Kevin Seraphin, negando a Aguilar con un tapón durísimo y rematando la faena con una canasta a aro pasado con una agilidad impropia para un tipo de esa fisionomía, provocó que la distancia entre uno y otro equipo bajara al final del primer cuarto (21-23). El francés abrió el marcador con cuatro puntos consecutivos para voltear el electrónico (25-23, min. 12). Sus kilos y fuerza devoraban a Anzejs Pasecniks, que sufría con solo ver la estampa del ex NBA. El galo volvió a darle al letón otro cachetón.

Tanto recibió Pasecniks en tan poco que espabiló a base de golpes. Encontró algo más de fe en su juego con un par de buenos puntos consecutivos que, de paso, frenaron la racha impetuosa del indomable Seraphin (27-28, min. 16). La afluencia de puntos bajó. El partido entró en un momento más tosco, de menos acierto. Sin embargo, el Granca supo moverse bien entre el barro. Se arracó a morder al Barça poco a poco y, con su aro cerrado, lanzó la máxima del partido tras un parcial de 0-5 cerrado con una canasta grandiosa de Xavi Rabaseda, que se elevó sobre dos defensores en carrera para colocar la máxima diferencia del partido hasta el momento (29-35, min. 18).

La rección del Barça no tardó. Sabía que el partido se le podía complicar demasiado si dejaba que el Granca siguiera al alza. Una dinámica que se mantuvo hasta el descanso. Porque Balvin recogió un balón del cielo colocado por Gal Mekel para reventar la canasta y elevar la renta a los ocho puntos (34-42, min. 20). Moerman recortó el trecho con un triple lateral hasta que Mekel, de nuevo desde la línea de personal, envió el partido al descanso con siete puntos de diferencia entre uno y otro equipo (37-44). El Herbalife estaba en el camino para hacer algo grande.

Paulí dio otros dos puntos más para el Granca como regalo de entrada de cuarto. Sito Alonso preparó cemento en su quinteto inicial, con kilos e intensidad sobre el parqué. Pero el Granca, que cerró el segundo cuarto en su mejor momento del partido, arrancó el cuarto a lo grande. Porque superó el entresijo de Alonso para lanzarse de cabeza a por la victoria. Entre DJ Seeley, Eulis Báez y Albert Oliver, el Herbalife Gran Canaria empezó a tocar los cimientos del Palau Blaugrana. El dominicano colocó el primer +11 del día (39-50); el escolta californiano mantuvo el listón (42-53); y el catalán sacó un triple de listo para elevar la marca al +14 (42-56, min. 25).

El Barça se sostenía gracias a los puntos de Thomas Heurtel. Solo el francés era capaz de encontrar algo de claridad en un momento donde el Barça estaba fuera de la pista. No obstante, los de Luis Casimiron eran capaces siempre de responder. Como cuando Oriol Paulí sacó un triple después del mil botes desde la frontal para poner la máxima distancia del partido: quince puntos gloriosos (44-59, min. 26).

Aquello hubiera dejado a cualquier equipo grogui. Pero el Barça es el Barça esté como esté. Sacó de nuevo la batuta Thomas Heurtel para guiar al cuadro blaugrana, más por su talento individual, que por agitar al colectivo. Se le sumó a esa empresa Pierre Oriola, con coraje, garra y determinación. Juntos consiguieron hacer que el Granca viera descender su diferencia a un solo dígito (55-63, min. 30), tras una canasta del ex de Valencia Basket). El Granca no se inmutó ante aquello. Porque recuperó distancias con un triple final de Marcus Eriksson, vigilado de cerca durante todo el encuentro (57-68).

Así las cosas, el Granca estaba a diez minutos de asaltar el Palau Blaugrana. La posibilidad era real, muy real. Había conseguido enseñar sus mejores armas, tenía delante un equipo acusado por las prisas. Golpeando al mismo latido, en esa misma frecuencia, estaba el partido para el Granca. Mientras, el Barça seguía agarrado a Heurtel, que volvió a poner a los suyos cerca en el marcador (59-68, min. 31). Insuficiente. El Granca voló. Eriksson asestó la puñalada de la venganza, Báez se desató, Balvin era el rey y el Herbalife llegó, hasta en dos ocasiones (68-86, min. 37, y 70-88, min. 38), a verse 18 puntos por encima. Solo el desahogo del Granca en los minutos finales permitió que el Barcelona se aplicara para cerrar el partido con un 77-88 menos escandaloso.

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