Esta es la primera vez que se determina y se confirma la existencia de un cuerpo celeste mediante cálculos matemáticos desde que un sistema similar detectó a Neptuno en 1840.

La confirmación fue realizada por científicos de la Universidad de Texas, quienes indicaron, ante la reunión de la Sociedad Astronómica de EEUU en Austin (Texas), que el exoplaneta se encuentra exactamente donde había vaticinado su colega Rory Barnes, de la Universidad de Arizona.

Se llama exoplanetas a cuerpos que giran en torno a una estrella fuera del sistema solar y en órbitas permanentes.

Un equipo de astrónomos encabezado por Barnes estudió las órbitas de varios sistemas y descubrió que existía una zona "misteriosa" entre dos exoplanetas que giran en torno a la estrella HD 74156, a poco más de 200 años luz de la Tierra.

Añadieron que si sus cálculos eran correctos, entre ellos debía haber otro planeta con su propia órbita.

El desafío de encontrar ese exoplaneta fue asumido por Jacob Bean y otros astrónomos de la Universidad de Texas, que enfocaron sus telescopios sobre esa zona y finalmente lo situaron exactamente donde Barnes había dicho que tenía que encontrarse.

Siguiendo las normas astronómicas, el planeta fue bautizado con el nombre de "HD 74156 d".

Según Steven Soter, astrónomo del Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, el trabajo de Barnes representa el segundo pronóstico con éxito sobre la existencia de un nuevo planeta.

El primero fue, hace 160 años, el de Neptuno, cuya existencia fue comprobada por los telescopios de la época décadas después de que dos astrónomos, uno inglés y uno francés, vaticinaran su existencia de manera independiente.