Según Jaime Bosch, experto en anfibios del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la campaña intentará facilitar la obtención de fondos para combatir este problema que "podría causar una extinción en masa de los anfibios en pocos años, similar a la que ocurrió con los dinosaurios hace 65 millones de años".

España es uno de los países "más amenazados" y como ejemplo, el experto ha indicado el caso del "sapo partero balear", en cuya recuperación se trabaja desde hace 10 años porque constituye "la especie más amenazada de todos los vertebrados en Europa".

Para Bosch, a las causas más conocidas, como la destrucción del medio ambiente, las actividades humanas, la contaminación ambiental o los efectos del cambio climático, se ha unido en los últimos años la propagación de un hongo llamado Batrachochytrium dendrobatidis.

El microorganismo, que procede de África, causa una enfermedad llamada "quitridiomicosis", mortal para cientos de especies de anfibios y para la que todavía no existe cura.

La acción del hombre es el principal agente que ha diseminado este hongo a través del "movimiento" de ranas y sapos para actividades como la investigación o el consumo.

La demanda de ancas de rana, sobre todo en países como Estados Unidos, donde se consume una especie conocida como "rana toro", ha ocasionado la introducción de la especie fuera de su hábitat en países como México, Venezuela, Holanda, Italia, Indonesia, Japón o China.

Las ranas toro se convierten, fuera de su entorno, en especies invasoras que compiten por el alimento o se comen a otras nativas e introducen nuevas enfermedades en las poblaciones silvestres.

Para mitigar la crisis, en 2006 la Asociación Mundial de Zoológicos y Anfibios y otros organismos fundaron el "Arca de los Anfibios", una iniciativa patrocinada por el naturalista británico David Attenborough para reunir recursos que ayuden a los zoológicos del mundo a salvar a los anfibios.

De esta forma, los animales se reproducen en cautiverio hasta que las amenazas en las poblaciones naturales puedan ser controladas porque "es lo único que se puede hacer por el momento", ha remarcado Bosch.

Para el investigador iniciativas como "El Año de la Rana" pueden contribuir a difundir este problema y que no se pierda "un patrimonio genético inestimable y millones de años de evolución".