Hiraldo, discípulo -"hasta la médula", enfatiza- de José Antonio Valverde, el científico que creó la Reserva y la Estación Biológica de Doñana el pasado siglo, ha señalado en una entrevista con Efe que estas marismas "siempre van a estar amenazadas" por su fragilidad y porque se ubican en el estuario del Guadalquivir, que recoge la contaminación de esta cuenca de 57.000 kilómetros cuadrados.

"El sueño de una Doñana tranquila es imposible, porque siempre va a tener problemas y el que no lo vea es que no ha visto el mapa; Doñana está al final del Guadalquivir, un río industrializado y navegable, y rodeada por un cinturón de 600.000 habitantes", ha explicado.

Por ello, ha reclamado el apoyo de instituciones europeas y españolas para la conservación de Doñana "y no sólo de la Junta de Andalucía".

Ha recordado que a Europa le interesa el buen estado de este espacio protegido porque en las marismas inverna una parte muy importante de la avifauna europea y respecto al nuevo equipo del Ministerio de Medio Ambiente ha opinado que, "cuando menos, lo veo muy lento".

Hiraldo ha cuestionado que el Gobierno central gaste millones de euros en recuperar el acuífero de las Tablas de Daimiel -"probablemente, irrecuperable", matiza- "y no esté invirtiendo ya para evitar que eso pase en Doñana".

"Para preservar Doñana hace falta decisión política pero también más dinero del que puede poner Andalucía", apostillado.

En su opinión, el futuro de Doñana pasa por preservar el acuífero sobre el que se asienta y la buena calidad del agua que proviene del exterior "y que trae contaminación que se produce a decenas de kilómetros".

El director de la EBD, recién galardonado con la Medalla de Andalucía, ha denunciado que del acuífero subterráneo de Doñana "se está extrayendo demasiada agua" y que las aguas que vierten a estas marismas contienen una importante contaminación.

"Doñana tiene un plazo contado si no se garantiza agua en calidad y cantidad suficientes y si no se afronta el desafío de la salinización de sus aguas por el aumento del nivel del mar", ha explicado.

Para solucionar estas amenazas ha abogado por prolongar proyectos científicos como el programa Doñana 2005, impulsado tras la catástrofe minera de Aznalcóllar, y por ordenar los cultivos del entorno de Doñana, lo que requiere "decisión política, conocimiento científico y muchos fondos que no pueden salir sólo de Andalucía".

En su opinión, es "innegable" que Doñana ha mejorado en los cuarenta años de vida del parque nacional no sólo porque la superficie protegida ha pasado de 37.000 a más de 100.000 hectáreas, sino por "resultados biológicos evidentes", como la recuperación de especies en peligro de extinción.

"Doñana ha solucionado graves problemas, como la carretera costera o el proyecto de regadío Almonte-Marismas y ha pasado de ser considerada una pesada carga en el entorno como lo que realmente es: una herramienta para su desarrollo", ha precisado.

En su opinión, armonizar el desarrollo de la comarca y preservar Doñana "es difícil, pero no imposible".

"Para que haya desarrollo sostenible tiene que haber desarrollo pero, también, conservación y que sea un desarrollo socialmente justo. Y Doñana tiene aún mucho que dar al desarrollo de su comarca", ha aseverado

Hiraldo reivindica el protagonismo de la ciencia en la preservación de Doñana y enfatiza: "Doñana no existiría sin la ciencia; fue la ciencia la que inició su conservación, la que propuso el Parque Nacional y la que la ha hecho visible en el mundo".

"Doñana se ha conservado porque allí hubo unos científicos que, además, eran independientes", enfatiza el director de la EBD, quien asume que este centro, uno de los más relevantes del CSIC, actúa y debe de seguir actuando "la conciencia crítica" de este espacio protegido, uno de los más importantes y frágiles del mundo.