En el último concierto de nuestra Orquesta Filarmónica se cumplió muy bien el objetivo de esta temporada: frutos de juventud, frutos de madurez, pues el precioso concierto de trompeta de Franz J. Haydn es su última obra sinfónica, de 1796, cerrando con este concierto los dos periodos del compositor ya que el de cello que oímos en el anterior concierto es de treinta años atrás.
El solista de nuestra Orquesta se mostró como un concertista completo por técnica, sonido y, sobre todo, musicalidad, dándonos una versión de tan bello y moderno concierto excelente, con tempi contrastados y con una cantabilidad muy acusada en su precioso Andante, tan parecido al himno alemán, también de Haydn. David Lacruz tuvo un gran colaborador, no acompañante, en Antoni Ros Marbá, dándonos un Haydn espontáneo, natural, como toda su música y llevando muy bien a la Orquesta, que se plegó perfectamente a las indicaciones del gran director.
Por cierto, el año 2009 es el segundo centenario de la muerte de este compositor: por si no lo tenían pensado vayan pensándolo los responsables de nuestras organizaciones musicales.
El fruto de juventud fue la preciosa Sinfonía en do mayor de Bizet, obra maestra compuesta antes de los veinte años de edad y que, de haberla conocido en su tiempo se habría tenido la impresión de que la ópera Carmen no era ninguna casualidad, sino el resultado de la evolución natural de un genio.
La interpretación del director fue magnífica dando esa sensación de obra acabada y de la que es imposible recordar con exactitud los temas de cada movimiento, pues están tan bien relacionados y engarzados que parece obra de un solo fragmento. Ésta fue la principal cualidad de la versión dada por Ros Marbá, pero no sería del todo justo si no mencionara la respuesta de la Orquesta, magnífica en todas sus secciones, sobre todo de los oboes y flautas en el bellísimo Andante.
De la preciosa Sinfonía K. 200 de Mozart, no puedo decir nada, pues un fenomenal atasco circulatorio me lo impidió.
Grandes ovaciones premiaron tan bello concierto.
