Entre focos verdes, rosas y amarillos salió Patti Smith al improvisado escenario que se había montado en el interior de la Real Casa de Correos de Madrid, en la Puerta del Sol. A la "reina del punk" le bastó enseñar su holgada americana negra y su blusa blanca para ganarse a los 750 afortunados que habían conseguido sitio para verla.

Delante de la luna llena que ilustraba el cartel de la Noche de los Libros, la cantante quiso comenzar la velada leyendo los versos de "Perfect Moon" antes de sacar los primeros acordes a su guitarra.

El público vivió "Wing", el tema que inauguró el concierto, con una complicidad tal que parecía que el más mínimo susurro podía deshacer la escena.

Pero Smith se encargó de demostrar que aquella era una cita desenfadada y, tras presentar a su hijo, Jack Smith, a la guitarra, y a su fiel teclista Tony Shanahan, rompió a reír con un sorprendente chascarrillo.

"Yo estoy pensando en Lorca y mi hijo en el 'chiki-chiki'", bromeó la artista, arrancando algunas carcajadas entre los asistentes.

Durante la actuación, en la que mezcló continuamente música y literatura, se lanzó a recomendar la lectura de "Howl", de Allen Ginsberg, y encontró un hueco para homenajear a algunos puntales de la cultura española, como Picasso, Goya o Federico García Lorca.

Dividido en dos mitades por las enormes columnas del patio porticado en el que se montaron las butacas, parte del público comenzó a quejarse de la acústica. Patti Smith, a la que no se le borró la sonrisa en la hora y media que estuvo sobre el escenario, recomendó "respirar hondo para absorber el sonido" y esforzó su garganta hasta hacer los altavoces casi innecesarios.

"Ghost dance" cosechó palmas como si de un concierto de gospel se tratara y "In my blakean year" cautivó a los espectadores hasta que Smith, de repente, se quedó en blanco. Pidió perdón y, tras volver a coger el hilo, terminó la canción con un chorro de voz que hizo temblar el techo de cristal del auditorio.

Con sus gafas redondas, de estética hippie, Smith señaló un poema llamado "The geometry blinked ruin unimaginable". Inspirada por el Guernika, de Picasso, la cantante comentó que había compuesto sus primeras estrofas en el Museo Reina Sofía de Madrid y las últimas en París, bajo una farola en la calle, al lado de la casa donde el malagueño pintó el cuadro.

Cervantes, en el aniversario de su muerte, también recibió atenciones de la americana. "The writers song" fue una dedicatoria especial al autor del Quijote, para el que recitó los versos "banzai, banzai, it's better to write, then die" (banzai, banzai, es mejor escribir, luego morir).

"Because the night is for 'book' lovers" levantó a la gente de sus asientos, que no cesó de aplaudir desde que la cantante hizo mutis hasta que volvió para complacer con los bises.

Pasadas las doce, Patti Smith recogió una rosa y comenzó a entonar el "Dancing barefoot", con el que se bajó del escenario y caminó hasta la mitad "oculta" del público.

Con el puño en alto y el coro de los 750 asistentes, la musa underground cerró la noche con "People have the power".

Los que se quedaran con ganas de más tendrán que esperar tres meses para volver a verla en España. El 20 de julio tocará con su banda en la Expo de Zaragoza.