Doce minutos de contemplación y reflexión en los que descubrir un canto fúnebre de Daniela Jahari y sus compañeras, rescatado por el musicólogo Guillermo Sequera, y una irreal colina paraguaya.

Un filme "bastante impresionante y misterioso que interroga nuestra relación con el mundo, con el cine" y que es, sin duda, "la primera piedra" de una carrera futura que se anuncia muy brillante, dijeron al presentarla los organizadores de esta sección paralela del Festival de Cannes.

Es además, agregaron, un filme paraguayo, lo cual tiene su importancia porque es un país donde no se hace mucho cine.

El guaraní es la única lengua que aparece porque "es un distintivo muy importante del Paraguay", y la lengua "que se habla en Paraguay en un porcentaje muy alto", aunque no tanto en Asunción, explicó a Efe.

Sin haber deseado expresamente hablar "de la muerte de Dios", al verla terminada descubrió que, sin duda, tenía que ver con el paso de creer en El a no creer, comentó.

La cinta llegó a Cannes también con bandera argentina porque su realizador, nacido en Asunción, en 1984, cursa estudios en la Universidad de Cine de Buenos Aires, desde que tras escuchar a uno de sus profesores una conferencia sobre cine, decidió colgar los estudios de administración que había iniciado.