- En su charla analiza la relación entre comida y diseño, ¿se ha conseguido acercar esa idea a la vida cotidiana?

- Creo que no porque estamos acostumbrados a que la cocina la hagan los cocineros y hay una diferencia brutal entre lo que es la cocina profesional y la doméstica. Pero ahí queda un hueco en medio en el que los diseñadores podemos intervenir para la creación de nuevos productos que sean cotidianos y ecológicos al mismo tiempo.

- ¿Cree que el ecodiseño se va implantando a buen ritmo en la sociedad?

- El ecodiseño va muy paralelo a la historia del petróleo, ahora que estamos viendo que el petróleo va a desaparecer es cuando realmente nos damos cuenta del problema. Por eso se ha vuelto a hablar del tema, más en cuanto a diseñadores, arquitectos y demás profesionales y menos en cuanto a las empresas, que van al carro de la economía y no hacen esas grandes inversiones para cambiar, y el ciudadano de a pie, que sí que es consciente pero todavía no está actuando. Hay que hacer mucho más que reciclar...

- ¿Qué hace falta para que avance y aumente la oferta y la demanda de productos ecodiseñados?

- Hace falta más conciencia y que la gente se habitúe y haga el esfuerzo para cambiar el chip. Para ello hay que promover la educación y, sobre todo, planes de actuación. No se generan equipos en los barrios que vayan a las familias y les den charlas igual que el que te vende aspiradoras. Hay que organizar encuentros, charlas... y que se hable más en televisión para acercar la ecología a las casas porque la gente no sale.

- Su trabajo más importante ha sido el diseño de la iluminación de la Torre Agbar de Barcelona, ¿esto le ha abierto las puertas para otros grandes proyectos?

- Sí, porque hizo que pudiera dedicarme como freelance a mis propios proyectos de iluminación con la tecnología LED, que hasta entonces estaba muy verde en el sector de la iluminación y que es una fuente que consume 10 veces menos que el resto y ofrece una variedad de colores mucho más alta, con lo que consigues hacer un producto más ecológico. Siempre he dicho que no existe el producto ecológico pero sí el producto más o menos sostenible.

- El proyecto tuvo que superar varias criticas en sus comienzos...

- En Barcelona no había ningún elemento arquitectónico iluminado de esta manera y creó un poco de polémica. El Ayuntamiento, además, ha hecho muchas acotaciones y actualmente la iluminación de la torre es estática, se enciende una hora cada día y no da ningún movimiento. Las posibilidades son mucho más elevadas y ya es una tendencia en las grandes ciudades.

- Siempre ha estado fuertemente ligado a la docencia, ¿qué representa en ello campus como el de Guía en el que participa actualmente?

- Ha sido una grata sorpresa porque esto no se da en ningún sitio. El hecho de poder juntarnos un grupo de 30 alumnos de diferentes partes del país y del extranjero ha sido como un oasis, hemos podido poner en común muchas cosas y van a salir proyectos de ecodiseño, paisajismo... con un nivel creativo muy interesante. Por ejemplo estamos trabajando con el Queso de Flor de Guía, y he propuesto un diseño enfocado hacia los niños de la zona para que se habitúen, cuiden el producto y no permitan que desaparezca.

* Iván Merino Raya Diseñador y profesor de ecodiseño