La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria acaba de incorporar una atractivo más para sus visitantes y los propios habitantes de la capital grancanaria: la Ruta del Vino.

Seis bodegas, algunas de ellas con dos siglos de vida, son los mojones de este camino vitivinícola que se asienta en los terrenos volcánicos de la montaña de Tafira, a los pies de la Caldera de Bandama, y el Monte Lentiscal.

Con esta iniciativa, el ayuntamiento de la capital grancanaria pretende impulsar el sector bodeguero que existe en los límites de la ciudad atlántica, la más habitada del archipiélago canario.

Los vinos de Las Palmas de Gran Canaria forman parte de la denominación Vinos de Gran Canaria. En la actualidad existen ocho Denominaciones de Origen de vinos de Canarias: Lanzarote, El Hierro, La Palma y, en Tenerife, las de Abona, Tacoronte-Acentejo, Valle del Güimar, Valle de la Orotava e Icoden-Daute-Isora.

Durante la presentación de la ruta, el concejal de Turismo del ayuntamiento de la capital, Aday Ruiz, pidió a los ciudadanos que se animen a descubrir los vinos de Las Palmas de Gran Canaria y aseguró que a partir de ahora en todos los actos oficiales del consistorio habrá siempre una botella de una marca de la ciudad.

El presidente del Consejo Regulador de Denominación de Origen de Gran Canaria, Laureano Roca, aseguró que todas las botellas con esta etiqueta tienen garantizada su calidad, al tiempo que recordó que algunos caldos de la ciudad han obtenido ya importantes galardones.

El cultivo de los vinos en Gran Canaria fue introducido por los europeos en el siglo XV y en la actualidad se cultivan una variedad de tintos con uvas listán negro, megramoll y tintilla, y de blancos con listán blanca, malvasía y moscatel.